El gobierno provisional de izquierdas islandés obtuvo una histórica victoria en las elecciones generales del sábado, en las que los electores castigaron al partido conservador, al que acusan del derrumbe de la economía del país hace siete meses.
El P.S. y el Movimiento Izquierda-Verdes, aliados en el Gobierno interino formado en febrero, obtuvieron una mayoría absoluta de 34 de los 63 escaños del Parlamento, según resultados definitivos de las elecciones legislativas publicados este domingo. Los socialdemócratas obtuvieron un 29,8% (20 escaños) y sus aliados un 21,7% (14 escaños), es decir, una mayoría del 51,5% entre los dos.
La europeísta Johanna Sigurdardottir, de 66 años, la muy popular líder del partido socialdemócrata y primera ministra saliente del gobierno interino, debería ser confirmada en el cargo en los próximos días.
“Ha llegado nuestra hora”, declaró Sigurdardottir provocando un estallido de aplausos. “Estas elecciones serán históricas porque será la primera vez que los partidos de izquierda obtienen la mayoría”, afirmó.
Como estaba previsto, los votantes sancionaron al poderoso Partido de la Independencia (PI, conservador), al que responsabilizan de la hecatombe del sistema bancario a finales de 2008 que puso al país al borde de la quiebra. El PI, que en enero se vio expulsado del gobierno por la crisis económica tras 18 años en el poder, sólo obtuvo un 23,6% (16 escaños), resultado muy inferior a su anterior mínimo histórico (27% de votos en 1987). En 2007, obtuvo un 36,6% de sufragios. Bjarni Benediktsson, presidente del PI, reconoció la derrota de su formación. “Esta vez hemos perdido, (¿)volveremos a ganar en el futuro”, dijo.
Cerca de 228.000 electores de este país insular, situado en medio del Atlántico Norte, estaban habilitados para renovar al Parlamento (Althing) en un escrutinio proporcional a una vuelta.
Los conservadores, en el poder desde 1991, pasaron a la oposición a finales de enero después de varios meses de protestas y manifestaciones inéditas, después de que este país se hundiera la crisis financiera tras años de prosperidad. Frente al desempleo en alza (10% previsto para 2009) y una grave recesión (un 10% de contracción del Producto Interior Bruto estimado en 2009), se produjo el anuncio de las elecciones anticipadas que la población exigía.
La coalición interina saliente partía como favorita. Las dos formaciones indicaron durante la campaña que mantendrían la coalición si ganaban las elecciones, a pesar de sus divergencias respecto a la Unión Europea.
El Partido Ciudadano, formación de izquierdas creada a raíz de las protestas contra el gobierno conservador, hizo su entrada en el Parlamentos con cuatro escaños.
Los socialdemócratas de Sigurdardottir, líder política que asume abiertamente su homosexualidad, hicieron una campaña basada en la necesidad para el país nórdico, cuya moneda ha caído casi un 44% en un año, de ingresar cuanto antes la Unión Europea (UE) y de adoptar el euro. Una postura que su aliado, IV, no comparte, aunque admite la necesidad urgente de abordar esta cuestión, que divide profundamente a los islandeses. Los euroescépticos temen que la adhesión a la UE perjudique la tradicional industria de la pesca.