Gracias a las convicciones democráticas del Diario Extra, en el campo del respeto a la Libre Expresión, ANEP publica, semanalmente, en días miércoles, esta columna.
_________________________________________________________
No creemos que sea el temor a la protesta airada de jóvenes estudiantes universitarios, lo que hace ahora al mandatario exhibir una enorme seguridad en torno a sí mismo. Es algo más profundo.
Seguramente el Presidente Arias tiene presente, un día sí y otro también, que nadie ha olvidado como fue que se le abrió el camino para ser candidato presidencial, violentándose la Constitución Política con la complicidad de la alta magistratura constitucional.
Seguramente el Presidente Arias tiene presente, un día sí y otro también, que al entregarse él a los grandes grupos de la oligarquía económico-financiera, enemigos históricos del otrora socialdemócrata Partido Liberación Nacional, le cabe una gran culpa por la prostitución política del partido que fundó Don Pepe, cuyo centenario de nacimiento estamos celebrando en estos días.
Seguramente el Presidente Arias tiene presente, un día sí y otro también, que su legitimidad es precaria, pues en realidad solamente uno de cada tres electores votó por él. Es decir, dos tercios de la ciudadanía no creen en él.
Seguramente el Presidente Arias tiene presente, un día sí y otro también, que casi pierde las elecciones presidenciales de febrero anterior, pese a la multimillonaria inversión financiera de su campaña, a la vergonzosa manipulación de varias encuestadoras privadas y al descarado apoyo mediático de la “gran prensa” neoliberal. Todo esto minó su credibilidad.
Seguramente el Presidente Arias tiene presente, un día sí y otro también, que las elecciones presidenciales de febrero fueron las más polémicas desde los acontecimientos de 1948; y que, según la última encuesta de la Escuela de Matemática de la Universidad de Costa Rica, casi un 30 % de la población está convencida de que hubo fraude en esas elecciones.
Seguramente el Presidente Arias tiene presente, un día sí y otro también, que la oposición a “su” TLC es cada vez más creciente; que cada día que pasa sin aprobarse, la verdad sale a flote; que quienes nos oponemos hemos ganado ya la batalla de las ideas, la de la lucha del pensamiento, la pelea argumental y, por fin, el corazón noble y la mente inteligente de las grandes mayorías ciudadanas.
El Presidente Arias tiene medio. El autismo político en que se encuentra, le está llevando a una paranoia política y en esa actitud va camino hacia la confrontación con la ciudadanía, desnaturalizando la esencia de su Premio Nóbel de la Paz y poniendo en peligro, según nos indican algunas fuentes, su máximo ideal antes de irse de este mundo: ser Secretario General de la ONU.
“El que la debe, la teme”, dice el sabio refrán popular. Ahora que ya está comprobado, según la encuesta indicada, que el 72 % de la población costarricense tiene claro que el TLC del Presidente Arias sólo beneficiará a Estados Unidos; que el 58 % opina que debería renegociarse; y que el 65 % sabe que la prensa está descaradamente a favor de ese TLC, manipulando sin asomo de ética alguna la información al respecto; pues claro que se debe tener miedo, como para rodearse de muchos guardaespaldas y policías.
Pese a ostentar el Nóbel de la Paz, quien promueve la confrontación es él; pero equivocado está. Nosotros y muchos otros, miles y miles que estamos con el concepto del Referéndum de la Calle, somos pacificistas, somos civilistas, rechazamos la violencia, estamos por la paz y resistiremos hasta las últimas consecuencias ese TLC, bajo nuestra particular idiosincrasia costarricense.