El viaje del Presidente Monge

Mediante, la denominada “operación verdad”, buscaría conseguir adicionalmente, ayuda económica para el país.
El Presidente en ejercicio, Fait Lizano, ante la ausencia del mandatario, tendría muchas sorpresas.

El sindicalismo costarricense cupular, representado entonces por las cuatro centrales: CATD, CCTD, CUT y CTC, habían elevado a la primera magistratura, un pliego de peticiones que abarcó los principales problemas de los trabajadores y del pueblo costarricense. Con amenaza de paro incluida.

Por otra parte, los trabajadores bananeros de la_ “United Brands“_, en Golfito, inquietaban a la burocracia de la transnacional con sus peticiones. Fue el inicio de lo que sería una prolongada huelga de 72 días en la zona sur del país.

Igualmente, era perturbado el ambiente laboral en la zona bananera de Río Frío.

Además, líderes de la lucha contra el tarifario eléctrico, que exitosamente organizaron al país en 1983, replantearon sus nuevas demandas.
Para colmo de males, e irritación en Casa Presidencial; estremeció el entorno en esos días el atentado terrorista de la_ “Penca“_, que cobró vidas humanas e hirió de gravedad a trabajadores de la prensa nacional y extranjera.

El atentado tuvo como objetivo a Pastora, el ambivalente comandante nicaragüense y a su Estado mayor.

El Presidente Monge que estaba en Madrid, España, recibió la noticia “perdió los estribos; primero dijo que era obra de los sandinistas, luego dijo que detuvieran a Pastora, luego ordenó que no lo detuvieran. Naturalmente el acto terrorista subrayó algo que Monge quería ocultar, la utilización que hacen los mercenarios del territorio costarricense, como lo citó el periódico Libertad.

¡Vaya lío para Monge! En efecto, el mandatario costarricense, tenía que demostrar al mundo la validez de su proclama de “Neutralidad perpetua y no armada “, anunciada con bombos y platillos solo meses atrás.
En medio de aquel zipizape, la ANEP, iniciaba el 25 de mayo de l984, un paro de labores con dos mil trabajadores del Sistema Penitenciario Nacional, luego otro, el 31 de mayo para exigir el pago de la escala salarial adeudada a esos funcionarios, desde el año 1983.

Estos movimientos de paro y protesta, alentarán a la Organización y sus trabajadores y trabajadoras del Sistema de Seguridad a una nueva lucha: la huelga de Adaptación Social., que inicio el día 18 y culminó nueve días después el 26 de junio.

Una huelga violentada y reprimida. Un movimiento en el corazón de la seguridad del Estado. Una huelga sin precedentes, que desgarró de un zarpazo, el aparente e incólume edificio concertado entre la Administración Monge y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El movimiento conquistó el derecho a la Escala salarial de los funcionarios, y las anualidades correspondientes al salario base, además el reconocimiento de 800 colones por concepto de Riesgo policial, y la gestión de la Administración para incluir, mediante norma presupuestaria el beneficio del Sistema de pensiones del Registro Nacional a todos los funcionarios de Adaptación Social.

En la prolongada ausencia del Presidente Monge, es probable que tuvo muchos dolores de cabeza, por los acontecimientos en el país.
Por las andanzas del grupo Arde y la CIA en la frontera norte, por las exigencias del sindicalismo convergente y unitario.

Pero fue talvez, la afectación mayor, fue como la ANEP y los trabajadores de Adaptación Social, se atrevieron a violentar en una huelga de nueve días, la sacrosanta negociación con la Banca acreedora del FMI, y trastocar el no reconocimiento de pluses salariales para los funcionarios del sector público.

De ahí, que la represión no se hizo esperar. Cárcel para más de medio centenar de huelguistas, tanto hombres como mujeres el día 22 de junio, elevación a juicio de otra tanto por los oprobiosos artículos 333 y 334 del Código Penal.

En ambos sucesos, la ANEP y los trabajadores salieron airosos, gracias a la conducción política y destreza jurídica de Mario Blanco Vado y Ligia Arce, abogados de la ANEP.

En el proceso de la huelga, fue también valioso la intermediación de 28 diputados que pedían la negociación y la oportuna participación de Monseñor Arrieta como jerarca de la Iglesia Católica de San José.

El día 26 de junio se conmemora el XXV aniversario de la finalización de esta huelga emblemática de la Anep.

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