Hablamos del salario del Presidente Ejecutivo del Instituto Nacional de Seguros (INS), don Guillermo Constenla Umaña. Gracias a las diligencias del señor diputado don Claudio Monge Pereira, del sindicato UPINS y de la Seccional ANEP-INS, pudimos enterarnos de esta indignante situación que, como hemos venido majaderamente insistiendo, nos muestra un episodio más del problema número uno de nuestra sociedad de hoy: el crecimiento de la desigualdad. Seguramente habrá más casos de estos que conoceremos en próximos días. Ojalá así sea.
¿Qué nos podrá decir la señora Presidenta Chinchilla ahora que se acerca la fijación salarial correspondiente al segundo semestre del año para las personas trabajadoras del sector Público? ¿Con qué argumentos se puede “defender” que el reajuste que se ve venir en este caso, podría ni siquiera superar el 2.5 %? ¿Cuál es naturaleza perversa de la “gente de arriba” que no se da cuenta de que las provocaciones que sufre la “gente de abajo”, son de tal calibre que la indignación creciente muestra ya fuertes señales de que podríamos presenciar un estallido social de consecuencias imprevisibles?
Siempre hemos estado convencidos de que la democracia va más allá del día de las elecciones en las que, por lo general, la gente resulta estafada, políticamente hablando. A poco más de un año de que doña Laura inició su mandato presidencial, la historia se repite. Por tanto, la legitimidad del escenario de la calle para enrumbar la gestión de un gobernante que no honra lo que prometió, emerge con toda potencia. Dado que la senda de la búsqueda, de la promoción y del fomento del bien común está completamente abandonada en la Costa Rica de hoy, apelar a la Democracia de la Calle es una alternativa más que válida.
La más reciente fijación que se dio en el sector Privado (aunque con un factor positivo de expectativa de una nueva fórmula de cálculo de los salarios mínimos para la siguiente fijación); el “decretazo” que se ve venir para el sector Público; el aumentazo salarial que recibió el Presidente del INS y otros que andan por ahí; indican a las claras que desde las esferas del poder real de nuestra sociedad, ese que no controla la propia Presidenta de la República (a juicio de 8 de cada 10 costarricenses), no hay la menor voluntad política para tomar acciones en aras de atajar, atenuar, desacelerar y revertir el peligroso camino del crecimiento de la desigualdad, de enfrentar el abusivo proceso de concentración de la riqueza; de restaurar la hegemonía del bien común como brújula principal del rumbo de nuestra sociedad.
¡No!, ¡definitivamente no! Estos cambios estratégicos no vendrán desde “arriba”. Solamente podrán darse con la potencia de la organización y de la movilización de “los y las de abajo”, incluida esa clase media en ruta a su desaparición.
Con el devenir de estos acontecimientos y ante la conformación del escenario sociopolítico y económico que vemos en estos “tiempos de TLC’s”, ya no solamente queda clarísimo que urge otra política salarial, sino que, también de manera urgente, se necesita otro sistema tributario.
Confesamos nuestra incapacidad para encontrar las palabras, las frases, los conceptos convenientes de forma tal que quienes trabajan en el sector Público puedan interiorizar profundamente, llevarlo con fuerza a sus mentes y a sus corazones, de que sus propios salarios y los reajustes justos a los mismos, están atados, necesariamente, a que se cambie la injusta estructura tributaria actual que agobia a las grandes mayorías; pero que, permite la fiesta orgiástica de la concentración abusiva de la riqueza en las reducidas minorías políticas que, pese a que son eso, minorías, controlan el poder real de la sociedad costarricense de hoy.
Con ocasión de la venidera discusión entre los sindicatos del sector Público y el Poder Ejecutivo, sobre de cuánto será el aumento salarial para este semestre que ya empezó; humildemente nos permitimos recomendar dos cosas.
Primero: la más grande unidad gremial y sindical de las agrupaciones laborales que funcionan en el indicado sector para propiciar un movimiento de presión de altísima envergadura que posibilite que haya un justo y digno reajuste (ojalá como el que “recibió” el señor Constenla aunque no somos tan angurrientos).
Segundo: Construir una argumentación sencilla pero convincente ante el pueblo trabajador de que la lucha salarial del sector Público, en realidad, se ha de transformar en una lucha estratégica por la transformación tributaria estructural profunda que necesita Costa Rica; a fin de que, con la fuerza y potencia de “los y de las de abajo” generemos las condiciones de restauración del bien común con norma fundamental de nuestra convivencia civilizada.
Por tanto, que la ciudadanía agobiada por la estrechez económica, el desempleo, la creciente informalidad para sobrevivir, las alzas, nos dé su simpatía, su apoyo y su comprensión cuando miles y miles de gentes que trabajan en el sector Público se manifiesten vinculando ambos aspectos (salarios justos-justicia tributaria). Ese es nuestro sueño.