1. La ANEP, dentro del marco del respeto que le debe a la institucionalidad democrática, a los ciudadanos y a las ciudadanas y, muy especialmente, a nuestros afiliados y afiliadas; considerando que en estas elecciones, precisamente se juega esa institucionalidad democrática, insta, respetuosamente, a toda la ciudadanía a ejercer su derecho al voto. Nuestra respetuosa solicitud se fundamenta en lo siguiente:
2. CASTIGAR A LOS POLÍTICOS-EMPRESARIOS Y EMPRESARIOS-POLÍTICOS CORRUPTOS. Ciertamente, una de las razones por las que los hombres y mujeres nos hemos venido retirando de las urnas, obedece al hecho de la especie de fraude a que somos sometidos cada cuatro años, por una casta política tradicional dedicada a mentirnos, a engañarnos y, lo peor de todo, a saquear los bienes públicos. Para moverlos del poder, hay que movernos a votar.
3. Estos hechos han fomentado la idea de que no votando castigamos a los políticos corruptos. Nada más alejado de la verdad. Cuando una mayoría no vota, una minoría elige y la que elige es la minoría interesada en quedarse en el poder. Por tanto, con unos cuantos votos basta para que esta casta de políticos siga usufructuando de las mieles del poder. Para sacarlos y realmente castigarlos, habrá que moverlos de sus puestos y para esto hay que moverse a las urnas, a votar responsable e inteligentemente. Para moverlos del poder, hay que movernos a votar.
4. DEFENSA Y PROFUNDIZACIÓN DEL ESTADO SOCIAL DE DERECHO. Con el advenimiento de la Segunda República, gestada, creada y defendida, entre otros no menos importantes compatriotas de entonces, por el Dr. Calderón Guardia, el Lic. Manuel Mora, Monseñor Sanabria y José Figueres (“Don Pepe”), nace un núcleo fuerte y vigoroso de instituciones públicas que fomentan la producción, la inversión social y la distribución de la riqueza. En fin, un modelo de desarrollo que ha distinguido a la familia costarricense del resto de países latinoamericanos.
5. Ciertamente, en estas elecciones, más que elegir un presidente o unos diputados, lo que realmente está en juego es si seguimos los y las costarricenses apostando por un modelo de desarrollo solidario, cimentado en este bloque de instituciones democráticas; ó, por el contrario, nos amarramos, de una vez por todas, al anticristiano y antihumano modelo de desarrollo concebido en las políticas neoliberales, que hoy nos ofrecen sin ningún desvelo, los políticos-empresarios y empresarios-políticos que defienden el TLC. Para moverlos del poder, hay que movernos a votar.
6. Está dicho. Ó salimos a votar responsablemente, por la defensa de una Costa Rica solidaria e incluyente; ó permitimos la sepultura de este modelo de Estado que por sus virtudes nos ha destacado en el mundo, pese a las dificultades que enfrenta por el saqueo sistemático de los últimos veinte años. Para moverlos del poder, hay que movernos a votar.
7. VOTAR CONTRA EL TLC. Es claro que este TLC sepulta nuestra institucionalidad democrática y nos condena, por siempre, a la exclusión social, al subdesarrollo. Pues bien, si salimos a votar por los candidatos que promueven el TLC, aunque estemos en contra del TLC, estaremos dando tácitamente el apoyo a este nefasto tratado; y, si no salimos a votar, indirectamente también le estaremos dando ventaja a los candidatos que apoyan el tal tratado, pues con un número menor de votos pueden ser elegidos, para consumar el asalto final a la institucionalidad social del país. Para moverlos del poder, hay que movernos a votar.
8. Por eso nos permitimos plantear, muy respetuosamente, a todas las ciudadanas y a todos los ciudadanos salir a votar por aquellos candidatos y candidatas que se oponen a ese TLC y que, a la vez, consistentemente, estén presentando un programa de Gobierno acorde a los valores solidarios que nos fueron heredados de la concepción de Estado Social de Derecho. El voto inteligente adquiere un gran valor y el votar una gran responsabilidad.
9. GOLPE DE ESTADO TÉCNICO Y UNA CANDIDATURA ESPURIA. En ANEP no estamos en contra de la reelección presidencial; pero sí repudiamos la forma grotesca, el vergonzante subterfugio político-jurídico, por medio del cual la Sala IV restableció la reelección presidencial.
10. El procedimiento para reformar, parcialmente, la Constitución Política, está anotado en el Artículo 195 de este cuerpo normativo y se indica expresamente en su texto, que esta competencia es potestad de la Asamblea Legislativa; es decir, que no es asunto de jueces, tribunales o magistrados.
11. Esta potestad, como se indica, le pertenece a la Asamblea Legislativa y nunca jamás a la Sala Constitucional. Por eso hablamos de un Golpe de Estado Técnico, puesto que la reforma al Artículo 132 que prohíbe la reelección presidencial, debió regirse por lo estipulado en la Constitución Política y nunca por un grupo de magistrados que a juicio de no pocos expertos en la materia, invadieron un campo que por disposición constitucional les está vedado: legislar; bajo motivaciones que a muchos de nosotros nos gustaría conocer en profundidad.
12. El voto responsable e inteligente, bien puede restablecer la constitucionalidad prostituida. De lo contrario, si no salimos a votar, estaremos siendo cómplices de este caprichoso Golpe de Estado Técnico, pues el mismo puede quedar legitimado, por ejemplo, con el voto de dos de cada diez costarricenses. La jarana tarde o temprano nos saldrá a la cara. Para moverlos del poder, hay que movernos a votar.
13. Es por esto que nos permitimos exhortar a la ciudadanía, con todo respeto, a presentarse este 5 de febrero del 2006 a las urnas, a ejercer su responsabilidad y garantía constitucional: el derecho a ser elegido y elegir a sus gobernantes. Le pedimos que esta vez, cuando esté ahí, en el santuario de la urna, eleve una mirada al cielo, evoque el nombre de Dios y dé su voto por una Costa Rica solidaria, en la que quepamos todos y todas y podamos vivir con paz, trabajo y democracia.
14. Asumir nuestra responsabilidad ciudadana, es nuestra más profunda y noble tradición. Bien vale la pena, ir a votar, responsablemente. Para moverlos del poder, hay que movernos a votar.
Auditorio de la Conferencia Episcopal de Costa Rica
San José, vienes 20 de enero de 2006