Historia de la ANEP

Historia de la ANEP La desestructuración del Estado costarricense y la provisión de servicios que el mismo brinda a la población, a través de esquemas no tradicionales, como las distintas formas de privatización; indicaron la necesidad para la ANEP de mantenerse como alternativa de organización sindical pese al surgimiento de tales cambios. De la misma forma, se argumentó (entre otros […]


Historia de la ANEP

La desestructuración del Estado costarricense y la provisión de servicios que el mismo brinda a la población, a través de esquemas no tradicionales, como las distintas formas de privatización; indicaron la necesidad para la ANEP de mantenerse como alternativa de organización sindical pese al surgimiento de tales cambios. De la misma forma, se argumentó (entre otros aspectos), la necesidad de aportar en la construcción de organización sindical en el sector privado, con base en su casi inexistencia por diversos motivos (entre ellos, la represión patronal).

La sigla ANEP

La Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), se fundó en 1958 y durante sus primeros cuarenta años de vida, hasta 1998, sólo agrupó en su seno a trabajadores y trabajadoras de los distintos segmentos de la Administración Pública del país.

En 1998 se estableció su apertura al Sector Privado de la economía, como parte de una estrategia para adecuarse a los cambios estructurales ocurridos en la sociedad, producto de la implantación en el país del modelo neoliberal de desarrollo.

La desestructuración del Estado costarricense y la provisión de servicios que el mismo brinda a la población, a través de esquemas no tradicionales, como las distintas formas de privatización; indicaron la necesidad para la ANEP de mantenerse como alternativa de organización sindical pese al surgimiento de tales cambios. De la misma forma, se argumentó (entre otros aspectos), la necesidad de aportar en la construcción de organización sindical en el sector privado, con base en su casi inexistencia por diversos motivos (entre ellos, la represión patronal).

Es así como en ese año 1998, la asamblea general correspondiente, acordó la respectiva modificación estatutaria y nuestro sindicato pasó a denominarse como “Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados”, sin modificar su sigla tradicional de cuatro letras, es decir, A N E P, rechazándose la tesis de adicionar una segunda letra “p” a la sigla histórica, ya muy posicionada en el espectro sociopolítico de la realidad costarricense, así como en el escenario sindical internacional.

Tipología de la Organización

A) En el plano jurídico (organización sindical de primer grado)

La ANEP es, de conformidad con el ordenamiento jurídico costarricense en materia laboral, una organización sindical de primer grado; es decir, aquella agrupación cuyos socios y cuyas socias tienen una membresía directa, producto de su afiliación voluntaria, mediando el pago de una cotización mensual deducible de su salario.

En tal condición, la ANEP tiene sustento en tres vertientes de legislación:

1. Los artículos números 25 (libertad de asociación) y 60 (libertad de organización sindical), de la Constitución Política de Costa Rica.

2. El Código de Trabajo, en su Título V De Las Organizaciones Sociales, con sus artículos del 332 al 370.

3. La legislación internacional en dos ámbitos: a) Los tratados universales y americanos en materia de Derechos Humanos; y, b) la normativa establecida por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

B) En el plano de la actividad práctica (organización sindical de segundo grado):

En cuanto a su funcionamiento cotidiano, la ANEP se expresa como un conjunto de entidades sindicales de distinto nivel organizativo, que actúan en diversas espacios institucionales de la Administración Pública del país y, aunque de manera sumamente incipiente, del Sector Privado.

Se trata de una cuasifederación de sindicatos (en este caso de seccionales institucionales, representaciones individuales bajo el sistema de delegados, comités regionales), que bajo la sigla ANEP, abordan las problemáticas sectoriales y particulares; pero que cuando la coyuntura lo amerita, actúan coordinamente bajo temáticas y convocatorias de orden nacional.

A su vez, la ANEP es socia de una entidad sindical de segundo grado, establecida de pleno derecho según el ordenamiento jurídico vigente, denominada “Federación Nacional de Trabajadores de los Servicios Públicos”; en la cual comparte una alianza estratégica con agrupaciones laborales de su misma naturaleza jurídica, es decir, entidades de primer grado.

C) En el plano socio-político (organización sindical de tercer grado):

La dinámica política de la ANEP es tal que en los distintos niveles del quehacer sociopolítico del país, se le conceptúa como una central sindical (organización sindical de tercer grado); actuando en los mismos escenarios que las denominadas confederaciones. Por ejemplo, la ANEP tiene escaños en el Consejo Nacional de Salarios (órgano que por ley define la política salarial en el Sector Privado de la economía); y en el Consejo Superior de Trabajo (órgano de abordaje de políticas laborales globales, al amparo de la filosofía del tripartismo promocionada por la Organización Internacional del Trabajo OIT).

Para entidades empresariales, académicas, periodísticas, eclesiales, estudiantiles, agropecuarias, ONG’s, entidades sindicales internacionales, etc.; la ANEP es una central sindical, distinta de las tradicionales que invocan para sí las ideologías socialdemócrata, socialcristiana e incluso, socialista.

La ANEP dentro de la sociedad civil

Nuestra organización ha logrado una articulación importante, en la combinación necesaria de su natural actividad gremial, con su responsabilidad cívica con el desarrollo nacional.

Uno de los ejemplos más notorios del trabajo de la ANEP en esta dirección, es el que tiene que ver con su constante actividad de denuncia de conductas impropias de los jerarcas públicos, cuando éstas incurren en prácticas de gestión reñidas con la ética, que atropellan el ordenamiento jurídico, que dilapidan los recursos públicos, con abusos de poder y con flagrantes comportamientos corruptos.

A modo de ejemplo, uno de los casos de mayor impacto en los últimos años fue la denuncia, en diciembre de 1998, del incremento del salario del Presidente de la República, el entonces mandatario Miguel Angel Rodríguez Echeverría; quien se duplicó el monto de su remuneración mensual, pasando de 3 a 6 millones de colones. El impacto de tal denuncia lo obligó a realizar una cadena de radio y televisión para retractarse de tal decisión. En cuanto organización sindical que vela por la protección de los derechos económicos y sociales de la clase trabajadora que constituye su membresía, la ANEP ha logrado posicionarse como entidad actora político-social de primera línea; expresando de distintas formas, en diferentes ocasiones, por diversos medios y ante los más disímiles escenarios, la visión de país que tenemos.

En los últimos tiempos esa visión de país ha venido construyéndose de manera compartida, a partir de un proceso de acercamiento con otros actores sociales, más allá de los sindicales, tales como los ecologistas, los movimientos de mujeres, agrupaciones campesinas, sectores estudiantiles, organizaciones no gubernamentales de proyección social, centros académicos y otras entidades.

Particularmente, destaca al esfuerzo en la generación de un marco conceptual compartido sobre la visión futura del país, construido en conjunto con uno de los sectores empresariales más importantes, el gremio exportador.

En este caso estamos hablando del proceso “La propuesta de los sectores productivos: Costa Rica hacia la Tercera República, Los Desafios Nacionales de cara al Siglo XXI”. Se conjunta aquí una visión diagnóstica compartida en los campos político, económico y social; un conjunto de principios orientadores y una enumeración de desafios si queremos que el país transite por un sendero de inclusión, de justicia social, de equidad tributaria y redistributiva del ingreso nacional.

Este amplio conjunto de características del trabajo de la ANEP le han ganado una gran respetabilidad ciudadana, lo cual se refleja, entre otros aspectos, en el hecho de ser la agrupación sindical de mayor presencia en los medios de comunicación colectiva. A la ANEP de hoy se le considera fuente generadora y formadora de opinión pública, logrando diferenciarse de un conglomerado sindical que, con honrosas excepciones, se mantiene desprestigiado y con reducida capacidad de incidencia.

La opinión de la ANEP es fuente de obligada consulta para muchos medios de prensa, los cuales valoran la posición de principios de la organización con respecto a la causa de la defensa de los derechos de la clase trabajadora; su conducta transparente, como organización honesta, seria, responsable y propositiva; así como su compromiso militante con la denuncia de los actos de corrupción en la Administración Pública.

Paralelamente, el estamento dirigente del país, conocido como la clase política, agrupada en los distintos partidos y con funciones de alto nivel jerárquico en los diversos niveles del poder gubernamental; toman muy en serio las opiniones de la ANEP, aunque no las compartan en no pocas ocasiones.

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