Nada más y nada menos que de 20 a 25 mil millones de colones, prácticamente tirados a la basura, mejor dicho al río, al Río San Juan, en lo que podemos denominar como una gran estafa política de una “_emergencia_” nacional que nunca tuvo razón de ser, porque los “_invasores_” del Norte jamás pisarían suelo nacional, “_violentando_” nuestra soberanía.
No es que seamos defensores oficiosos del gobierno sandinista de Nicaragua, pero con cinco o menos dedos de frente, una correcta lectura de la realidad geopolítica regional y continental, y hasta mundial, podía definir como absolutamente inviable que Tiquicia fuera pisoteada por el pueblo heredero del cacique Nicarao, del gran escritor Rubén Darío, del ilustre e inmortal nacionalista Augusto César Sandino.
Desde nuestra niñez recordamos una frase muy usada en nuestros juegos infantiles para traspasar responsabilidades particulares hacia otra persona indeterminada: “_Yo no fui… fue Teté_”. Así es como estamos percibiendo como varias dependencias y funcionarios se tiran la pelota en esto de la “_piñata regalona_” de la trocha norte, mal llamada carretera Juan Rafael Mora Porras. Sí, mal llamada así porque pensamos que es inmoral que el nombre de uno de los costarricenses más emblemáticos, más insignes, más inmortales de toda nuestra historia patria, se haya asociado con la más escandalosa gestión de infraestructura pública jamás vista, donde desde el robo descarado hasta la más vulgar impericia se muestran en toda su plenitud; para ofender la dignidad de miles y de miles de costarricenses que en condiciones de precariedad social, económica y salarial, bien podrían haber aliviado su cruel situación, aunque fuera un poco, si tal cantidad de dinero, tantos millones y millones, no hubiesen sido mal empleados como ya ha quedado en total evidencia.
Entre el Conavi, la CNE, el Ministerio de Hacienda, la Casa Presidencial, el MOPT, la cancillería, el Ministerio de Seguridad, el de la Presidencia, el de Ambiente (Minaet), se pasan la pelota del “_yo no fui… fue Teté_”; sin que se tenga noción directa de nombres precisos y claros, más allá de los dos o tres pillos que se compraron casas y carros lujosos con la plata del pueblo, de la ciudadanía.
El escándalo, a su vez, contiene otros escándalos en su interior. La “_piñata regalona_” de la trocha tuvo también una “_piñatita_” de privilegio: 6 mil millones de colones fueron manejados ¡confidencialmente! Y fueron gastados antes de que se declarara la tal “_emergencia_”. 6 mil millones de colones manejados, seguramente, por una única persona, desde el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi), para la clase de contrataciones de equipo y de maquinaria que, como ya sabemos, generó un camino de tierra, de barro en invierno y de destino final fijo: las aguas del Río San Juan.
Una obra vial que se hizo sin planos, sin estudios, sin previsiones de ninguna especie; ni ambientales, ni ecológicos, ni de nada. Un camino lastreado que, seguramente, habrá que reparar en seis meses o en un año para, nuevamente, sacarle un montón de plata a la gente y para que, otra vez, se la roben descaradamente.
Aparte de los 6 mil millones de colones gastados “_confidencialmente_”, hay otros 2 mil 500 millones también que están en esfera de lo fantasmal: Salieron de la CNE para el ahora tristemente célebre Conavi y, tampoco, se saben en qué fueron gastados. Es decir, de toda la plata gastada, botada, robada, también hay otra plata “_desaparecida_”: ¡8 mil 500 millones de colones! que no sabe adónde fueron a parar.
Por eso es que afirmamos que estamos presenciando el más grande escándalo con finanzas públicas de las últimas administraciones; por eso es que repudiamos que a ese camino lastreado que de seguro ha de terminar barrido por las lluvias en el fondo del Río San Juan, se le ponga el nombre de Juan Rafael Mora Porras; por eso es que el “_yo no fui… fue Teté_”, merece la más enérgica condena ciudadana a la hora de sentar responsabilidades desde lo político hasta lo ejecutivo y penal, pasando por señalar a las personas inescrupulosas del sector privado empresarial que salieron “_premiadas_” con la “_piñata regalona_” de la trocha, alquilando en no pocos casos chunches viejos y maquinaria obsoleta por cifras astronómicas.
Mientras todo esto pasa en la esfera de la “_los y las de arriba_” (que son los menos en nuestra sociedad); a “_los y las de abajo_” (que somos los más), nos tocará pagar semejante estafa vial. ¿Cuándo será el día en que decidamos que todo este relajo debe terminar de una vez por todas?; ¿cuándo será el momento en que decidamos que ya no queremos ser manejados como hasta ahora lo han venido haciendo?… Hasta el último aliento de nuestras vidas hemos de seguir pregonando que ocupamos de una nueva hegemonía para acabar con todo este orden podrido de las cosas vigentes; una nueva hegemonía que, desde abajo, deberá construirse con gente fresca, la que no está contaminada. Seguir soñando es no perder la esperanza.