Para elevar nuestra autoestima y reforzar la fe en Costa Rica, recordamos los anteriores triunfos, fundamento de nuestra nacionalidad, soberanía y bienestar.
15 de setiembre de 1842. Derrota del invasor Francisco Morazán y del traidor Vicente Villaseñor
Era jefe de Estado don Braulio Carrillo. Sus enemigos consiguieron el apoyo del general hondureño Francisco Morazán parra derrocarlo. Morazán invade Costa Rica y obtiene la rendición de las tropas enviadas a combatirlo, comandadas por el militar salvadoreño Villaseñor, hombre de confianza de Carrillo. Don Braulio fue depuesto y se declaró a Costa Rica un Estado más de la Federación Centroamericana, en un intento por resucitar el cadáver de la República Federal. La mayoría de los costarricenses se opuso, pues no soportaron el aumento de los impuestos, el servicio militar obligatorio ni los atropellos de las tropas extranjeras.
La sublevación armada, al mando de don Antonio Pinto, comenzó en Alajuela, continuó por Heredia y San José hasta terminar en Cartago. Morazán, trasladado a San José, fue merecidamente fusilado pero, como a hombre de honor, se le permitió dirigir el pelotón. A Villaseñor se le fusiló por la espalda, por traidor. La ocupación extranjera había durado 5 meses.
1856-1857. Gloriosa Campaña Nacional contra los filibusteros
Amenazada la existencia misma de la Patria por los filibusteros estadounidenses que ocuparon Nicaragua aprovechando una guerra intestina, don Juanito Mora, secundado por Mons. Anselmo Llorente, supo llamar a las armas y sostener el ánimo de la población. Los servicios diplomáticos del país alertaron a tiempo y anudaron alianzas con países latinoamericanos. Se preparó un ejército bien armado, muchas mujeres se encargaron de mantener la producción sustituyendo a los soldados y algunas heroínas acompañaron a la tropa. La cooperación de las naciones hermanas de Centroamérica fue determinante. Costa Rica, de abril a agosto de 1856, perdió el 10% de la población por la peste del cólera causada por la guerra. No obstante, tuvo el coraje de retomar las acciones militares y cerrar el paso filibustero por el río San Juan. El resultado final: se conservó la soberanía y se detuvo la expansión de los Estados Unidos.
7 de noviembre de 1889. Noche de San Bartolomé o de los machetes
Siendo presidente Bernardo Soto y estando próximo el fin de su período, se empecinó en que el Lic. Ascensión Esquivel le sucediera en el poder. Maniobró para arrebatar la victoria electoral al legítimo triunfador de las elecciones, el Lic. José Joaquín Rodríguez. Permitió que Esquivel lanzase a la policía a las calles para que lo declararan vencedor de las elecciones y próximo presidente. El pueblo no permitió tan torpe artimaña. El Lic. Rafael Iglesia aprovechó el descontento y, con ayuda de algunos sacerdotes, consiguió que el 7 de noviembre de 1889, los habitantes de los pueblos vecinos de San José desafiaran a las fuerzas del gobierno con machetes y armas de cacería. Bernardo Soto, para no mancharse las manos de sangre, reconoció la derrota de su protegido. Fue la primera vez que se defendió la pureza del sufragio.
10 de agosto de 1919. Sublevación popular contra la dictadura de los hermanos Tinoco. Ganaron las mujeres
Los hermanos Tinoco, de familia cafetalera, respaldados por la oligarquía a la que pertenecían, depusieron al presidente Alfredo Gonzáles Flores, el 27 de enero de 1917, por atreverse a imponer tributos directos a los ricos, fundar el primer banco estatal y detener un contrato petrolero. Contaban, por supuesto, con el apoyo de la prensa. Instauraron una dictadura proclive a la persecución, el asesinato y la tortura. El pueblo costarricense, cansado de los dos hermanos tiranos, se levantó en armas para desalojarlos del poder. El asunto no fue fácil. Se recuerda en especial los martirios del maestro salvadoreño Marcelino García Flamenco y de Rogelio Fernández Güell, y los apaleamientos de los sacerdotes Salomón Valenciano y Ricardo Rodríguez, cura de Atenas. Los esfuerzos militares al mando de Julio Acosta y Jorge Volio, entre tantos otros, no consiguieron deponer la dictadura.
La victoria la consiguió una rebelión estudiantil comandada por maestras y maestros, en especial Carmen Lyra, la costarricense más notable del siglo XX, y el argentino Julio Barcos. La gente protegía a los rebeldes escondiéndolos en sus casas del acoso de la policía. Fue incendiado el diario La Información, vocero de los intereses oligárquicos. Perjudicó el afán dictatorial el no reconocimiento del gobierno de los Estados Unidos. Federico Tinoco huyó hacia París el 13 de agosto de 1919. El 10 de agosto había sido asesinado su hermano y Ministro de Guerra Joaquín Tinoco.
_“Que la Patria se hunda en el fango o se remonte en la virtud es tarea que corresponde a cada uno de sus hijos. Que la Historia nos sirva de enseñanza y de ejemplo, porque, bajo diferentes nombres y circunstancias, la Historia se repite_” (Eduardo Oconitrillo García, Los Tinoco: 1917-1919. San José, 1980, p. 240).
1940-1949. Un decenio de cambios socioeconómicos
Es digno de admiración que el pueblo de Costa Rica haya logrado en esos años, y a pesar de una guerra civil, las Garantías Sociales, la Caja Costarricense del Seguro Social, el Código de Trabajo, la Universidad de Costa Rica, el Tribunal Supremo de Elecciones, y la creación de una serie de instituciones estatales que, de manera coordinada, lograron mejorar las condiciones de vida. Cabe destacar la supresión del ejército como institución permanente y la nacionalización de la banca. Pero es de lamentar que, tiempo después, los electores se hayan equivocado al confiar la Presidencia de la República a Calderón Fournier y Figueres Olsen, cuyo único mérito era ser hijos de los caudillos. Lejos de defender, actualizar y renovar la obra histórica de sus padres, prefirieron hacer “jugadas de pared” entre sus negocios privados y los bienes e instituciones estatales.
1970. Huelga contra Alcoa
La transnacional Aluminuin Company of America, mediante acciones dudosas logró del presidente José Joaquín Trejos y su Ministro de Planificación Miguel Ángel Rodríguez, un contrato para extraer bauxita en el cantón de Pérez Zeledón. La Asamblea Legislativa debía aprobarlo. Alcoa iba a recibir unas 30.000 manzanas de tierra con derecho a excavarlas para extraer el mineral. Aunque se comprometía a dejar los terrenos en condiciones aptas para el cultivo, eso era técnicamente imposible. Además, casi no iba a pagar de impuestos, recibiría agua gratuita y electricidad en condiciones privilegiadas.
No se hizo esperar la reacción del pueblo costarricense y muy en especial de los estudiantes de la Universidad de Costa Rica, dirigidos por el vicepresidente de la federación estudiantil de entonces, Jorge Enrique Romero, hoy doctor en derecho y profesor de esa casa de estudios superiores. Estudiantes de diversas orientaciones políticas y religiosas se coordinaron para lograr la victoria. Fue decisivo el empuje dado por estudiantes de secundaria. También participó una docena de diputados liderados por Rodrigo Carazo Odio y Salazar Navarrete. Por varios meses el pueblo se manifestó en contra de la aprobación del contrato. El 24 de abril de 1969, a las cuatro de a tarde, se inició un enfrentamiento entre manifestantes y policías, que derivó en una persecución por la ciudad josefina.
El contrato fue aprobado, pero Alcoa escogió retirarse. Así se libró el país de desertificar parte de su territori.o, sólo para favorecer a extranjeros.
Marzo y abril del 2000. Victoria contra el Combo-ICE
El “Combo del ICE”, tiene su génesis en la administración Figueres Olsen, pero es en el periodo presidencial de Miguel Ángel Rodríguez cuando se envía a la Asamblea un proyecto de ley sobre energía, telecomunicaciones y “modernización del ICE”. El proyecto fue aprobado en primer debate por la Asamblea Legislativa el 20 de marzo del 2000, pero el 23 de marzo el pueblo costarricense se levantó con gran fuerza política.
Hubo tantos cierres de vías públicas y tanta unanimidad de diversos sectores, dirigidos por los sindicatos del ICE, que contaron con el apoyo de Mons. Trejos, Obispo de San Isidro, que el Presidente Rodríguez se vio en la necesidad de retirar el _“Combo”_de la corriente legislativa. Luego la Sala Constitucional anuló, por errores de procedimiento, la aprobación recibida en primer debate. El “Combo-ICE” no pasó, gracias a la participación activa del pueblo costarricense que defendió una institución exitosa. Sin embargo, continúan las presiones de los interesados en privatizarlo. Los sucesivos gobiernos, sin excepción, le imponen trabas administrativas, le cortan el presupuesto, lo obligan a financiar el déficit fiscal para descapitalizarlo. Luego, los medios de difusión en permanente campaña, lo acusan de ineficiencia. Al principio de la negociación del TLC se dijo que el ICE no era negociable, ni en energía ni en telecomunicaciones, pero después “nuestros negociadores costarricenses” cambiaron de opinión…
Con tu esfuerzo, Costa Rica logrará su octava victoria