A confesión de parte, relevo de prueba. El Presidente Arias anunció que no va la reforma tributaria integral, lo cual le da un poderoso impulso al ya de por sí acelerado proceso de concentración de riqueza que vive la sociedad costarricense actual, por demás, el más veloz de Centroamérica.
El Presidente Arias queda así como un descarado estafador político, de cara a las promesas de vivienda que hizo en los sectores más marginados de nuestra sociedad, a los cuales les prometió vivienda digna si de la deban el voto por el sí al TLC con Estados Unidos. Es más, se vio obligado a reconocer que su gobierno ha “fallado” en cuanto a la erradicación de tugurios, como si creyésemos que fuese completamente genuino un propósito con tal finalidad, luego de lo que pasó con los dineros de Taiwán para construcción de casas en Rió Grande de Pavas. Estos sectores empobrecidos han sido víctimas, en consecuencia, de una estafa política.
Por otra parte, esta deplorable pero nada sorprendente decisión, manda una señal de “reconciliación” para que se hagan las paces en el seno del grupo oligárquico neoliberal en el poder.
El Presidente Arias le asegura a los grandes ricos que le llevaron a la Casa Presidencial que no les tocará ni un céntimo de sus abultadísimas ganancias, impulsando transformaciones estructurales en el impuesto sobre la renta; y, a cambio, espera que se baje el tono de, o que se acabe del todo con, los ataques que recibió su gobierno desde la prensa de esos grandes ricos, por el escándalo de las consultorías.
Es risible y ridículo el argumento de que ya no hay espacio político en el parlamento para las urgentes nuevas leyes tributarias que necesita el país, habida cuenta del despliegue de poder de que hace gala el gobierno de los hermanos Arias; al demostrar que tiene a su servicio la docilidad servil de una coalición parlamentaria de 38-39 curules legislativas y un tribunal constitucional que le legitima todas sus decisiones, como quedó demostrado en el trámite de las leyes complementarias del TLC.
Está claro que lo menos que desea el Presidente Arias en este momento es que se haga más profundo su descenso en las encuestas; y, el impuso a una reforma tributaria integral, le generaría más confrontación con esa prensa de los grandes ricos, la cual a final de cuentas, constituye, junto con él, un todo único como detentadores del poder político real que manda hoy en día en el país.
Como siempre ha sido y como siempre será, desde que la avaricia desenfrenada conduce el proceso de concentración de la riqueza, tan tutelado por las políticas del bipartidismo tradicional PLUSC, será la clase trabajadora asalariada (de los sectores Privado y Público), el creciente sector informal y la micro, pequeña y mediana empresa, los sectores que pagarán con su sacrificio cotidiano, el deterioro de la situación económica y las supuestas “crisis” alimentaria y energética.
La alta inflación por un lado; y, la concentración de la riqueza y la ausencia de una reforma tributaria integral, por otro, generarán un deterioro social mayor, una profundización de la necesidad de protesta ciudadana y una mayor espiral de violencia de todo tipo.
San José, domingo 24 de agosto de 2008.
Albino Vargas Barrantes
Secretario General