Ahora, una empresa transnacional multimillonaria, que organizó un evento musical con el señor Pavarotti, el cual presumiblemente, le arrojó jugosas ganancias; recibirá del ICT, ni más ni menos que 42 millones de colones extras, sin que el pueblo costarricense, dueño de esos recursos, reciba nada. Pero esto no es un hecho aislado, es el producto de muchos años de irresponsabilidad de gobierno tras gobierno, en el manejo de la Institución rectora del turismo nacional. Son muchas las circunstancias que se aúnan para que se den cosas como estas. Por ejemplo:
* La existencia de una Junta Directiva no representativa de los verdaderos intereses del sector turístico (pero no sólo de CANATUR, sino de todo el sector turístico);
* Una gerencia que desde hace muchos años no es ejercida en su carácter eminentemente administrativo, motivo por el cual se ha producido un descuido formidable de los asuntos delicados, tal como el que es motivo hoy de escándalo público.
* El nombramiento de múltiples ministros o presidentes ejecutivos (5 en los últimos 6 años), lo cual demuestra el profundo menosprecio de los diferentes gobiernos hacia la industria turística.
* Una institución en donde prevalece la amenaza permanente de privatizar la Institución, en especial en sus funciones de Promoción, todo con el propósito deliberado de manejar con ligereza los fondos públicos, tal vez con la misma libertad con que se pretende transferir fondos a CREDOMATIC en la actualidad.
* Una profunda incapacidad de manejo institucional, expresado en un proceso de reestructuración que ya lleva casi diez años, de estar pesando como una espada de Damocles sobre los trabajadores y que nunca se realiza.
* Una institución en donde los trabajadores hemos interpuesto una cantidad record de denuncias ante las instancias correspondientes del Estado, contra actos que presumimos atentan contra la legalidad y la ética; pero que nunca encuentran eco en órganos como la Contraloría General de la República, las defensorías, las salas de la corte o el Ministerio Público.
* Un instituto que despilfarra en viajadera de la alta jerarquía y en gastos de promoción injustificables, como el concierto de marras, pero que tiene un terrible déficit de atención a los micro, pequeños y medianos empresarios de este país, que constituyen el 80% de nuestra planta turística.
Todo esto es el producto de la irresponsabilidad de los jerarcas, desde el Presidente de la República hasta la dirección superior del ICT. Y es producto del silencio cómplice de una parte del sector turístico nacional, que no comprende el enorme daño y atraso que estas actitudes provocan; no sólo al pueblo costarricense, sino a las propias empresas turísticas, que son el núcleo fundamental de la actividad económica más importante de nuestro país.
Estamos seguros que tarde o temprano todo lo que hemos denunciado saldrá a flote; y que, tarde o temprano, las personas que han violentado los valores del pueblo costarricense, pagarán por su falta. Lo importante es el rescate de la Institucionalidad del desarrollo turístico, afianzar su representatividad, colocando en los puestos a las personas que realmente deben estar ahí.
Aquí es donde desde hoy hacemos un reclamo urgente al señor Presidente de la República para que intervenga al ICT (como ya se lo hemos pedido a él y al anterior Presidente de la República; y hacemos un reclamo urgente a los precandidatos que ya empiezan a promoverse, para que aquel que logre la silla presidencial, la hora de asignar gente a esta institución lo hagan con responsabilidad.
San José, 6 de febrero del 2004.