“Para mi el trabajo decente es aquel que le da al trabajador un salario que le alcance para consumir“. Con esas palabras definió el representante de las Cámaras Patronales lo que la oligarquía piensa que es un trabajo decente y digno. El señor Numa Estrada Zúñiga, miembro de UCCAEP, fue uno de los participantes del Foro sobre Trabajo Decente que se realizó el 7 de octubre en las instalaciones de la ANDE, convocado por el Movimiento Social y Sindical.
Además del representante patronal, participaron de la actividad dos trabajadores del Ministerio de Trabajo, el señor Adolfo Ciudad Reynaud, representante de la OIT y quien moderó el foro, además de Edgar Morales Quesada por la CSJMP y Dennis Cabezas Badilla de CUSIMA, ambos conocidos miembros del sindicalismo nacional.
La visión del sindicalismo sobre el trabajo decente difiere mucho de la escueta y mercantil visión del señor Estrada. Edgar Morales, que además es el Secretario General Adjunto de la ANEP, hizo una profunda exposición sobre la visión de la clase trabajadora de lo que debe ser el trabajo digno y decente; como aquí en Costa Rica no existe la libertad sindical, y sin ella no puede ser decente un empleo. De los estragos del neoliberalismo y su forma de ver el mundo, corrosivo, depredador, lo cual también hace q ningún trabajo sea digno en esas condiciones.
Edgar Morales Quesada, CSJMP
Este foro formó parte de una serie de actividades que se realizaron en toda América Central para celebrar la Jornada Mundial por el Trabajo Decente. Además que se enmarcó en esta fecha tan importante (7 de octubre) para el movimiento social costarricense, donde se cumplía un año de la lucha social por derrotar al neoliberalismo criollo en el referendum por el TLC, que en realidad se transformó en un Fraudurendum por todas las artimañas y chorizos que realizaron para poder pasar el nefasto TLC.
La actividad fue convocada por CMTC, CTRN, CUSIMA, FIT-ICE y la Central Social Juanito Mora Porras.
Contra la corrupción
Finalizado el foro todos y todas, menos el representante “empresarial”, se dirigieron hacia el Parque Central de San José en donde se realizaba una concentración de protesta contra el alto costo de la vida y contra la corrupción.
Hoy 7 de octubre, hace un año, se realizó el primer Referéndum en Costa Rica. Se suponía que el pueblo costarricense tendría la oportunidad de decidir sobre un proyecto neoliberal de nefastas consecuencias, el TLC.
Lo que parecía ser un proceso democrático de consulta popular terminó siendo un absoluto fraude que quedó marcado en los libros de historia de nuestro país como una mancha.
Cientos de hombres y mujeres, de diversas organizaciones se hisiceron presentes, tomando su tiempo de almuerzo, en medio de un día de jornada laboral.
Música, cimarronas, payasos y verdaderos artistas nacionales, aportaron alegría a un evento que hacía recordar una herida que duele a la Patria.
Cientos de hombres y mujeres valientes mantienen viva la llama de la esperanza y la lucha por nuestra Patria.
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Apoyamos el Llamamiento que a nivel internacional se realiza por “Trabajo decente para una vida decente”.
Llamamiento a la Acción: Trabajo Decente para una Vida Decente
El auge económico mundial no ha tenido necesariamente como efecto una mejora en el nivel de vida de la mayoría de la población en el mundo.
Además de un desempleo declarado significativo, muchos están subempleados o no cobran lo que les correspondería por el trabajo realizado. La mitad de la fuerza laboral mundial gana menos de US$2 al día. 12,3 millones de hombres y mujeres trabajan en condiciones de esclavitud. 200 millones de niños menores de 15 años trabajan en lugar de asistir a la escuela. 2,2 millones de personas mueren a causa de accidentes y enfermedades laborales cada año. La gente en países desarrollados y en desarrollo trabaja más por menos dinero, y cada vez son más las personas – mayoritariamente mujeres – que se ven obligadas a ganarse la vida en la denominada economía informal, sin protección social alguna ni derechos y con empleos precarios. Entre tanto, las empresas utilizan la amenaza de la subcontratación para reducir los salarios y eliminar ciertos derechos que costó mucho ganarse, como el derecho a la negociación colectiva y a la huelga. Los sindicalistas que combaten esta tendencia son despedidos, amenazados, encarcelados o incluso asesinados.
Sólo un sistema internacional basado en la solidaridad y el respeto de los derechos de la persona, consagrados en los convenios de Naciones Unidas y de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) puede poner fin a estas tendencias. Exhortamos a nuestros gobiernos a que firmen estos convenios, los apliquen de forma urgente y sitúen el trabajo decente como un elemento central de sus políticas.
En julio de 2006, los gobiernos miembros del Consejo Económico y Social de la ONU adoptaron una Declaración Ministerial cuyo primer artículo indica que: “Estamos convencidos de la urgente necesidad de crear un entorno a escala nacional e internacional que propicie el logro del empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos como base del desarrollo sostenible”. Este llamamiento debe ir acompañado por la ratificación e implementación de las normas de la OIT, al tiempo que las agencias internacionales utilizan la nueva Guía Práctica de la ONU para la incorporación sistemática del empleo y el trabajo decente, como primer paso para fomentar una mayor coherencia política y convergencia para cumplir la promesa de Trabajo Decente para Todos.
Hay que empezar a cumplir estas promesas de inmediato.
Pensamos que el trabajo decente es un elemento esencial para erradicar la pobreza, mejorar las vidas de hombres y mujeres y permitir que las gentes vivan en paz y dignidad. Instamos por tanto urgentemente a los responsables políticos a:
1. Trabajo decente: Reafirmar la contribución de unos empleos estables y de calidad para el logro de una economía saludable y comunidades justas y equitativas, implementando estrategias inclusivas para un empleo pleno y productivo, incluso para aquellos que trabajan actualmente en la denominada economía informal y que necesitan derechos y justicia para defender sus intereses. Toda persona tiene derecho a trabajar, a unas buenas condiciones de trabajo, y a obtener ingresos suficientes para cubrir sus necesidades económicas, sociales y familiares básicas, un derecho que debería reforzarse mediante la aportación de salarios dignos y adecuados.
2. Derechos: Los derechos de los trabajadores/as a formar y afiliarse a sindicatos y a negociar colectivamente con su empleador son fundamentales para lograr el trabajo decente, y todas las organizaciones internacionales, los gobiernos y las empresas han de cumplir sus responsabilidades respetando los derechos humanos de los trabajadores y trabajadoras.
3. Protección social: Reforzar y ampliar la cobertura de la protección social garantizando el acceso a la seguridad social, las pensiones, las prestaciones de desempleo, la protección de la maternidad y los servicios sanitarios para todos. Cualquiera debería tener acceso a estos beneficios, incluyendo los trabajadores/as en la denominada economía informal.
4. Comercio: Cambiar las normas comerciales injustas y asegurarse de que los acuerdos comerciales se utilicen como un instrumento para lograr el trabajo decente, el desarrollo sostenible y el empoderamiento de los trabajadores, las mujeres, los desempleados y los pobres en todo el mundo. Deben incluirse en los acuerdos comerciales mecanismos vinculantes para la promoción y el reforzamiento del trabajo decente, incluyendo una referencia a las normas fundamentales del trabajo. Los gobiernos deben dejar de concertar acuerdos comerciales que perjudiquen a los pobres, creen desempleo y conduzcan a la explotación. Las reivindicaciones de las organizaciones de trabajadores/as y del resto de la sociedad civil deben ser escuchadas.
5. Deuda: Asegurarse de que las prioridades de las instituciones financieras internacionales incorporen preocupaciones sociales y medioambientales. Particularmente debe ponerse fin a las condiciones vinculadas a los créditos y al alivio de la deuda, que obligan a los países a desregular los mercados laborales, reducir el gasto público y privatizar servicios públicos a costa del acceso y la calidad de los mismos. Todos los proyectos financiados por estas instituciones tienen que respetar las normas fundamentales del trabajo en su implementación.
6. Ayuda: Asegurarse de que los gobiernos cumplan su compromiso de incrementar el nivel de ayuda oficial al desarrollo de los países ricos hasta que represente al menos el 0,7% del PIB. Una adecuada financiación para el desarrollo resulta esencial si queremos alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU.
7. Migración: Asegurarse de que los trabajadores/as migrantes no sean explotados y que disfruten de los mismos derechos que el resto de los trabajadores/as, ratificando los Convenios de la OIT relevantes y la Convención Internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y sus familias.