Este día recordamos el trágico 8 de marzo de 1857, en el que las obreras textiles de Nueva York salieron a las calles para protestar contra las pésimas condiciones de trabajo y los salarios miserables. Al volver, reunidas en el interior de la fábrica, fueron sorprendidas por un acto criminal de los patrones, que dieron la orden de incendiar el local. El resultado fue la muerte de 129 trabajadoras, cuyos cuerpos quedaron carbonizados. Han pasado más de 150 años desde ese terrible crimen, y hoy en conmemoración del Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras es necesario preguntarnos ¿cuánto han cambiado las condiciones para nosotras?
Hoy, seguimos siendo miles las mujeres que en nuestro país somos víctimas de la violencia, no solo en nuestros hogares sino también en nuestros trabajos, que somos perseguidas por nuestra participación política, que sufrimos de discriminación salarial o de acoso sexual. Junto a esto, son más de 80.000 mujeres las que no logran acceder al mercado laboral debido a responsabilidades con el cuido de sus hijos, hijas, personas con discapacidad y adultas mayores.
Ante esta situación, el nuevo gobierno nos promete el incremento de un 25% en la cobertura de los CEN-CINAI, sin embargo es este el mismo partido que según el Estado de la Nación, en la actual administración Arias incrementó el servicio para apenas 80 niños y niñas más, a pesar de haber prometido una ampliación para 5.000 niños (citado en La Nación, 2010 ). Es este el partido que ha defendido un modelo de sociedad que atenta contra los sectores más empobrecidos y contra la clase trabajadora en concreto, y que durante varios años su principal proyecto fue la aprobación del Tratado de Libre Comercio que tanta pobreza genera a nuestro país y que nos afecta especialmente a las mujeres.
Sin embargo, ante los ataques y la ofensiva de un sistema cada vez más injusto, las mujeres seguimos resistiendo. Hemos sido miles en la defensa de las convenciones colectivas, en la defensa de nuestros empleos y nuestros salarios que se han visto tan vilmente amenazados bajo el pretexto de la crisis.
Por eso, este 8 de marzo, nuestra lucha continúa. Es el momento para seguir luchando, para organizarnos desde nuestros sindicatos y nuestras seccionales, para que desde estos espacios se asuma de lleno la defensa de los derechos de nosotras, las mujeres de la clase trabajadora, en contra de la violencia y el acoso sexual hacia nosotras, por la exigencia de centros de cuido en los sitios de trabajo y por la igualdad salarial, porque la defensa de nuestros derechos como mujeres trabajadoras es la lucha de la clase trabajadora en su conjunto.
1- Mata, A. (2010). Un tercio de los niños del país viven en condición de pobreza. La Nación 24 de enero de 2010, p. 6A.