«La Democracia es hija legítima de la Calle»

Ayer miércoles 5 de julio, y con una gran afluencia de público, se realizó,
en el Instituto Cultural de México, el Foro denominado “Democracia de la calle: ¿Riesgo o perfeccionamiento?” organizado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), la UNICEF y la Fundación Konrad Adenauer.

Tema de gran actualidad que toma mayor trascendencia en el marco de la discusión del Tratado de “Libre” Comercio, TLC.

¿Son las calles un medio de expresión ante el debilitamiento de los mecanismos de manejo de conflictos en Costa Rica?, ¿Son las calles el único medio por el cual las organizaciones sociales hacen sus propuestas o rechazan las planteadas?, ¿Son las calles una muestra de la desigualdad de oportudad entre quienes ostentan el poder y quienes no para hacer valer sus derechos?

Ante estas y otras interrogantes sobre un medio de presión que ha tomado gran fuerza desde el año 2000 con el_ “Combo del ICE”_, los organizadores invitaron a exponer a Albino Vargas, Secretario General de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados, ANEP; Jaime Ordóñez, del Centro de Estudios para el Futuro; Mimi Prado, del Centro Internacional para el Desarrollo Humano y a Rubén Hernández, Especialista en Derecho Constitucional.

Los objetivos propuestos por los organizadores contemplaban explorar el clima político y alternativas viales que existen en el país para lograr conciliar representación, participación y movilización social en el marco institucional del Estado de derecho vigente en nuestro país, además de promover la discusión amplia, pluralista y tolerante sobre la necesidad de realizar ajustes políticos, jurídicos e institucionales que se requieren para el fortalecimiento institucional de la democracia, con la adecuada representación de intereses y demandas de los distintos sectores sociales.

Grandes conquistas y grandes cambios sociales nacieron de las calles

Desde el punto de vista sindical, Albino Vargas, Secretario General de ANEP, planteo la democracia como “hija legítima de la calle” e inició su presentación diciendo que “Comienzo recordando hechos distantes entre sí, en tiempo y espacio, aunque cercanos en motivos y en métodos. La semana entrante, el 14 de julio, Francia celebrará el Día de la Bastilla, conmemorando la quema de la cárcel de París que aunque en 1789 estaba desierta, seguía representando lo peor de la represión absolutista. La Toma de la Bastilla encendió la Revolución Francesa, crisol de la democracia occidental. ¿Adónde se concretó la democracia occidental?… En la calle.”.

Además recordó que “En diciembre de 1989, el entonces Presidente de la República, Dr. Oscar Arias Sánchez, convocó a todos los jefes de Estado y de Gobierno “democráticos” de América, de las tres Américas, a una gran celebración en San José. El motivo era la conmemoración del centenario de la democracia costarricense, la cual –nos dicen los historiadores-, se “salvó” gracias a que la defendieron nuestros abuelos. ¿Adónde la defendieron?… En la calle.”, como ejemplo de las luchas que se han desarrollado en nuestro país, precisamente en las calles, para defender la Patria o contribuir a combatir políticas económico-sociales que afectarían aún más a la población costarricense.

Además puso los ejemplos de Chile, donde los estudiantes se lanzaron a las calles, contra un gobierno socialista (Bachelet), exigiendo una mejor educación pública; el ejemplo de los países de Europa Oriental que derribaron el Muro de Berlin exigiendo la restauración de la democracia parlamentaria y el sucedido recientemente en los Estados Unidos donde millones de latinoamericanos se lanzaron a las calles para evitar medias migratorias descriminatorias y el derribo del muro en construcción entre ese país y México.

Entre otros argumentos, Albino Vargas agregó, “La democracia de la calle y el referéndum de la calle (quizás su mejor instrumento y aunque no con este nombre), son tan viejas como la democracia misma. Más aún, la democracia de la calle es la madre de la democracia, legitimada por incontables experiencias de acciones cívicas populares que, ante un autismo sistemático y sistémico de sus respectivos gobiernos, no tiene otra opción más que la movilización organizada para que esos gobiernos, oigan y escuchen y se comprometan y honren su palabra y, en algunos casos, hasta para que abandonen el ejercicio del poder (recordemos los casos de Ecuador, Bolivia y Argentina).”.

La calle es aliada y no enemiga de las instituciones

“Ahora, ¿qué pasa hoy en Costa Rica? Pues pasan varias cosas. En primer lugar, y aunque crecientemente degradado, vivimos desde hace ya varias décadas, en un modelo de Estado de Derecho o Estado Social de Derecho que, imperfecto y asimétrico, había sido, no obstante, capaz hasta hace poco de canalizar las demandas ciudadanas de manera relativamente eficaz. Tal eficacia de la democracia costarricense no era accidental, pues estaba fundada en un conjunto de entendimientos sociales alcanzados tanto antes como después de una guerra civil (la de 1948), que resultó inevitable para concretarlos.” dijo Vargas y agregó que, “El eje central de los entendimientos que dieron eficacia a la democracia costarricense era (muy a pesar de quienes al ganarla perdieron aquella guerra), la existencia de un Estado benefactor, regulador y solidario e instituciones que, como el Seguro Social y las Garantías Sociales, el Tribunal Supremo de Elecciones, la Contraloría General de la República o el propio sistema bancario nacionalizado, garantizaban grados relativamente amplios de acceso de la gente a la justicia política y económica que antes les había sido negada. Políticamente aquello produjo gobernabilidad y también un modelo de democracia representativa atípico en los países en vías de desarrollo y excepcional en América Latina.”.

El TLC y la calle

Albino vargas fue enfático al asegurar “que temas de trascendencia nacional como es la relativa a la ratificación o no del TLC con los Estados Unidos, sea producto de una decisión compartida con toda la ciudadanía activa por medio de un mecanismo institucional de consulta general como el referéndum. Lo legal es marginal porque si bien es cierto que en asuntos de tratados comerciales la Constitución Política restringe el uso de esa figura (el referéndum), se podría adoptar una ley específica para el caso que nos ocupa.”.

“La decisión política de ratificar o no el TLC es de carácter estratégico y, por tanto, definitoria de país. No debería ser una decisión tomada por parte de 29 ó 38 diputados y diputadas, representantes de una tercera parte de quienes se manifestaron en las urnas que, a su vez, fueron dos terceras parte de la población. Aun presuponiendo que en las pasadas elecciones generales, el voto presidencial en los dos casos más votados, expresaran una adhesión absoluta a las tesis del TLC confrontadas; 18 mil votos de diferencia de la una sobre la otra, no expresan una definición estratégica contundente para resolver sobre semejante desafío. La decisión sobre ratificar o no el TLC debería ser tomada por toda ciudadanía con ejercicio pleno de sus derechos civiles, tal y como la hacen, por ejemplo, las más desarrolladas democracias europeas cuando someten a un referéndum la Unión Europea. Eso sí, tendría que instrumentarse a través de una ley que posibilite un acceso igualitario y equitativo a la comunicación masiva.”, recalcó Abino Vargas.

En fin, dijo el Secretario General de ANEP, “La democracia de la calle surge, en el caso del TLC y en otros casos, porque nuestra institucionalidad ha sido puesta al servicio de una visión de país particular, no general, de una visión que no es la de todos, ni siquiera la de la mayoría. Quienes, con el mismo derecho que nos da el haber nacido ó el habitar en esta tierra, tenemos otra visión de país, tenemos toda la libertad para exigir ser tomados en cuenta, por los medios pacíficos que están a nuestro alcance, cuando y si esta institucionalidad pública, ahora de propiedad particular, insiste en imponerse. ¿Qué mejor muestra que la gala de autoritarismo e imposición que hace hoy la fracción de gobierno en la Comisión de Asuntos Internacionales de la Asamblea Legislativa, cuando, en lugar de argumentar, participa de un ritual y atropella toda posibilidad de debate parlamentario?”

Albino Vargas concluyó su presentación diciendo, “En pocas palabras: lo urgente en Costa Rica hoy es volver a construir los entendimientos, el Pacto Social perdido. Desde las instituciones, desde la calle, con la gente, con ideas, y con real convicción de que queremos un país en el que quepamos todos y todas. Estamos plenamente convencidos de que quien calle a la calle, en las actuales circunstancias nacionales, estaría atentando contra la democracia misma.”

Baje el documento completo, con la presentación de Albino Vargas, en Archivos Adjuntos.

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