Lea además: Carta Pastoral: Una provincia rica en medio de la pobreza Monseñor Victorino Girardi
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Dejemos que los historiadores nicaragüenses y costarricenses se peleen por otros 185 años más de anexión y después mandamos el caso al Tribunal Internacional de La Haya, de paso gastando otro millón y medio de dólares (que harían milagros en nuestras pobres comunidades guanacastecas) para que nos den una nueva decisión salomónica (a la que se pudo haber llegado con una pizca de voluntad política) en la que ambas partes enfrentadas digan al final: “ganamos…”.
Resumidamente, y siguiendo entre otros al historiador Carlos Meléndez, presento una síntesis del devenir de estas tierras que habitamos y en las cuales merezco ser ciudadano guanacasteco, pues llevo ya 18 años regando en ella mis sudores. Espero lograrlo por aclamación popular, pues el trámite por medio del TSE sólo sería posible si tuviera de apellido Arias o Sánchez…
1. Hasta 1588 Nicoya fue una Gobernación anexa a la de Nicaragua.
2. Desde entonces y hasta 1593 se mantiene enteramente independiente, tanto de Nicaragua como de Costa Rica (en esta época Don Fernando de la Cueva sería nombrado “Gobernador de Costa Rica y Alcalde Mayor de Nicoya”).
3. Del año 1593 al 1602 permanece agregada a Costa Rica y gobernada indistintamente por Alcaldes Mayores o Corregidores.
4. Desde 1602 hasta 1786 vive en condición de plena autonomía con respecto a sus vecinas. Es un largo período en el que se siguen alternando Alcaldes Mayores y Corregidores. Sin embargo el sentimiento generalizado es por ser provincia de Costa Rica, aunque de hecho dependía de la Capitanía General de Guatemala (En 1644 el tesorero de la Alcaldía Cristóbal Zapata pidió al rey la agregación de Nicoya a Costa Rica y la supresión de la Alcaldía Mayor. El rey acogió la petición y en 1648 autorizó a la Audiencia para nombrar un Corregidor).
5. En diciembre de 1786 Nicoya pasa a formar parte de Nicaragua en condición de Partido. Así se mantuvo la situación hasta que las poblaciones de Nicoya y Santa Cruz decidieran anexarse a Costa Rica en 1824 contra la voluntad de Liberia.
“A principios del siglo XIX los datos de la época nos aseguran que las poblaciones de Nicoya y Santa Cruz eran numéricamente superiores a las de Guanacaste (Liberia) y además, por la cercanía, establecían relaciones más estrechas y características comunes, especialmente en cuanto a la distribución de la propiedad, que era mucho más compartida (menos latifundista que en Liberia). Por eso estos dos pueblos serán los que gestionen la Anexión a Costa Rica, mientras Liberia se mantiene unida a Nicaragua. Además desde 1812, a raíz del plebiscito para los diputados a las Cortes de Cádiz y en vistas de que Costa Rica no llenaba el mínimo de población electoral, Guatemala pidió a Nicoya que se le uniera, teniendo así los electores que trasladarse hasta Cartago. Los nicoyanos nombrarán en 1813 al Pbro. Nicolás Hidalgo como elector parroquial y en 1814 al Pbro. Evaristo Gutiérrez para que eligieran el diputado a las Cortes. En 1820 eligen a Don Rafael Briceño, precisamente en el momento que se solicitó nombrar un Obispo para Costa Rica, solicitud a la que se unieron los pueblos de Nicoya, Santa Cruz y Guanacaste”, que conformaban el Partido de Nicoya, ahora muy unido, pero cuatro años después divididos por la cuestionada anexión”.
Algunos sacerdotes de la época eran grandes latifundistas y ricos comerciantes de esta región (y no precisamente testigos del pobre Jesús); otros participaron abiertamente en la política nacional (como siempre lo habían hecho) y en el primer Congreso de la República, la presencia de sacerdotes se elevó al 32% del total de miembros legislativos y en el período 1832-33 al 45%, en fin, “dieciséis de los treinta y seis primeros Congresos fueron presididos por sacerdotes”. Y el pueblo seguía votando por los sacerdotes que no defendían sus intereses gremiales (pues no existía un Partido Clerical) sino los intereses populares.
Al repasar el papel histórico de estos y otros sacerdotes bien empunchados en la política, no deja de ser extraño cómo oficialmente se excluye hoy de la vida política de Costa Rica a los sacerdotes (y no a los pastores evangélicos o líderes religiosos de otros credos), casi que castrándoles cívicamente su derecho a la participación política ciudadana. Bueno, me refiero a los sacerdotes de ideología izquierdista, pues los conservadores de ultraderecha nunca han recibido ni recibirán por tal motivo “censura eclesiástica” y mucho menos del Gobierno: que lo digan en los últimos años el Padre Benjamín Nuñez (fundador del PLN, ministro de trabajo y embajador) o el padre Claudio Solano (directivo de la CAJA-Fischel y ahora también feliz directivo del INA, con una dieta mensual envidiable, gracias a su encomiable esfuerzo por la aprobación del TLC, trabajo para los costarricenses).
Pero, siguiendo con los años posteriores a la cuestionada Anexión, y “a raíz de estos hechos las relaciones con Nicaragua serán muy tensas, especialmente después de que concluyó su guerra interna (1826-1829) en la que se había minusvalorado la Anexión del Partido de Nicoya. El 19 de enero de 1835 se ratifica la Anexión y ahora será Guanacaste (Liberia) el que tome la voz primera después de convencerse de lo positivo de tal decisión por una Patria que en ese momento tenía un clima político más estable. En el año 1837, sin duda alguna para reafirmar la Anexión, Nicoya será elevada al grado de Villa. Sin embargo, al firmarse el tratado limítrofe Cañas-Jerez (15-04-1858) la provincia de Guanacaste perdería la extensa zona entre el río La Flor (que había sido siempre el límite natural de Nicaragua) y Peñas Blancas, al igual que una franja de tres millas inglesas a lo largo de todo el lago de Nicaragua en su orilla sur: sólo así se dará término diplomático a las discusiones limítrofes binacionales, renunciando Nicaragua a cualquier dominio sobre el antiguo Partido de Nicoya”.
Es inconcebible y sospechoso que los primeros legisladores de Costa Rica, al proclamar la Constitución del 25 enero de 1825, no hayan incluido como parte de su territorio a lo que hoy conforma la totalidad de la provincia de Guanacaste, poniendo como límite nacional el Río Salto…sin embargo el 29 del mismo mes reconocían a los pueblos de Nicoya y Santa Cruz como agregados al Estado, situación que la reconoce también el Congreso Federal de la República de Centro América, sancionando el 9 de diciembre de 1825 la decisión voluntaria de aquellas poblaciones, que quedan separadas de Nicaragua y agregadas a Costa Rica.
En fin, hay algo que hasta aquí nos debe quedar muy claro y es que el siglo XIX vio nacer nuestra nacionalidad costarricense a partir de la llamada independencia en 1821, pero… ¿Hacia dónde íbamos? Había que ponerle buena carnita y sal a la nueva sopa nacional que todas y todos comenzábamos a beber; entonces sucedieron los siguientes acontecimientos y decisiones políticas:
1821 Acta de la independencia
1822 Terremoto en Cartago
1823 San José le quita la capital a Cartago…y viene la guerra de Ochomogo
1824 Declaración del patronazgo de la Virgen de los Ángeles sobre Costa Rica (el premio de consolación para Cartago, que recordamos religiosamente todos los 2 de agosto)
1824 Anexión del Partido de Nicoya, precisamente cuando el café se adueñó de la meseta central y hubo que desplazar la ganadería (donde mejor que a esta zona norte que era tierra de nadie).
Los acontecimientos históricos anteriores están íntimamente relacionados entorno a la creación de una nacionalidad compartida. Y qué mejor que ponerle una patrona a la religiosidad popular en un tiempo en que la Constitución Política prohibía cualquier otra religión que no fuera la católica. Religión y política vuelven a unirse. Queda claro, en fin, cómo la Anexión fue una estrategia política para darle un original matiz “no-cartago” a la naciente nacionalidad tica.
Como acabamos de insinuar, la actividad económica más importante de la región, iniciada poco antes de la independencia y dominante en la época de la Anexión, fue la ganadería, y estaba dirigida por un pequeño grupo de hacendados (originarios primero de Rivas y después de la Meseta Central), quienes ostentaron históricamente gran poderío social y económico, manifestado en sus fortunas y herencias. No pocos de ellos también fueron eclesiásticos de gran alcurnia. La actividad ganadera de la región propiciaría el latifundio como paisaje típico por muchos años, obligando a muchos campesinos a ser peones, sin posibilidades de cultivar una parcela propia, a no ser en terrenos de la misma hacienda, si el patrón se lo permitía. En no pocas ocasiones el robo y el tráfico ilegal del ganado, junto a la venta de maderas, enriquecía más los bolsillos del hacendado que su aparente profesión de hacendado ganadero, y sus latifundios en aumento constante por una legislación hecha a su medida fueron los principales responsables de depredar, deforestar y potrerizar esta región, que hasta hoy es la tierra más degradada de Costa Rica.
En consecuencia, algunos nobles apellidos de ganaderos, empresarios y políticos guanacastecos, que hoy siguen manipulando a su antojo los principales puestos públicos a todo nivel (y hasta varios consejos económicos de las iglesias), desde las asociaciones comunales, síndicos, regidores, por supuesto la Alcaldía Municipal y las diputaciones, tienen su origen en los más grandes madereros, contrabandistas de ganado, ladrones y depredadores ambientales de los siglos anteriores: “Honor a quien honor merece”.
Así como el Gobierno de Costa Rica utilizó políticamente a su conveniencia el acontecimiento histórico de la Anexión, lo sigue manipulando a su antojo año con año cuando se acerca el 25 de julio, feriado para los empleados públicos, y obligado para gran número de guanacastecos, “los trabajadores más maltradados de Costa Rica”, como dice nuestro Obispo Victorino Girardi, retomando los datos del INEC en el año 2007: “no tienen vacaciones un 30,99%; no tienen derecho a incapacidad un 31,61%; no tienen aguinaldo un 28,97%; declaran un ingreso inferior a cien mil colones un 73,18% (tres de cada cuatro guanacastecos)… en fin, nos está saliendo muy caro eso que llaman progreso”.
• Nos vacilaron con la Anexión en 1824; creíamos que Costa Rica nos quería hacer partícipes del gran desarrollo que apuntaba con las exportaciones de café y lo único que quería eran pastos abundantes para sus ganados, peones sabaneros baratos y las mejores cocineras;
• Nos vacilaron al proponernos como grandes patriotas y beneméritos sólo a los meseteños, ignorándose en los libros de historia nacional y en los de Estudios Sociales la figura del Dr. Francisco Vargas, el que nos hizo respirar aires de verdadera Anexión en la década de los treinta, nadando contra marea por reinvindicar la justicia social en la pampa guanacasteca.
• Nos vacilaron al declarar “el guanacaste” cómo árbol nacional el año de 1959, “como homenaje a la anexión”, pues a pesar de su bendita e inmensa sombra, el 23% de los hogares guanacastecos no tienen esa rica sombra, pues viven en extrema pobreza, y un 34.4% de nuestros hogares viven en pobreza, siendo esta la provincia más pobre del país; el guanacaste, “el árbol de la oreja” paradójicamente, todavía no es escuchado…
• Nos vacilaron al decirnos que la cuenca del Tempisque es la más grande y menos explotada del país y que el agua potable de la provincia no está en peligro; la Contraloría General de la República y la Defensoría de los Habitantes le han dado la razón en su justa lucha por defender el agua al pueblo de Sardinal y no pocas poblaciones guanacastecas ya desfallecen de sed en el verano. Por eso apoyamos el grito de nuestro Obispo por “proclamar de inmediato una “moratoria definitiva a la concesión de aguas con fines de explotación turística y agroindustrial” hasta tanto no exista una planificación del desarrollo que efectivamente responda a criterios de sostenibilidad y que tome en cuenta de forma corresponsable y participativa a las comunidades involucradas”.
• Nos vacilaron al imponer el turismo y la venta de nuestras tierras como la principal actividad económica de la provincia, prometiéndonos que traería progreso y bienestar general, pero “la riqueza producida en las actividades turísticas e inmobiliarias no sólo no se ha redistribuido, sino que ha acelerado el empobrecimiento de la población autóctona”. Por eso, que bien se oye la petición del Obispo a los municipios para decretar una “moratoria definitiva a la inversión inmobiliaria”, que regala Guanacaste por pedacitos.
• Nos vacilan todos los 25 de julio al venir el presidente y su consorcio corporativo político anegando de promesas la provincia más seca del país, haciéndonos creer que en verdad “los cartagos” de la Meseta Central están muy interesados en el bienestar social de Guanacaste, cuando en realidad sólo les interesa tener cautiva la Guanagallina de los huevos de oro en este hediondo gallinero de turismo depredador que nos ha prostituido con el “modelo entreguista” de turismo al que nos hemos acostumbrado . Aunque “la mezcla de turismo y solidaridad permitiría conjugar una actividad netamente económica con un sano relacionarse con las poblaciones locales, muchas veces en condiciones infrahumanas, con vista a su desarrollo integral”, todavía en Guanacaste no lo hemos logrado.
El 25 de julio de 2007 la niña nicoyana Lineth Campos nos abrió los ojos y nos hizo una invitación a implementar otro tipo de desarrollo, cuando declamó en el parque de la Anexión la poesía “Gritos de la pampa” contra la tenencia de la tierra y el turismo acaparador y destructivo en Guanacaste, violentando el protocolo del día de la Anexión, alterando la Corte del rey Herodes, perdón, al Gabinete y al presidente latifundista Oscar Arias, que la criticó con recelo aduciendo: “Qué tiene que darme lecciones de ética una simple niña de escuela”. Debemos partir de esta lección de ética y dignidad que dio y nos sigue dando esta humilde niña campesina de Zaragoza, en Belén de Nicoya, quien por orden del Gobierno no recibió en años anteriores los beneficios del “programa avancemos”… Tal como en los tiempos bíblicos, desde Belén (de Nicoya) volvió la esperanza para Guanacaste en una niña recién nacida que nos devolvió la dignidad regional un 25 de Julio…Recuperemos el 25 de Julio, gubernamentalmente “día de la Anexión”, pero para las hijas e hijos de “La Pampa Madre” día de la reinvindicación del Partido de Nicoya, sueños de independencia del país de Moracia, donde el chorotega postrado ante “el árbol de la oreja” se cansó de escuchar y de que otros hablaran por él y hoy levanta con valentía su voz.
Liberia 13-07-2009
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Notas:
1 VARGAS ARAYA, Ronal; Diócesis de Tilarán ayer y hoy: homenaje a Monseñor Héctor Morera Vega; Guanacaste 2002. (edición privada)
2 La población de inicios de siglo se contará para Nicoya en 3.420 habitantes (siendo 2.732 los mulatos y 662 indios), 912 en Guanacaste, 672 en Bagaces, 425 en Cañas y 225 en Esparza (recuérdese que en 1788 Monseñor Thiel calculaba la población de Esparza, Bagaces y Cañas en 787 personas).
3 VARGAS ARAYA, Ronal; “Conflictos entorno a la tenencia de la tierra en Guanacaste (Costa Rica) y posiciones asumidas al respecto por algunos actores políticos y religiosos: un aporte desde la Doctrina Social de la Iglesia”; tesis de maestría, Universidad de Salamanca (España). Liberia, 17 de abril de 2008, pág. 30
4 VARGAS ARAYA, Ronal; op. Cit. pág. 31. “Por fin después de muchos titubeos, los vecinos de Nicoya (mayoría indígena) y de Santa Cruz (mayoría ladina) optan por adherirse a Costa Rica en Acta firmada el 25 de Julio de 1824, mediante Cabildo Abierto presidido por Don Manuel Briceño, no así la dirigencia de Guanacaste (mayoría criolla y de influencia nicaragüense), quienes juramentarán la Ley Fundamental del Estado de Costa Rica (La Constitución) hasta el 24 de setiembre de 1826 y no precisamente “con toda voluntad”. En una Misa celebrada por el Pbro. Cipriano Gutiérrez, Cura de Santa Cruz, se juramenta en esa población la Constitución de Costa Rica. El 2 de mayo de 1826 el Alcalde de Santa Cruz, Justo Arrieta, es destituido por oponerse a la anexión del Partido. Un mes después este ex-Alcalde denuncia que partidarios de la Anexión han dado muerte a algunos que se oponían. El 22 de Julio se levantará en armas junto con Gabriel Ríos y Tiburcio Gallo en protesta contra la Anexión. Como se ve, la situación no fue tan dulce y pacífica como pareciera en las celebraciones patrias de este acontecimiento”.
5 PICADO GATGENS, Miguel; “La Iglesia costarricense entre Dios y el Cesar”, DEI, San José, 1989, pág. 44.
6 IBID
7 “Ley fundamental del Estado de Costa Rica”, hija de la Constitución Federal, la que dominó hasta poco después que se disolviera el Congreso de la Federación el 30 de mayo de 1838.
8 PICADO GATGENS, Miguel; op. Cit.
9 GIRARDI, Monseñor Victorino; Carta Pastoral “Discípulos, tras las huellas de Cristo, promoviendo la vida en Él, al norte de Costa Rica”, Diócesis de Tilarán-Liberia, 19 de junio de 2009, n.38
10 GIRARDI, Monseñor; op. Cit. n. 31 y Primer Foro por Guanacaste; UCR, Liberia, 30 de agosto de 2008.
11 IBID, n. 40
12 IBID, n. 57
13 IBID, n. 56
14 IBID, n. 43
15 Poesía compuesta para la ocasión por el profesor nicoyano Álvaro Villegas, cfr reacciones en: http://www.diarioextra.com/2007/julio/26/nacionales06.php