Durante largos seis años, la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), desarrolló una fuerte lucha contra la privatización del Instituto Costarricense de Puertos del Pacífico (INCOP), el cual este viernes pasará a manos de un consorcio empresarial que incluye a hombres de negocios de nacionalidad colombiana en concurso con políticos-empresarios nacionales.
En esta ardua y valiente lucha contamos con el apoyo decidido de un grupo aguerrido de compañeros sindicalistas del INCOP, quienes abandonaron las filas del sindicalismo totalmente corrupto y podrido que quedó en dicho puerto; la ANEP alzó la bandera que había sido arriada por dirigentes laborales que otrora se decían defensores del proletariado, unos; y otros que habían sido formados bajo los ideales socialdemócratas del Partido Liberación Nacional pero que cuanto éste se prostituyó y abandonó sus ideales, también se prostituyeron con él y hoy andan buscando cargos para seguir succionando recursos públicos.
Un bien público del país como es el muelle de Caldera, pasará a generar riqueza para un pequeño grupo empresarial, a costa del sacrificio de los más pobres, ya que el incremento en las tarifas portuarias encarecerán notablemente alimentos tales como el trigo, frijoles, arroz, maíz, carne de res, cerdo, pollo, lácteos y sus derivados.
Es decir, estos productos subirán sensiblemente de precio en fecha próxima, porque hay que devolverle a los señores colombianos y a sus socios ticos, lo invertido en la privatización del INCOP, vía alzas tarifarias. Ya veremos, por ejemplo, a la empresa monopólica de los derivados de maíz hablando de incrementos en el pan, porque ahora cuesta más desalmacenar el trigo por Caldera.
Al materializarse la privatización del INCOP este viernes 11 de agosto de 2006, ANEP sale de esta lucha con más fuerza moral que nunca. Representamos un sindicalismo transparente, leal a los intereses patrios, completamente comprometidos con los mejores intereses nacionales y de sólidos principios éticos y morales.
No pudieron comprar a la ANEP. No pudieron doblegar a nuestros dirigentes en el INCOP que sintieron sobre sí la intimidación y la amenaza y vieron el desarrollo del cáncer de la corrupción y el degeneramiento político de quienes, alguna vez, fueron sus “maestros” sindicales. La ANEP les rescató de la podredumbre en que cayeron sus mentores de antaño y hoy salen, al igual que la organización, con una sólida moral de lucha y con una trayectoria de honestidad inmensamente valiosa que jamás se compara con el vil metal por el cual se vendió el sindicalismo prostituido del INCOP.
Hoy dejamos profundo agradecimiento a todo el equipo profesional de la ANEP que en el campo político y en el campo jurídico dieron esta batalla. También hemos de reconocer el valioso aporte que en esta lucha dieron diputados y diputadas del cuatrienio anterior (2002-2006), como don Humberto Arce, doña Joyce Zürcher, Martha Zamora, don Rodrigo Alberto Carazo y otros que por insistencia de la ANEP tomaron nota de otro vergonzoso negociazo privado con fondos públicos, incluso, haciéndose interpretaciones antojadizas, cuestionables y poco transparentes del sistema jurídico vigente.
Hemos salido victoriosos en lo sindical, en lo ético, en lo moral y en lo político. Estaremos todos los días del resto de nuestras vidas con nuestra conciencia tranquila. Los que no pueden estar tranquilos son los nuevos dueños del INCOP. ANEP seguirá impulsando y defendiendo el derecho a la sindicalización en ese puerto e insistirá en su lucha hasta restaurarle este patrimonio a la sociedad costarricense.