La oligarquía neoliberal, dirigida desde el sector financiero y con asiento directo en el Ministerio de la Presidencia, sabe que se está jugando su último chance para apropiarse de los bienes públicos de mayor potencial de rentabilidad, luego de poco más de veinte años de intentos fracasados.
Se está jugando con fuego. Poco a poco el derecho de rebelión, legítimamente consagrado en el Derecho Internacional, va adquiriendo mayores grados de legitimidad.
La intimidación, la violencia, las poses autoritarias, el exhibicionismo policial y la represión abierta, son las únicas armas disponibles para un gobierno que tiene una legitimidad precaria desde su origen, amén de que solamente 1 de cada 4 costarricenses creyó en su prédica neoliberal de campaña.
Más temprano que tarde, una ciudadanía cada vez más conciente, actuando en medio de su gran diversidad organizativa, llevará a su máxima expresión el ejercicio de la Democracia de la Calle; desplegando con profundo brío pacifista, el Referéndum de la Calle, como el mecanismo más idóneo de derrota para los usurpadores del poder.
San José, 28 de setiembre de 2006.