En varios países de lo que se conoce como la Unión Europea (UE), están ocurriendo profundos procesos de contrarreforma social, de involución en el desarrollo social, de restauración de prácticas de explotación laboral que se creían superadas, de rutas desbocadas hacia la pobreza de las mayorías, especialmente de las capas medias de esas sociedades; y, en contraposición, a la entronización de hegemonías políticas fundamentadas en la concentración más espeluznante de la riqueza en pocos grupos, como jamás las generaciones actuales se lo imaginaron.
En la vieja Europa, en países como Irlanda, Grecia, Portugal, España y hasta Italia, otrora símbolos de países “_desarrollados_”, millones de trabajadores y de trabajadoras, miles de pequeñas y medianas empresas, sufren los efectos de decisiones de política pública basadas en lo más perverso de lo perverso de la ideología neoliberal, la de signo extremista centrada en el poder del capital hegemónico bancario-financiero.
Despidos masivos de personas que laboran para el sector Público, rebajas salariales para las que quedan con la “_suerte_” de quedarse trabajando, elevación sustancial de la edad para pensionarse y rebaja de los montos de las pensiones de quienes ya estaba jubilados; subida enorme del impuesto sobre las ventas (o del impuesto al valor agregado, IVA), rebajas tributarias para las grandes empresas y fortunas; son, entre otras, medidas durísimas que se están tomando en esos países bajo la excusa central de lo que se denomina “_déficit fiscal_”, que no es más que el producto de sistemas tributarios que, de una manera u otra, se centraron en la regresividad y no en progresividad.
¿Quién diría que la Grecia legendaria, esa que dio origen a los Juegos Olímpicos de la era de la antigüedad y que organizara las olimpíadas del 2004, hace solamente ocho años; esté ahora viajando aceleradamente a la pobreza rumbo a una sociedad casi que africana? ¿Quién diría que en España, cuyo fútbol es hoy el hegemónico en el planeta por sus resonados campeonatos, haya ya más de dos millones de personas que deben recibir comida diaria a través de la caridad? ¿Quién diría que la eterna Italia como uno de los patrimonios culturales más ricos de la humanidad, lo está perdiendo porque no le puede dar mantenimiento a raíz de los brutales recortes presupuestarios a la cultura?…
Y así podríamos seguir citando caso por caso, no solamente los de los países citados arriba; sino y lo que es peor, la situación de muchos de los países otrora “_socialistas_” que estaban bajo la órbita de lo que una vez fue la Unión Soviética (la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS).
Desaparecida la URSS, el “_contrapeso_”, el capitalismo neoliberal y su vertiente más extremista, el capitalismo de signo financiero-bancario, ha lanzado su ofensiva más fulminante en contra de los otrora famosos “_Estados del Bienestar_” europeos, los “_welfare states_”, arransando con toda la legislación social que fue construida en esos países luego de la Segunda Guerra Mundial, a modo de “_muro de contención_” para impedir el avance del “_oso soviético_” y sus estados “_colectivistas_”.
Completamente desprestigiado ese tipo de “_socialismo_” a la soviética, la izquierda hoy añeja que lo sostenía se quedó reducida a su mínima expresión y entre otras razones, ello explica por qué no levanta cabeza en esos países europeos pese al esclavismo del capitalismo neoliberal financiero-bancario. Los pueblos europeos agobiados por ello no muestran signos de rebelión estratégica porque, al parecer, no convencen esas izquierdas que sistemáticamente fueron amoldadas a los “_welfare states_”.
Por el contrario (y sin considerar el profundo significado histórico de la experiencia de nuestra querida Cuba, porque es de otra naturaleza); debemos mirar con profundo respeto y con gran interés, los procesos sociopolíticos que se están dando en varias naciones hermanas latinoamericanas de la América del Sur; las cuales muestran experiencias de integración social, de participación ciudadana profunda, de construcción de nuevas hegemonías, de potenciación de las diversidades de distinta naturaleza (étnicas, por ejemplo), de reconciliación estratégica con la Naturaleza; entre otras variables que nos hablan de lo posible que puede ser el vivir “_otra izquierda_”, relegitimando que la validez de los principios socialistas por una sociedad de profundo humanismo, están sujetos a la superación de los hegemonismos, de los sectarismos de toda laya, de los mesianismos, de los totalitarismos ideológicos; y, de que es posible una confluencia estratégica de diseño e implementación de políticas públicas que centradas en el bien común, propicien la integración y la cohesión sociales.
La horda capitalista neoliberal del extremismo bancario-financiero, hoy desbocada por muchos de los países de la Unión Europea, que está arrasando con toda clase de derechos de los respectivos pueblos trabajadores, en un soberano fracaso desde el punto de vista del desafío de construir sociedades de integración social. Igualmente como fracaso fue construir sociedades de integración social con base en compulsiones totalitaristas tipo “_soviético_”. ¿Qué queda? ¿Cuál es la alternativa? ¿Hay puntos intermedios? Nosotros preferimos mirar a la América del Sur. Ahí están ocurriendo cosas que nos ayudan a buscar respuestas… Y todavía más interesante si nosotros mismos, los y las costarricenses de hoy, miramos hacia lo profundo que nos dejaron quienes nos precedieron en esta querida Patria, Costa Rica.