TEGUCIGALPA (AFP): Simpático, afable y de sonrisa fácil, de 61 años muy bien llevados, el candidato del Partido Nacional (PN, derecha) necesitará mucho más que carisma para conciliar a una sociedad dividida tras el golpe de Estado que depuso a su paisano Manuel Zelaya del poder y azotada cruelmente por la crisis económica.
También tendrá que convencer a los países que rechazan los comicios del domingo, celebrados bajo el gobierno de facto, para que vuelvan a insertar a Honduras en la comunidad de naciones democráticas de la que fue expulsada depués del golpe del 28 de junio.
Hijo de una rica familia de la oligarquía de Olancho igual que Zelaya, muy influyente en esa zona, está muy vinculado a la tierra. No en vano es uno de los mayores productores de maíz, soya y sorgo del país.
Pero el gusanillo de la política le entró de muy joven. Su paso por la Universidad Patricio Lumumba de Moscú, en los años 80, le valió la apelación de ‘izquierdista’ en su juventud, pero de lo que pocos tienen dudas es que ahora milita en el partido más de derecha de Honduras.
“Es gente que proviene de esta política tradicionalmente caudillista, más que de cualquier otra cosa”, dijo a la AFP el analista político Efraín Díaz Arrivillaga.
Pese a que también estudió en Estados Unidos, la derecha ultramontana hondureña ve con recelo su pasado izquierdista y lo considera como la segunda opción del presidente venezolano, Hugo Chávez, en el país, después de haber flirteado con Zelaya.
De hecho, la estrategia de su más directo rival político, Elvin Santos, del Partido Liberal (PL, derecha) ha sido vincularle con Zelaya y con Chávez, dos personajes que cotizan a la baja en Honduras.
Tampoco ha dicho si retirará a Honduras de la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA), que suscribió Zelaya.
Diputado desde 1990 y presidente del Congreso durante el gobierno de Ricardo Maduro (2002-2006), fue candidato presidencial del PN en las elecciones pasadas que perdió por 73.000 votos con Zelaya, cuya destitución aprobó y defendió como la mayoría de la clase política.
Su propuesta de introducir la pena de muerte y de luchar con mano dura contra la delincuencia le costó entonces la presidencia, según los analistas.
Para la próxima legislatura, planea formar un gobierno de unidad nacional para centrarse en tres pilares: trabajo, con la creación de seguridad laboral e inversión en capital humano; seguridad, apostando por la gobernabilidad y la democracia y defensa de los principios y valores. “Ni retrocesos ni desviaciones, avancemos con valores” es el lema.
Gerente de la Corporación hondureña de Desarrollo Forestal en el pasado, aunque esta institución dejó de existir, Pepe Lobo se caracteriza por un discurso “muy general que no llega a lo específico”, dicen los críticos.
En noviembre pasado, este licenciado en administración de empresas por la Universidad de Miami y el menor de cuatro hermanos, su partido le volvió a dar una segunda oportunidad de llegar a la presidencia tras dejar aparcado al empresario de la maquila Mario Canahuati.