Gracias a las convicciones democráticas del Diario Extra, en el campo del respeto a la Libre Expresión, ANEP publica, semanalmente, en días miércoles, esta columna.
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Esa oligarquía neoliberal criolla, hoy en orgiástica relación financiera con sus homólogas asesinas de los países centroamericanos ya atrapados en el TLC, acusa al cristalino, multifacético y amplio movimiento de oposición a ese “tratado”, de responder a intereses de gobiernos extranjeros, concretamente a los de las hermanas naciones latinoamericanas de Cuba y de Venezuela.
Nada más falso. Nada más calumnioso. Carente de argumentos, derrotada en el debate, acabada en el plano de las ideas, desmoralizada porque a pesar de sus millones, el Sí al TLC es lo que se reduce, ante el impetuoso avance del No al TLC; esa oligarquía neoliberal, representada por el régimen arista, no tiene más armas que acudir a la infamia y a la mentira.
A través de sus periódicos, notamos que sus “informaciones objetivas”, los artículos de sus columnistas asalariados y de los amanuenses a su servicio, así como sus “editoriales”, dejan abierta constancia de la pobreza intelectual, de la miseria de pensamiento, del sectarismo y del totalitarismo más dogmáticos que les carcome su raciocinio, mostrando a las claras que es mejor seguir el consejo de nuestro corazón, decidiéndonos firmemente por el No al TLC.
La organización ciudadana en las comunidades está brotando inconteniblemente. Un amplio movimiento cívico de resistencia se está articulando solito, creativamente, en medio de una gran tolerancia; con un fervor patriótico capaz de enfrentarse al poder de la plata de esa oligarquía neoliberal codiciosa, angurrienta y lujuriosamente ostentosa; mentirosa, difamadora y calumniadora.
No hay un centavo del exterior en el extraordinario, pujante y patriótico movimiento contra el TLC. La plata más limpia, la plata más cristalina, que en cantidad es poca pero que en ética le gana a la otra, la plata que pone la clase trabajadora, que ponen los intelectuales y académicos de su salario, que aportan las amas de casa, que ponen empresarios y cooperativistas patriotas, que dan los agricultores producto del sudor de su frente; esa es la plata que ha venido financiando la lucha contra el TLC y con la cual se enfrentará los gastos del referéndum, a sabiendas de que, seguramente, no se podrán financiar plenamente.
Pero hay mística, hay compromiso, hay emoción, han militancia, hay tolerancia, hay diversidad; hay razones, argumentos, estudios, planteamientos y fundamentos de sobra; hay amor y cariño a la tierra que nos vio nacer; en fin, hay corazón para ganar esta batalla cívica, la más importante desde que los y las compatriotas de hace ciento cincuenta años defendieron y sellaron nuestra primera independencia.
Esos valores éticos, esa enorme cultura cívica, ese profundo concepto humanista del ser costarricense, aunado a un profundo estudio de la perversidad del nefasto y anticristiano TLC, es lo que nos tiene ganando esta batalla. Ellos, esa oligarquía neoliberal criolla y sus aliadas sangrientas de la región, no pueden competir contra nosotros, el amplio, diverso, plural, tolerante y patriótico movimiento contra el TLC.
Por eso sólo les queda inventar fantasmas del pasado, acudir a la mentira, a la calumnia; solamente les queda faltar a la verdad e insultar. Están agotados. Están exhaustos. No han podido doblegar al noble pueblo costarricense. Se quedaron sin argumentos. Están gastados. Démosles el golpe de gracia, enterrando “su” TLC en las urnas, en el referéndum venidero.