Se dice que Lavolpe recibirá un salario, mínimo mensual, de unos ¡32 millones de colones!… y en un país donde 600 mil personas asalariadas ni siquiera gana 200 mil colones al mes; y otras 300 mil apenas alcanzan esa cifra salarial. ¿Qué sentirá ante esto un entrenador nacional con iguales, suficientes y hasta superiores capacidades para un cargo profesional semejante?
No sabemos qué títulos tenga o no tenga el señor Lavolpe, pero sabemos que como entrenador es todo un profesional. Él tendrá, de ser contratado, la dura tarea de dirigir a un grupo de trabajadores de fútbol que aunque la FIFA los denomina como PROFESIONALES, para la Fedefútbol tica apenas podrán ser catalogados como un “TRABAJADOR CALIFICADO”. Con ello pretenden definirle a los trabajadores de este deporte, el fútbol, un salario mínimo de ley, según las competencias en la materia que ostenta el Consejo Nacional de Salarios (CNS), entidad adscrita al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS).
En documento entregado por la Fedefútbol al CNS, se expone textualmente: “5) De esta manera, respaldamos la posición de nuestra Liga Asociada UNAFUT al solicitar que se le asigne a los jugadores profesionales la categoría de “TRABAJADOR CALIFICADO”, pero agregamos que dicha categorización debe tener la particularidad de ser calculada por hora”…
Realmente nos resulta irónico, injusto, insultante y desproporcionada, la paga que supuestamente se le ofrece al señor Lavolpe, mientras que a nuestros futbolistas se les propone paga de “TRABAJADOR CALIFICADO”…y ¡por horas!
Por el contrario, la Asociación de Jugadores Profesionales (Asojupro), apenas propone un salario mínimo de quinientos mil colones, como paga mensual para los trabajadores del fútbol de la primera división.
Esto quiere decir que con los 32 millones de colones, de “salario mínimo”, que se le ofrecen al señor Lavolpe, bien se le puede pagar, en promedio, el salario mínimo a 60 jugadores profesionales conforme a la propuesta de Asojupro. Sea, con esa plata se puede pagar la planilla completa de casi tres equipos de fútbol de la primera división, o bien aportarlos proporcionalmente a aquellos equipos que se quejan de su situación financiera.
O bien, hacer pagos mensuales a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), con el objeto de aliviar la deuda que los clubes tienen con esta importantísima institución; amén de garantizar, como corresponde, los derechos de los trabajadores PROFESIONALES del fútbol a la Seguridad Social. No hay duda alguna. El avance de la desigualdad social en Costa Rica es de tal magnitud que hasta en nuestro fútbol, pasión de masas, se expresa con toda crueldad. Edgar Morales Quesada, compañero de labores, nos aportó para este artículo.