Gracias a las convicciones democráticas del Diario Extra, en el campo del respeto a la Libre Expresión, ANEP publica, semanalmente, en días miércoles, esta columna.
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Como creyentes en la fe, en Nuestro Señor Jesucristo y que damos gracias a Dios por la bendición que nos dio al nacer en esta querida Patria, no podemos estar de acuerdo con la censura ofrecida por la máxima cúpula eclesiástica del país a sus sacerdotes, bajo el concepto de una falsa_ “neutralidad”_.
Uno de los más ilustres dignatarios de la Iglesia Católica costarricense, Monseñor Ignacio Trejos Picado, Obispo Emérito de San Isidro de El General, habló claro en tal sentido; emitiendo un valioso mensaje que, como era lógico suponer, ha sido silenciado por la gran prensa oligárquica al servicio del TLC (esa misma prensa protectora de los intereses del capital sangriento centroamericano hoy afincado en el país).
Dice Monseñor Trejos Picado: “Se pide a nuestra Iglesia manifestarse neutral en esta contienda.
Eso significaría, ni más ni menos, que desfigurarla totalmente: nuestra Iglesia debe estar siempre del lado de la verdad y de la justicia porque lucha por la paz y debe sembrar el amor. Por esta causa luchó y murió Jesucristo”.
Con fuerza y con gran autoridad moral, Monseñor Trejos, critica la norma 9.14 del TLC, que condiciona la protección de la salud o la vida humana, animal y vegetal, a que no afecten el comercio entre las partes (países), integrantes de ese criminal tratado. “Dicen proteger la vida siempre y cuando no afectemos su comercio… No. No podemos ser neutrales”. Así es de contundente Monseñor Trejos.
La lamentable e inoportuna directriz de la actual jerarquía católica, sólo beneficia los intereses de la oligarquía neoliberal pro-TLC y, específicamente, los intereses del régimen de los hermanos Arias Sánchez. La cúpula eclesiástica cedió a las presiones y más de un mal pensado estima que la “lealtad de negocios” debe haber jugado un papel importante en esta actitud inquisitorial contra los curas “rebeldes”.
Recordemos que los “cinquitos” de la Iglesia Católica, sus multimillonarias inversiones, son administradas por poderosos grupos financieros ligados al bando del Sí al TLC; además de que, hasta en los negocios cerveceros de “los quita y pone presidentes”, han llegado a parar los dineros de la Iglesia Católica.
La feligresía católica ha quedado así indefensa, por cuanto a sus pastores les han puesto una mordaza. La ética social de la Iglesia Católica, expresada en el análisis crítico del TLC a la luz de los evangelios, venía representando un gran contrapeso, con respecto a la gigantesca manipulación mediática de algunos de los más_ “grandes”_ medios de prensa, tanto radiada, como televisiva y escrita, abierta y descaradamente matriculados con ese TLC.
En esto debió haber pensado Monseñor Barrantes y sus colegas de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, cuando se decidieron por una medida con tufo inquisitorial. Falto valentía para enfrentar esas presiones, como lo indica en su mensaje Monseñor Trejos: “Nos dice San Pablo que hemos bautizados no en espíritu de cobardía sino de fortaleza. No debemos confundir la prudencia con la pusilanimidad.
Cristo prometió estar siempre del lado de la Iglesia y jamás le será dado defraudarla. No tengamos miedo”.
Sabias palabras del distinguido Obispo Emérito de San Isidro de El General. La verdad se ha de imponer al final.