El pasado viernes 15 de junio del 2007, participé en el XXI Congreso Solidarista, llamado “Pensando en el Futuro con Responsabilidad”.
Desde mi perspectiva, pensamiento y responsabilidad fueron los grandes ausentes.
La Junta directiva del Movimiento Solidarista Costarricense, se dio la potestad de afirmar que los cuatrocientos mil afiliados estamos a favor del TLC, y organizó el congreso como una actividad de adoctrinamiento en pro del tratado.
Las charlas politizadas fueron lo grueso de la actividad, con el claro mensaje de votar a favor del TLC, y apoyadas especialmente en desacreditar a grupos y personas que están en contra del tratado. Por parte del gobierno hablaron Laura Chinchilla, Kevin Casas, Francisco Morales, y el presidente Arias.
Me pareció muy curioso el mensaje de Jacques Sagot, se refirió entre otras cosas a la intolerancia que reina en las universidades públicas, en especial en la UCR y la UNA, con respecto a la discusión sobre el Tratado de Libre Comercio. Lo curioso de esto, es que la charla la impartió minutos después de una espantosa escena de intolerancia que se dio cuando un miembro de la asociación solidarista de la CCSS trató de dar su opinión, contraria al TLC; a este solidarista se le humilló, se le impidió hablar. Con el objetivo de callarlo, un organizador del congreso inicio el coreo de la frase “sí se puede”, seguido de abucheos por parte de participantes de las primeras filas, que consumaron la represión.
Cabe resaltar que no todos los asistentes al congreso apoyaron la censura, considero que una mayoría guardó silencio.
Es curioso cómo estas situaciones de doble discurso se repiten. En el mismo recinto donde se invoca a la tolerancia y la verdad, se reprimen las ideas contrarias con la mayor facilidad, y se miente al afirmar que el solidarismo en pleno apoya el TLC. Qué bueno seria vivir aquella frase: “Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero daría mi vida por defender tu derecho a decirlo”.
La actividad concluyó con las palabras del Presidente de la Republica, quien fundamentó su discurso, en la imposibilidad de conversar con los opositores al TLC, por sus argumentos fantasiosos, y llamó a los solidaristas a votar en bloque a favor del tratado, a cambio de darle rango constitucional al solidarismo.
Creo que si bien el movimiento solidarista está en todo el derecho de asumir una posición, esta debería ser el resultado de un proceso democrático de consulta a los afiliados. Por otra parte, el gobierno tiene derecho a expresar su posición sobre el tratado, pero no considero justo que la estrategia sea deslegitimar a grupos opositores.
Independientemente de la posición sobre el TLC, siento que este congreso fue un irrespeto a los participantes, un agravio al sentido común y a la paciencia, y sobre todo una negación a los valores que pregona el movimiento solidarista de Justicia, Integración, Transparencia, Credibilidad y Confianza.
* Solidarista /
Cédula 3-344-895