Tutela de los Derechos Humanos y el respeto al Derecho internacional
Los Estados Unidos de América, primera potencia económica y militar del planeta, ha venido menospreciando, sistemáticamente, el imperio de la Ley y del Derecho Internacional. La monstruosa violación a la Carta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), agrediendo e invadiendo a Irak, basándose en la mentira más burda (como ya ha quedado más que demostrado); así como su menosprecio a someterse a los preceptos de la recién creada Corte Penal Internacional (dentro de la cual una distinguida costarricense, la Licda. Elizabeth Odio Benito, es una de sus juezas); dan muestra más que clara que el respeto al Derecho Internacional y, por tanto, a la protección de los Derechos Humanos, es un asunto de tercer orden para dicho país.
Igualmente grave es la posición estadounidense contraria a evitar el incremento en el deterioro del entorno y la destrucción de la capa de ozono, negándose a aceptar la validez jurídica del denominado Protocolo de Kyoto.
Al día de hoy, cuando ya es más que notorio el papel jugado por los Estados Unidos de América en la instauración de las salvajes dictaduras del cono sur latinoamericano, con sus dolorosas secuelas de asesinatos políticos, desapariciones, exilio forzoso y violación atroz del Estado de Derecho; ningún ciudadano responsable de ese país, involucrado en tales situaciones, ha podido ser juzgado por los tribunales internacionales, como por ejemplo, el Exsecretario de Estado, Henry Kissinger.
Estado de derecho y tradición jurídica costarricenses
El fuerte desarrollo de la ciencia jurídica en Costa Rica, dada su arraigada tradición civilista de Estado de Derecho, le ha dado al país una respetable imagen internacional, considerándose que la independencia de nuestro Poder Judicial, muestra niveles más altos con relación a lo que sucede en la casi mayoría de los países latinoamericanos. No es de gratis que instituciones jurídicas internacionales tan prestigiosas como la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el Instituto Latinoamericano para la Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente (ILANUD), tengan su sede en Costa Rica.
Contexto internacional de creciente “antiamericanismo”
Distintas personalidades de relieve mundial, a las cuales no se les podría acusar de tener prejuicios antiestadounidenses, reconocen que la política exterior de la primera potencia militar mundial, es objeto de gran repudio en amplísimos sectores de la opinión pública mundial. Las jornadas cívicas que tuvieron lugar a lo largo y a lo ancho del planeta, con ocasión de la invasión a Irak, demuestran que el mundo está a favor del Derecho Internacional, de la Paz, de los Derechos Humanos; valores éstos no muy preciados para los gobiernos estadounidenses.
Este creciente “antiamericanismo” (terminología incorrecta que hace sinónimo el concepto “América” con el de “Estados Unidos”), del cual escriben famosos Premios Nobel (hasta el costarricense); ha convertido en objetivos de eventuales agresiones terroristas, los intereses estadounidenses en distintos lugares del mundo. Pruebas sobran. Una instalación militar como la pretendida por los Estados Unidos de América en Costa Rica, dada nuestra alta vulnerabilidad como país, facilitaría las acciones terroristas de distinto origen.
Lamentablemente, el pueblo hermano de la República de Colombia se debate en una violenta guerra civil; conflicto que muestra un involucramiento activo y sistemático por parte del Gobierno de los Estados Unidos de América, al punto de patrocinar una estrategia global político-militar y económica, denominada “Plan Colombia”, para buscar la derrota de las fuerzas insurgentes. Para nadie es un secreto que las ramificaciones de tal estrategia alcanzarán a los países vecinos de Colombia, como Costa Rica; así que para los sectores sociales y populares la academia ILEA está inscrita dentro de la misma.
Crisis fiscal y Seguridad Ciudadana
Es inadmisible que se destinen fondos públicos, para el sostenimiento económico de la tal academia ILEA, cuando se dice que estamos en “crisis fiscal”. Un solo colón que ponga el país con tal propósito, es un colón menos para sobrellevar la alicaída tarea de la Seguridad Ciudadana. En ANEP somos testigos del día a día de las congojas del personal de la Fuerza Pública para cumplir a la sociedad sus demandas de protección. Menos avituallamiento, más reducción de ración de alimentos, menos posibilidades de mejoramiento salarial, menos equipos, etc.; son constantes cotidianas que impiden un mejor servicio público de seguridad para la sociedad y todo lo justifican por la famosa crisis fiscal.
Sobran razones para fundamentar una posición contraria a la instalación de la academia ILEA en Costa Rica. Pero la principal de ellas, es la que nos indica la naturaleza de nuestra idiosincrasia civilista, la que nos llevó a la abolición del ejército, la que nos dio hasta un Premio Nobel de la Paz, la que nos llevó a ser sede de prestigiosas entidades internacionales relacionadas con los Derechos Humanos, con la Paz, con la Solidaridad, con el Derecho Internacional.
La ILEA es un peligro para el país; la ILEA es parte de una estrategia de confrontación militar ante la elevación de la calidad de las formas de lucha de los pueblos latinoamericanos contra tanta acumulación de injusticia y de miserias; la ILEA está promovida por un Estado con un récord impresionante de agresiones militares, invasiones a países soberanos, patrocinio de estrategias de represión inmisericorde y violaciones a la legislación internacional.
La Asamblea Legislativa de la República de Costa Rica debe votar, negativamente, el Expediente No. 15.215 sobre una “Academia Internacional para el Cumplimiento de la Ley” (¡vaya paradoja!), en nuestro país.
San José, 5 de agosto del 2003.