Pero después de dos años la figura idílica del capitán de navío se ha marchitado. Poco queda del Nobel líder que nos llevaría hacia el desarrollo. El barco se transformó en panga, la brújula perdió el rumbo y de los diestros marineros varios patalean en el agua.
Repasemos algunos hechos concretos.
En lo económico las autoridades monetarias han sido incapaces de mitigar las presiones inflacionarias. Este año tendremos los aumentos de precios más altos desde los años 90. Contrario a cualquier lógica antiinflacionaria el Banco Central redujo las tasas de interés en los primeros meses del año para que se expandiera el crédito y ahora las sube perjudicando a los que solicitaron préstamos, que tendrán que pagar cuotas más elevadas. De la reforma fiscal para lograr mayor justicia tributaria ya no se habla y el gobierno desistió de enviar un proyecto de ley a la Asamblea Legislativa.
En materia de política energética seguimos sin derrotero. Los combustibles cuestan cada vez más caros y la única ocurrencia del gobierno ha sido la de restringir la circulación de vehículos en San José. En cuanto a la electricidad no hay garantía de que el próximo verano no vuelvan otras vez los apagones. Y los nuevos celulares ¿llegarán algún día?
Sobre el Gobierno de Venezuela y su Presidente aquí se dijeron barbaridades. Se utilizó el falso argumento del financiamiento chavista, tanto en la campaña electoral como en el referéndum, para desacreditar a quienes se opusieron a Arias y al TLC. Hasta en un memorando oficial se metió miedo con este asunto. Sin embargo, ahora en Europa el mandatario costarricense se deshace en elogios para el ALBA, PetroCaribe y Hugo Chávez.
En lo internacional el desaire que le hizo la Cancillería al Dalái Lama, personaje respetado por todos los costarricenses, no tiene explicación posible. Nuestra política exterior se ha sustentado siempre en principios y no en conveniencias. ¿Cómo justificar que por presiones y oportunismo económico se cancelara la visita a Costa Rica de este admirado líder político y religioso mundial?
La desigualdad social y la pobreza aumentarán este año y deberían enfrentarse con políticas sólidas y gasto público efectivo. Sin embargo, la Contraloría General de la República, con datos concretos y cifras contundentes demostró recientemente que el gobierno no está cumpliendo con el gasto social presupuestado. En el caso de los ministerios de Vivienda, de Seguridad y de Transportes la subejecución es elevadísima. ¡Así es muy fácil mostrar atractivos saldos fiscales!
Pero hay otra dimensión, adicional a las señaladas, donde la conducta y las actuaciones del gobierno y del devaluado capitán son más graves. Refiere al fideicomiso de Taiwán, las contrataciones del BCIE y ahora la custodia de los bonos chinos. Tiene que ver con la intención de manipular voluntades, silenciar derechos, complacer allegados, concentrar el poder y crear confusión entre dineros públicos e intereses privados. Esto es muy delicado y muy peligroso porque concierne a la institucionalidad democrática. Y hay límites que no le está permitido sobrepasar a este ni a ningún gobierno.
09/09/2008