TLC abre puertas a industria de guerra estadounidense

Alberto Salom asegura que el TLC abre las puertas a industria de guerra.
“El presidente Arias pareciera que se está inclinando por ser candil de la calle, pero oscuridad de la casa”, declaró Salom en un entrevista con Informa-tico.com, al referirse al hecho de que el mandatario fue a proclamar a Europa una lucha contra el comercio de armas en el mundo, pero al mismo tiempo avala un tratado que podría convertir a Costa Rica en una plaza para la fabricación de armas.

Parodojicamente, Guatemala, Honduras y El Salvador, donde los ejércitos siguen gravitando con fuerza en sus sociedades, se cuidaron de evitar que sus territorios se pudieran convertir en parte del mercado armamentista libre de gravámenes o en lugares donde se instalen fábricas de armas, pero los negociadores costarricenses si abrieron los portillos para ello, dijo Salom.

Al preguntársele si los negociadores habrían simplemente incurrido en un error de omisión en el caso de las armas, Salom respondió categóricamente que no, que la apertura de nuestro territorio para la libre importación de armas y la posible instalación de fábricas de armamento “fue totalmente deliberada, porque en el transcurso de la negociación hubo grupos civiles que advirtieron sobre ese peligro. Pero se siguió adelante”.

Ley de Armas y Explosivos sería borrada de un plumazo

Partes de las naves de guerra podrían ser producidas en Costa Rica al amparo del TLC.

Los defensores en el gobierno de Arias del TLC, que según el dirigente del Partido Liberación Nacional (PLN), Marcelo Prieto, “fue negociado por la derecha mariachi”, argumentan que no hay ningún problema con lo contenido en el tratado con Estados Unidos, porque en el país ya existe la Ley de Armas y Explosivos 7530, la Ley 8201 y el Decreto 31.383, que le da la potestad de otorgar permisos de importación y comercialización al ministerio de Seguridad Pública.

Sin embargo, Salom recordó que los tratados internacionales están por encima de las leyes nacionales, y que cualquier empresa estadounidense podría llevar a un tribunal arbitral -siempre si el TLC es aprobado—al Estado costarricense por restringir el “libre comercio”, donde todo cabe, según la filosofía norteamericana de “bussines are bussines”.

La diputada Janina Del Vecchio aseguró en un artículo publicado semanas atrás en el diario La Nación que no hay que preocuparse por el hecho de que Costa Rica no haya hecho una reserva expresa en el tratado sobre el tema de las armas como si lo hicieron los otros países centroamericanos-, porque Estados Unidos tampoco lo hizo, y nadie se quejó en el Congreso estadounidense. Por qué se va a preocupar Estados Unidos si ahora Costa Rica no produce armas, y si las llega a producir en el marco del TLC serán producidas por empresas estadounidenses, se preguntó Salom.

Sería algo así como firmar un TLC con Argentina y decir que Costa Rica no debe preocuparse de que los futbolistas argentinos desplacen a los nacionales, porque Argentina tampoco impuso una reserva expresa para que nuestros futbolistas abarroten el mercado argentino.

Del Vecchio también dijo que en el TLC no hay ninguna reserva sobre el comercio de sustancias ilícitas como la cocaína o la heroína. Tamaña diferencia, dijo Salom, quien recordó que el comercio de drogas está prohibido en la mayor parte del mundo, pero el comercio de armas es un floreciente negocio lícito, avalado por Estados Unidos, el mayor productor de armas de destrucción masiva -no confundir con Saddam Hussein—del planeta.

Junto a Del Vecchio, la Fundación Arias para la Paz salió en defensa del TLC y su cláusula armamentista.

“Podemos afirmar que es imposible que Costa Rica, con o sin TLC, se convierta en un arsenal o que sea víctima del irrestricto comercio de armas”
, declaró el director ejecutivo de la Fundación Arias, Luis Alberto Cordero.

Para los norteamericanos negocios son negocios. Si el TLC abre las puertas al comercio de armas y a la fabricación, poco va a importarles que Costa Rica tenga una tradición pacifista de data de muchísimos años, señaló Salom.

“Esta es una razón más para que nos opongamos rotundamente al TLC negociado con Estados Unidos. No estamos contra el libre comercio, pero si estamos contra este tratado, el cual, cada día que se estudia más, evidencia que los únicos perdedores seremos los costarricenses”, señaló el diputado del PAC.

Fuente: Informatico

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