Completamente lógica. La renuncia del hasta hoy Ministro de Hacienda, don Fernando Herrero Acosta, era esperada por, prácticamente, toda la ciudadanía indignada al saberse que por más de una década sus propias responsabilidades en el campo tributario, fueron evadidas; específicamente en el caso del impuesto a los bienes inmuebles.
Su continuidad en el cargo, pese al clamor popular en su contra, profundizaría las dificultades del Gobierno de la Presidenta Laura Chinchilla Miranda para seguir sosteniendo la necesidad del paquete fiscal que actualmente está en trámite parlamentario y en consulta constitucional. Es más, se puede afirmar que la prédica oficialista por más impuestos perdió enorme credibilidad, prácticamente irrecuperable pese a la salida del indicado ministro de Estado.
Otros colegas de gabinete de la Presidenta Chinchilla, en idéntica situación a la del señor Herrero deben proceder, de inmediato, a valorar sus propias permanencias en el seno de su gobierno, toda vez que la defensa del paquete de impuestos indicado, ha sido una tesis compartida como Poder Ejecutivo.
Valga la oportunidad para indicar que la solución al problema de las finanzas públicas y el supuesto déficit fiscal, pasa por una radical transformación de la política pública en materia de control de la evasión y la morosidad tributarias. Para ello hemos dado una gran cantidad de propuestas que hacen innecesario una nuevo paquete de impuestos; por demás, para ser cargado sobre las espaldas de los que menos tienen.