Una segunda ronda de la recesión a estas alturas una posibilidad con que debe contarse podría ser incluso más prolongada porque los márgenes de maniobra de los gobiernos son ahora más estrechos.
Costa Rica es una economía sumamente pequeña, muy vinculada y altamente dependiente respecto, tanto de las economías europeas como, muy en especial, de la de Estados Unidos. Las tormentas económicas que hoy día se abaten sobre estos centros económicos del capitalismo mundial nos impactarán gravemente, si no se toman medidas preventivas apropiadas con la suficiente antelación.
Le he propuesto a un par de colegas que estimo y respeto mucho, hacer una carta pública donde formulemos un respetuoso llamado de atención del gobierno de Laura Chinchilla acerca de la necesidad urgente de anticiparse al posible agravamiento de la crisis, adoptando un conjunto de medidas que, hasta donde sea posible, nos proporcione un blindaje protector. En ese mismo espíritu, me adelanto para formular, a título preliminar y provisorio, algunas posibles sugerencias acerca del tipo de acciones que deberían implementarse para suavizar el golpe que esta segunda ronda de la crisis económica mundial podría traer consigo.
Es un asunto urgente ya que de por medio está la vida –el empleo, la alimentación, la salud, la vivienda- de las personas, en especial de quienes son más pobres. La crisis debe ser frenada de una forma que aminore el sufrimiento tanto como sea posible y reparta sus costos con la mayor equidad.
Ojalá estas ideas mal hilvanadas que aquí formulo incentiven el debate, a fin de lograr que la Presidenta y su equipo despierten de su sopor y hagan algo a tiempo, antes que los coletazos del huracán nos golpeen.
1. Debe revertirse la revalorización del colón a fin de ayudar a sostener, al menos en parte, las exportaciones y el turismo y frenar las importaciones que dañan la producción nacional que compite con los productos que viene de afuera. Si fuera necesario establecer controles sobre los flujos de capital especulativo, así debería hacerse. Es lo que demanda la gravedad de la situación.
2. Frente a la magnitud de las tormentas que en este momento se abaten sobre Europa y EEUU, se hacen indispensable dos cursos de acción urgentes:
a. revitalizar el espacio económico centroamericano como nuestro espacio económico natural
b. desarrollar un esfuerzo extraordinario de acercamiento a América del Sur, en especial Brasil y Argentina pero, en general, todo el bloque sureño en sus diversas expresiones.
Esto es esencial a fin de contar con mercados confiables donde colocar la producción y con la finalidad de hacerse parte de mecanismos de cooperación financiera mancomunados. A su vez, esto atiende a un objetivo ineludible: crear diques de contención que frenen la marejada destructiva que viene del norte.
3. Es crucial impulsar la producción generada por nuestras micro, pequeñas y medianas empresas, a fin de reactivar la producción y la generación de empleos. Con ese fin debería ponerse en marcha, con carácter urgente, una política seria y agresiva vía crédito, apoyo técnico, tecnología, comercialización y mercadeo, etc. En esto deberían confluir instituciones públicas y ministerios, bancos estatales (dichosamente aún existen), universidades públicas, sindicatos, organizaciones de productores y empresariales, la ciudadanía organizada en sus diversas expresiones.
4. En general, debe darse una reasignación de crédito con el fin de promover la producción y modernización de la economía y la creación de empleo, más que el consumo.
5. Posponer cualquier recorte fiscal, especialmente en servicios sociales o creación de infraestructura, dentro de un programa de mediano plazo que traslade el ajuste fiscal a un mejor momento, cuando la economía internacional logre un grado creíble de estabilidad y la nacional un grado creíble de recuperación. En todo caso, cualquier ajuste debería privilegiar una reforma tributaria progresiva. Debe tenerse en cuenta que, en vista de la persistente situación de estancamiento económico, no existe a corto plazo ninguna posibilidad de que el déficit fiscal provoque ni inflación ni alzas en las tasas de interés. Ese es un hecho que la realidad ha confirmado de forma contundente, en contra de las previsiones de economistas y medios de prensa conservadores.
6. Impulso a la producción alimentaria nacional de forma que se garantice la seguridad alimentaria de nuestra población.
7. Reasignación inteligente del gasto público: recortar lo superfluo o suntuario (desde embajadas extravagantes a publicidad) y utilización de esos fondos en forma productiva: fortalecimiento de la red de cuido, mejora en las escuelas públicas, infraestructura vial, etc.
8. Una acción decidida de recuperación de la Caja del Seguro Social, como una forma de demostrar voluntad política a favor de los mejores valores de la democracia y la justicia. Medidas de este tipo son las que contribuirían a restablecer la confianza en la institucionalidad democrática y levantar la moral nacional, cosa necesaria frente a una crisis como la actual. Otros asuntos polémicos –minería a cielo abierto, explotación petrolera o modernización de los puertos, por ejemplo- podrían inscribirse en un similar espíritu de construcción democrática y nacionalista. La “Costa Rica Verde” debería ser una política de Estado sostenida de forma consecuente. Sin duda, ello demanda una visión no partidarista ni electorera y, en cambio, exige altura y visión política, generosidad y nobleza, como asimismo verdadera voluntad de servicio ante el pueblo costarricense. Ojalá Chinchilla pueda entenderlo, pero en caso de que se le dificulte hacerlo, la ciudadanía organizada y movilizada deberíamos recordárselo en términos tales que le resulte imposible ignorarlo.
*especial para ARGENPRESS.info