Gracias a las convicciones democráticas del Diario Extra, en el campo del respeto a la Libre Expresión, ANEP publica, semanalmente, en días miércoles, esta columna.
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Reclamamos el Derecho de Rebelión, cuando la riqueza generada por toda la sociedad productiva, sigue un sendero de concentración abusiva y de opulencia presuntuosa, que violenta la esencia del humanismo cristiano que anima nuestra convivencia democrática.
Reclamamos el Derecho de Rebelión, cuando la voracidad mercantil sin límite y la acumulación licenciosa de capital, se olvidó de las micro, de las pequeñas y de las medianas empresas; arrinconándolas contra la pared fiscalista y la del total abandono de apoyo técnico, excluyéndolas de trato financiero especial.
Reclamamos el Derecho de Rebelión, cuando toda la agricultura nacional, base estratégica de soberanía alimentaria para cualquier país, ha sido destinada a extinguirse con base en una negociación comercial criminal para la sociedad costarricense que fue de base agraria.
Reclamamos el Derecho de Rebelión, cuando por la perversa fórmula privatizadora denominada “apertura”, hay que regalarle al voraz capital transnacional, una de las máximas obras públicas que todavía nos quedan, ejemplo de la creatividad tica: el ICE.
Reclamamos el Derecho de Rebelión, cuando toda la producción nacional de medicamentos que curan nuestra salud, por intermedio de la CCSS, será barrida por el poderoso grupo de farmacéuticas transnacionales, que terminarán quebrando el otro pilar de la particular fórmula tica de vivir en democracia con equidad: la Caja Costarricense de Seguro Social, al aniquilarla financieramente.
Reclamos el Derecho de Rebelión, cuando todo el recurso hídrico nacional, cuyo potencial total todavía sigue sin cuantificarse en su real dimensión, será engullido por la voracidad de las compañías de los países que se secan por su irresponsabilidad ambiental; acabando de paso con la institucionalidad que el país diseñó en este ámbito, expresada en el A y A.
Reclamos el Derecho de Rebelión, cuando uno de los negocios más rentables de la sociedad, el de los seguros comerciales, hay que entregarlo, de manera descaradamente regalada, a varios pulpos insaciables internacionales y los migajeros nacionales que no conciben cómo el INS, aún teniendo una eminente función social de enorme proyección cívica, se haya convertido en una institución de tanta riqueza.
Reclamos el Derecho de Rebelión, cuando nuestra Constitución Política y nuestras leyes, deberán someterse a lo que estipula el TLC; puesto que esa Carta Magna, la que desde 1949 nos ha dado una convivencia en paz, dejará de ser la normativa superior del sistema jurídico costarricense, pues ella quedará por debajo de ese TLC.
Reclamos el Derecho de Rebelión, de Rebelión Pacífica en Acción Cívica; expresada en la Democracia Callejera y su mejor y más democrático instrumento: el Referéndum de la Calle. ¡Que griten los que temen a la democracia!