Dialéctica
La resolución de la Sala Constitucional
Juan Manuel Villasuso
7/13/2007
Ya conocemos la resolución de la Sala Constitucional sobre el TLC. Es posible ahora, con suficientes elementos de juicio, hacer algunas reflexiones en torno al fallo emitido.
La primera reflexión tiene que ver con las reacciones que ha provocado. Tal y como era de esperar, ha habido manifestaciones sobre lo acertado o desacertado de la decisión de los magistrados. Los cinco jueces que rechazaron las consultas han recibido aplausos y censuras. Igual cosa ha sucedido con los magistrados Armijo y Cruz, que consideraron que sí existen importantes roces del TLC con la Constitución Política.
Sin embargo, no son estas divergencias sobre la interpretación de la Carta Magna lo que más llama la atención en las reacciones de los últimos días. Lo más notable son diversas manifestaciones que patentizan pérdida de credibilidad de la Sala Cuarta. La legitimidad de la magistratura ha sido cuestionada por varias personas y sectores de la población y se habla de una “institucionalidad secuestrada”. Otros insisten en el respeto al Estado de Derecho. Surge entonces una pregunta: ¿cuán importante es la legitimidad para sustentar la legalidad?
La segunda reflexión concierne a las explicaciones que aparecen en el fallo sobre las atribuciones de la Sala Constitucional. De manera expresa se señala que la Sala Cuarta “no tiene competencia para ponderar la oportunidad, conveniencia o mérito de un tratado de libre comercio. De manera que será el Pueblo costarricense, a través del referéndum el que tiene, en último término, el deber y la responsabilidad de ponderar la oportunidad y conveniencia de un Tratado de Libre Comercio”. Estas consideraciones resultan muy necesarias a fin de que no se malinterpreten los alcances del dictamen emitido.
La tercera reflexión es sobre la elaboración que hacen los magistrados Armijo y Cruz sobre el Estado Social y Democrático de Derecho. Este análisis, fundamental en la sustentación de sus posiciones, establece las diferencias esenciales entre el denominado “Estado de Derecho”, es decir, el simple sometimiento del Estado al imperio de la Ley y un estadio superior donde el Estado “debe ser gestor de políticas públicas dirigidas a lograr mayor equidad social dentro de un marco procedimental que permita atenuar las asimetrías de orden social, político y económico, propiciando así la vigencia efectiva de los valores fundamentales de la democracia”.
El Estado Costarricense, nos dicen los dos jueces, “es un Estado Social y Democrático de Derecho, con fundamento en lo establecido por el Poder Constituyente Originario (Actas de la Asamblea Constituyente de 1949) y en la jurisprudencia constitucional, aunque no haya una norma constitucional que lo diga literalmente.”
A partir de esta concepción filosófica, manifiestan que las prohibiciones que establece el TLC, “inciden en la potestad constitucional que tiene el Estado de poder imponer ciertas exigencias, en el futuro, en función del bienestar económico y las prioridades que se requieren cuando se pretende armonizar el desarrollo económico y el desarrollo social.
Concluyen manifestando: “estimamos que las disposiciones señaladas (en el TLC) imponen al Estado, sin ningún matiz o límite, una orientación liberal que contraviene el contenido del artículo 50 de la Carta Fundamental, pues impide que cuando las circunstancias lo requieran el Estado pueda adoptar medidas que aseguren el bienestar de la población… ”.
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De la sedición
José Calvo
Ahora resulta que quien rompe el orden institucional es quien reacciona ante los abusos que hacen de este los encargados de administrarlo. La culpable es Caperucita por llamar al leñador en su auxilio. ¡Y hay que ver las exclamaciones de indignación y santimonia de los defensores del orden institucional a cualquier precio! Son de hecho una eficaz complicidad.
Uno puede entender que a un funcionario público o a un candidato presidencial no le convenga desaprobar públicamente la conducta de los poderes, pero en cambio en un líder sindical o un verdadero representante popular la conveniencia está más bien en defender al pueblo de las imposiciones de los poderosos; y muy especialmente cuando para imponerse violan la ley que están encargados de custodiar. El que quiebra la institucionalidad no es el pueblo que protesta por la violación de la legalidad, sino el funcionario que la viola.
No creo que la república haya tenido nunca una división tan profunda como la de ahora con ese maldito TLC. Porque durante la amenaza del filibusterismo (el anterior) el pueblo no tenía el grado de instrucción y entendimiento de los problemas que tiene ahora, y confiaba en un líder patriótico y valiente: él iba con las tropas. Y en el 48 el problema no era realmente el cambio por las Garantías Sociales, sino la arbitrariedad, los cinchazos, y el fraude electoral; aunque la arbitrariedad bien puede ser la causa del actual malestar, pues es un hecho que este TLC ha sido impuesto al pueblo por una élite millonaria, sin que pudiéramos opinar ni participar. ¿Cómo vamos a tolerar eso?
En el gobierno de Rodríguez hubo un proyecto de Ley de Vigilancia de las Negociaciones Comerciales que provocó la repulsión inmediata de ese grupito prepotente, quienes alegaron que esas negociaciones eran constitucionalmente la atribución exclusiva del poder ejecutivo: es decir, la de ellos. Y para que se vea cuánto vale nuestra institucionalidad, el citado proyecto se dictaminó en Comisión con unas cláusulas convenidas con los diputados del PUSC Belisario Solano y Vargas Pagán garantizando algo de nuestra participación, como que no se le quitaran los aranceles a los alimentos americanos excedentarios subsidiados, ni se aumentara el periodo de protección de las patentes sin la anuencia de los afectados. Pero en el plenario el proyecto se presentó a votación sin esas garantía, que eliminaron despóticamente, con la labor de zapa de don Oscar Arias, quien ordenó a los dos diputados liberacionistas autores del proyecto abstenerse de defenderlo, responsabilidad que le tocó únicamente a Guido Vargas del PALA, a quien no respetaron. Toda la negociación posterior se hizo entonces a espaldas del pueblo, que ni siquiera pudo introducir un cambio en la ley para ponerle dientes, porque se los eliminaron ILEGALMENTE. ¡En algún momento hay que despertarse!
Si la institucionalidad no se rompe cuando se nos niega participar en negociaciones comerciales que son una reforma institucional. Y tampoco se rompe cuando un multimillonario elitista acude una y otra vez a la Sala IV para que declaren inconstitucional la ley que le impide a él, y solo a él, la reelección hasta que logra su propósito. Y si no se rompe cuando el Tribunal Electoral acepta el fallo sin chistar. Y si no se rompe cuando hay evidencias de fraude electoral en una elección “al filo de la navaja”, donde de ajuste va sólo la mitad de los electores. Y si tampoco se rompe cuando el TLC se manda a la Asamblea Legislativa con la advertencia de que sólo puede decirle sí o no. Y si no se rompe cuando se le pide a la Comisión que lo dictamina que lo saque rapidito violentando el procedimiento parlamentario, lo que avala la Sala IV. Y si tampoco se rompe cuando dos prominentes diputadas de esa Comisión, escogidas por su compromiso con el TLC, tienen evidentísimos conflictos de interés por sus frecuencias de radio y sus patentes, que no quieren ver.
Y si no se rompe cuando se nos niega un referéndum sobre el asunto, pero el presidente corre a cambiarnos el que se nos concedió cuando el Tribunal Electoral no pudo seguirlo negando. Y si tampoco se rompe cuando el presidente no manda el TLC a referéndum como es la orden, sino el dictamen de mayoría de su propio partido. Y si no se quiebra cuando el presidente sigue adelante con la aprobación de las leyes complementarias del TLC que le permite su control mayoritario; según la manera como se imponen aquí los diputados. Y si tampoco se rompe cuando el gobierno participa abiertamente en la campaña por el TLC usando para eso nuestro dinero. Y si no se rompe cuando lo financian sin límite las transnacionales y sus millonarios socios locales. Y si tampoco se rompe cuando se le permite a la American Chamber of Commerce y al embajador americano intervenir descaradamente en nuestros asuntos internos, regañándonos porque no les hemos aprobado el TLC. Y si no se rompe cuando el presidente de la Corte Suprema de Justicia y miembro prominente de la Sala IV se va a encerrar en la Asamblea Legislativa con la jefa de la Comisión que dictamina el TLC. Y si tampoco se rompe cuando otra magistrada de esa Sala se ve en restaurantes con el presidente de la república. Y si no se rompe cuando la Sala IV, cuyos miembros son nombrados por influencia política, decide que el TLC no tiene ninguna incostitucionalidad, habiendo eminentísimos especialistas en derecho constitucional que le ven muchas. ¿Entonces por el amor de Dios, cuándo es que se rompe? ¿ Quo usque tandem abutere patientia nostra? ¿O es que lo qué no se rompe es nuestra paciencia? Pero eso es lo que va a decidir el pueblo y en el único lugar que se le deja: en la calle.
Y no digan que la culpa del incendio la tiene el que advierte contra el apilamiento de materias inflamables. No digan que somos sediciosos quienes les advertimos que con este comportamiento arbitrario y prepotente están provocando la sedición que lamentan; la que no queremos; la que les estamos pidiendo evitar; la que no están en condiciones de enfrentar; la que los puede barrer; la que nos puede llevar por cauces indeseados. Todo lo cual se puede evitar con una simple renegociación. Y si la posición americana es tan intransigente, entonces enfrentemos las consecuencias valientemente y sin exagerarlas para meter miedo, porque eso no es libre comercio.
Pero nosotros no tenemos tan mala opinión de los americanos, que se caracterizan por su búsqueda del compromise (el arreglo consensuado). No son los americanos (exceptuando la camarilla de Bush a quien los nuestros se lo han pedido) los intolerantes que no admiten la renegociación. Son nuestros propios neoliberales que ni siquiera se arriesgan a pedirla, porque ellos quieren una reforma estructural completa que les conserve sus privilegios eliminándoselos a los demás, y para eso están dispuestos a provocar la sedición de quienes se alegrarían con un buen pretexto para cambiar el orden: una solución torpe que no dará a ninguno lo que busca, pero que si cambiará el orden, en perjuicio de los que tienen mucho que perder.
De todas maneras, nosotros estamos comprometidos en contra de este TLC por las muchísimas razones ya discutidas hasta la saciedad, aunque desestimadas irresponsablemente. Y ahora no es el momento de echar marcha atrás o deslegitimar el movimiento a que la oligarquía neoliberal obligó a la sociedad civil. Este no es el momento de resentir reales o supuestas ofensas al culto de la personalidad de ningún dirigente, ni de llamar al periódico de la oligarquía neoliberal para darle confort y aliento a nuestros enemigos comunes, expresando remilgos por una institucionalidad que ellos han desbaratado. Es verdad que molesta el empeño de defender o adquirir protagonismo, pero eso es inevitable en estas circunstancias, y lo que importa siempre es el poder de convocatoria. Las diferencias se arreglan después de que se haya ganado la batalla, porque de otra manera la batalla se puede perder, o no tendremos campo en la victoria; como de hecho no lo tenemos ahora. Vamos juntos para no debilitarnos, y después reclamamos el lugar; porque hay más chance de que nos oigan nuestros compañeros, donde la oligarquía nunca no nos oyó.
Julio 10, 2007
Fuente: Tribuna Democrática
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El asalto a la razón se manifiesta en Costa Rica.
Mayra C. Romero Agüero
El martes 3 de julio del 2007, ha sido muy doloroso para la democracia costarricense.
Ha recibido una fuerte estocada de cinco magistrados sin moral, que han sido capaces de anteponer sus intereses personales, a la defensa de la Constitución. Una gran mayoría de ciudadanas y ciudadanos costarricenses concluimos por aceptar que no tenemos ninguna garantía en nuestras instituciones de más alto rango en materia constitucional.
Al escuchar al profesional de una radio informar sobre el pronunciamiento hecho por la Sala Constitucional, el cual informaba al país de manera negativa acerca de las gestiones de inconstitucionalidad del TLC (tratado de libre comercio entre centroamérica, República Dominicana y los Estados Unidos de América) una sensación escalofriante me invadió totalmente. Fue una sensación indescriptible, pues fueron segundos de indignación, de dolor y tristeza, de temor, de impotencia, todo junto; tratando de razonar lo que me sucedía, sentí a la vez, un extraño deseo de estar escuchando mal.
Aunque quienes estamos incorporados en el Movimiento Patriótico Nacional, en sus diferentes frentes de lucha del NO AL TLC., percibíamos y esperábamos que esto podía ocurrir; creo que para algunos y para mi, lo confieso, en lo más profundo de nuestra conciencia, guardábamos una lucecita de esperanza de que la Sala IV era un espacio de credibilidad, donde la decencia y el respeto por la Constitución de este país quedaban aun resguardados y en donde podían ser defendidos, después de ser tan vil y calculadoramente atropellados por una mayoría parlamentaria, por el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) y desde luego, por el Poder Ejecutivo donde ordenan y disponen los nefastos hermanos Arias.
Medité durante todo el día en las enseñanzas de los grandes maestros, de los líderes universales; de filósofos y pensadores que han aportado al conocimiento filosófico, político y social sobre el fenómeno del irracionalismo, cuyas características, entre otras, se expresan en aquellas circunstancias en que las formas de pensamiento de una sociedad, su desarrollo social y el crecimiento de sus movimientos sociales, no concuerdan con la dominación gobernante cuyos ejes de acción se inclinan más bien al pensamiento reaccionario , de imposición y una alta dosis de egolatría. Este fenómeno es conocido como la vía que ha llevado a la cumbre del Poder a personajes nefastos y por tanto peligrosos para la humanidad.
Desde la antigüedad hasta relativamente momentos muy cercanos a nuestra historia, ese fenómeno del irracionalismo, ha invadido las mentes más conservadoras de la sociedad, donde los costarricenses no tenemos el monopolio de la excepción. Hemos podido seguir el proceso de corrupción en nuestro país y hemos observado que quienes ostentan el Poder, nutren su avaricia doblegando conciencias y acumulando pleitesías de todos aquellos que buscan sobre todo prestigio y enriquecimiento, porque el respeto y el reconocimiento social se quedan para quienes dignamente sirven a la defensa de los intereses generales del bien común. Valga este espacio para enviar a los magistrados Gilbert Armijo y Fernando Cruz todo el respeto que merecen por su valentía y compromiso en la defensa de los intereses de la Patria.
Como muchas cosas en este país, hace ya algunas décadas que se han venido gestando procesos oscurantistas donde se esconde el cáncer de la corrupción; pero hemos dejado que las cosas pasen confiados en un actitud bastante ingenua de que a nosotros los ticos hay fenómenos que no nos pueden ocurrir, como es, en este caso, el atropello a nuestra legitimidad institucional.
Lo que ha ocurrido hoy es, como diría George Luckacs, un asalto a la razón.
Han sido exhaustivos los foros, las discusiones, estudios expuestos en diversos espacios que han mostrado los peligros y amenazas para el país, de aprobarse este tratado. Desde el Consejo de Notables , la Defensoría de los Habitantes, los diputados opuestos al TLC, los juristas de la Universidad de Costa Rica así como sectores de la Iglesia católica y tantos y tantos otros profesionales y activistas de organizaciones de distinta índole, que si conocen porque han leído y analizado este tratado, saben y están seguros de que su compromiso con la verdad y la razón ha sido vilmente atropellado por la facilidad con que cinco magistrados se han doblegado a los espurios intereses de los hermanos Arias y su grupo de mercaderes.
Pero de aquí en adelante vendrá la gran oportunidad que nos brinda la historia. Nos fortalecemos para el Referéndum.
No habrá Sala Cuarta que nos dicte su irracionalidad sobre la razón de miles y miles de ciudadanas y ciudadanos costarricenses, dispuestos a defender el país de la dictadura legal como se le ha llamado, legitimada por esta misma Sala Cuarta y refiriéndose al poder que detentan los hermanos Arias.
A este pueblo bendito no podrán aplicarle la estrategia vergonzosa de torcerle brazos, como lo han hecho con los cinco magistrados de la Sala Cuarta y a tantos otros serviles ubicados en los centros de poder que se han amalgamado para doblar sus rodillas ante la espuria magistratura de este gobierno.
Nuestros esfuerzos serán aun mayores y el 7 de octubre el noble pueblo de Costa Rica mostrará la justicia, la razón y la verdad diciendo NO AL TLC.
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¡Nunca se pone más oscuro que cuando va a amanecer!
Así escribió el poeta, Isaac Felipe Azofeifa.
Queridos compañeros y compañeras, hoy más que nunca debemos redoblar nuestras fuerzas para que triunfe el NO AL TLC en el referéndum y demostrarle a la clase política corrupta y vendida de este país, que la dignidad y la justicia, siempre llegan. Pero que dependen de la fuerza de la lucha de sus pueblos.
En nuestros corazones aún albergábamos la esperanza de que los argumentos triunfaran sobre los intereses mezquinos y corruptos de los 5 magistrados de la sala IV que demostraron, con esta sentencia, que son incapaces de oponerse a los dictados de Casa Presidencial. Sin embargo, esta tarde sabemos que no es así.
Sin embargo ellos aún no saben de la fuerza, la dignidad y la determinación que tenemos como pueblo, como país y lo denodada de nuestra lucha.
Adelante compañeros y compañeras, redoblemos nuestras fuerzas para la pelea, pues a partir de hoy será más dura, pero más inteligente y con mayor esperanza.
El triunfo es nuestro, NO AL TLC. ¡Lo derrotaremos en las urnas!
¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!
Emilia Molina
Comité Patriótico contra el TLC
Cantón de la Unión.
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Declaración de la Rectora de la UCR
La Sala Constitucional se ha pronunciado sobre las consultas de constitucionalidad presentadas sobre el Tratado de Libre Comercio entre la República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos. Cinco magistrados han considerado que dicho Tratado no contradice la Constitución.
Según la información emanada de la propia Sala, los magistrados Armijo y Cruz han salvado el voto y consideran que hay inconstitucionalidades en:
a) lo dispuesto en cuanto a la Comisión de Libre Comercio;
b) el Capítulo de Telecomunicaciones lo que se refiere a la aplicación retroactiva del Anexo 13;
c) lo dispuesto en materia ambiental, salvo lo relativo a la participación ciudadana;
d) lo relativo al proceso de certificación en los Estados Unidos;
e) el arbitraje Inversionista-Estado; f) la figura de la Comisión de Libre
Comercio;
g) el tema de los medicamentos en el Capítulo de Propiedad Intelectual; y
h) en lo que respecta a resolución de controversias, inversiones y salud, en cuanto afecta el Estado Social y Democrático de Derecho.
Además, el Magistrado Armijo ha considerado que es inconstitucional el concepto de territorio establecido en el Tratado.
En lo fundamental esos son precisamente los roces señalados por la Comisión que conformó la Rectoría de la Universidad de Costa Rica.
Con este fallo se cumple otra etapa en el proceso de discusión sobre el TLC.
Como Rectora siento que la Universidad de Costa Rica ha cumplido con su tarea. Se analizó con profundidad el Tratado y se emitió criterio informado, de acuerdo con lo que manda el Estatuto Orgánico de esta benemérita casa de estudios superiores.
Vivimos en un estado de derecho y por tanto, se debe aceptar el fallo de la Sala Constitucional, aunque no se compartan los términos.
Se cumplió con el deber que el Estatuto Orgánico y las circunstancias históricas demandaban. Podemos entonces mirar de frente sin sonrojo alguno y esperar con tranquilidad el juicio de la historia.
Dra. Yamileth González García
Rectora
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La Historia los condenará
Isabel Ducca
Hoy, se lavan las manos como Poncio Pilatos. Hoy, se sacuden de risa y ser burlan de este pobre paisillo que todavía cree en el bienestar social y en las instituciones que le dieron un carácter solidario y bonachón tan exaltados por ciertos escritores.
Hoy, le dan la espalda a quienes forjaron con sus luchas, sus aciertos y sus errores una sociedad en la cual pensar en los otros era un deber y un orgullo del funcionario público. Hoy, arrugan como papel borrador los valores patrios.
Hoy, pueden saludar el presente como hacen los monos en un circo, doblando las rodillas y la espalda, con la huella todavía en su brazo porque EL AMO se los torció para que no quedara duda: “EL TLC NO TIENE INCONSTITUCIONALIDADES”.
Hoy, tenemos los y las patriotas un sabor amargo en la boca y un dolor que no podemos ubicar con claridad. No sabemos si nos duele el alma, el corazón o la patria. Pueden festejar su victoria de papel. Pueden hacer alarde de conocimiento, pueden lucir y cantar alabanzas en los medios de comunicación.
La prensa comercial escribirá loas a la labor llevada a cabo. Pueden apostar a la aprobación del TLC a como haya lugar para eso EL AMO compra y vende conciencias. Hoy, nosotros, todos juntos y juntas, comprobamos una vez más que en este país se quebró la institucionalidad democrática.
Hoy, ellos ríen con la risa del guasón y del payaso que es muy diferente a la alegría.
No hay que confundir la embriaguez que da el poder con la plenitud. Los magistrados que afirman que el TLC no contiene inconstitucionalidades, pueden repetir lo que EL AMO les dictó, pero no pueden ni podrán nunca más hablar o escribir como especialistas costarricenses en Derecho Constitucional. Han perdido hoy y para siempre su capacidad para generar pensamiento propio.
Han negado el debate, la polémica, el diálogo y el análisis serio y minucioso. ¿Cómo van a enfrentar los análisis de los especialistas en Derecho Constitucional que han demostrado una y otra vez las contradicciones entre el tratado y la Constitución Política? Posiblemente, con el silencio y el desdén, como hace siempre el poder cuando se queda sin argumentos. .
Como decía José Martí: “A los sietemesinos sólo les faltará valor. Los que no tienen fe en su tierra son hombres de siete meses.” Hoy, existe en Costa Rica una camarilla dispuesta a vender nuestras riquezas naturales, a embargar nuestro futuro, a regalar por un plato de lentejas verdes las instituciones que nos han dado lo que somos.
Esos “sietemesinos” piensan en un eterno presente y por eso desdeñan nuestras fuentes de pensamiento y nuestras propias creaciones.
Pero, nuevamente el maestro nos señala la diferencia entre un gobierno culto y un gobierno inculto. Dice así: “En pueblos compuestos de elementos cultos e incultos, los incultos gobiernan, por su hábito de agredir y resolver sus dudas con su mano, allí donde los cultos no aprendan el arte del gobierno.”
El pueblo costarricense ha sido y es un pueblo culto. Cuando la patria y la dignidad lo han exigido, ha sabido dar la batalla con sus ideales, su paciencia y su pacifismo. La sabiduría del pueblo ha salido de todos los rincones del territorio para recordarle a un gobierno autista y prepotente cuál es el arte del buen gobierno. El movimiento del No al TLC se nutre con lo mejor de cada uno y unaque acude al llamado. Así seguirá construyendo la Costa Rica solidaria, pacífica y soberana.
Hoy ustedes ríen, mañana llorarán porque la Historia los condenará.
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¿Es el TLC inconstitucional?
Mario E. Molina
Abogado
( fragmentos)
Existe un aspecto del TLC al que consideramos abiertamente inconstitucional, sin ahondar en otros por razones de tiempo y espacio. Es el que se refiere a la Comisión de Libre Comercio, conformada por los ministros de comercio exterior de los países firmantes del Tratado. Esta comisión tendría la potestad de interpretar cada una de las cláusulas del Tratado, siendo sus resoluciones de observancia obligatoria o vinculante, lo que deviene entonces en un órgano regional con facultades extraordinarias muy superiores a las de la misma Asamblea Legislativa.
¿Qué significa esto?
Que si una empresa o inversionista extranjero demanda al Estado costarricense a la luz del Tratado, lo que la Comisión resuelva deberá ser tomado obligatoriamente en cuenta por el tribunal de arbitraje foráneo que esté conociendo el caso. Aparte de eso, al estar constituida esta comisión por los ministros de comercio exterior, el Estado costarricense llevaría todas las de perder, pues éstos son defensores a ultranza del TLC, es decir, absolutamente parciales. Si a ello le agregamos la harto conocida animadversión que nos tienen a los ticos en el resto de Centroamérica, pues el escenario que podríamos vislumbrar es casi dantesco. Es algo así como lo que ocurre en Irak con el juicio a Saddam Hussein, en el que los jueces que lo han de juzgar son acérrimos enemigos suyos. Imagínense lo que le espera
¿En qué radica la inconstitucionalidad?
En que la soberanía o autoridad suprema e independiente reside exclusivamente en la Nación (artículo 2 constitucional), y ésta JAMÁS podría ser transferida a un órgano comunitario, pues la soberanía de la República JAMÁS se podría interpretar como una competencia cualesquiera y simple que se pueda trasladar (artículo 121, 4, constitucional).
Arrogarse la soberanía es traición a la patria (artículo 3 constitucional), (…) Por si esto fuera poco, el artículo 9 de nuestra ley fundamental establece con toda claridad que: “Ninguno de los Poderes puede delegar el ejercicio de funciones que le son propias”, por ello, está muy claro que la Asamblea Legislativa no puede delegar en un órgano comunitario la interpretación auténtica de las estipulaciones del Tratado en caso de conflicto, así de sencillo.
Pero aún no he terminado. Por ser el TLC un instrumento jurídicamente inferior a la Constitución Política, es éste el que debe respetar en todos sus extremos a nuestra Carta Magna, y no al revés, es decir, que los costarricenses tengamos que reformar sustancialmente la Constitución para “ajustarla” al Tratado, pues de ser así, la pérdida de la soberanía nacional adquiriría proporciones alarmantes e inaceptables .
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COMUNICADO DE PRENSA
Miércoles 4 de Julio
EL 7 DE OCTUBRE DECIDIREMOS LA COSTA RICA QUE QUEREMOS
El Movimiento Social va adelante en la lucha contra el Tratado de Libre Comercio y de su agenda de implementación.
Advierte que el peor boicot que habría al referendum sobre el TLC sería aprobar la agenda de implementación.
Concentración de mujeres y todas las personas que se sumen el jueves 5 de julio a las 9 am, partirá del Monumento Nacional y llegará a la Sala Constitucional.
“El próximo 7 de octubre decidiremos la Costa Rica que queremos”, expresó este miércoles el rector del Instituto Tecnológico de Costa Rica (ITCR), Eugenio Trejos, durante una conferencia de prensa en la que reiteró la decisión del Movimiento Patriótico de participar en el próximo referéndum para derrotar el TLC, tras el fallo emitido el martes por Sala IV sobre la constitucionalidad de este Tratado.
_ “Lo que está en juego el próximo 7 de octubre es el estado social de derecho, el modelo de país en el que aspiramos vivir y esperamos heredar a nuestros hijos e hijas”_, declaró Trejos en la rueda de prensa.
El rector reconoció la valentía de los magistrados Fernando Cruz y Gilbert Armijo autores del voto de minoría en el fallo e la Sala IV al haber ellos señalado que este Tratado contiene roces de constitucionalidad y amenaza seriamente el estado social de derecho . Estos dos magistrados han “cumplido con su deber de velar por la defensa de la constitucionalidad”, afirmó.
_ “Vamos a seguir adelante con la lucha contra la ratificación de este Tratado de Libre Comercio y de su agenda de implementación”_, anunció Trejos.
“En ese sentido hacemos un llamado muy vehemente al señor presidente de la República, a las señoras y señores diputados, para que retiren de la agenda legislativa todos los proyectos de la agenda de implementación.”
“Consideramos que el peor boicot que habría al referendo sería persistir en el interés de aprobar la agenda de implementación.”
“Estos proyectos no tienen razón de ser sino única y exclusivamente en el marco del tratado de libre comercio. Como lo hemos indicado en numerosas oportunidades, la aprobación de estos proyectos sería lo mismo que aprobar el TLC sin que este fuese ratificado por la Asamblea Legislativa”, explicó Trejos.
Las organizaciones sociales, civiles y políticas que ha estado opuestas a la ratificación de este TLC y de su agenda de implementación consideran que habría una ruptura de la institucionalidad si, en la antesala de un referendo, se convoca en el plenario de la Asamblea Legislativa las votaciones de esta agenda de implementación, reiteró.
Más adelante el rector del ITC recordó que la realización del referendo es un logro del movimiento social, que fue el que planteó la convocatoria a la consulta popular.
Dijo que el movimiento social va a insistir para que se modifique el reglamento que fue dictado por el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE ), a efecto de que “vayamos con tranquilidad al referendo, al cual asistiremos, siempre dentro del marco de la institucionalidad democrática que nos rige”, señaló Trejos.
De cara al referendo el movimiento social ha insistido en que haya acceso balanceado a los medios de comunicación masiva, que la votación sea por medio de la huella digital y no a través de marca que es un medio muy falible, que se tenga control estricto sobre las fuentes de financiamiento de los grupos que participan en el referéndum, y que hay control ciudadano en las urnas electorales,
Estas peticiones, sin embargo, fueron desatendidas y el TSE emitió un reglamento que resulta “totalmente insuficiente para brindar todas las garantías a las que aspiramos para el referendo.”, advirtió Trejos.
La empresaria Flora Fernández anunció en la conferencia de prensa, que este jueves a las diez de la mañana un grupo de mujeres vestidas de blanco se congregarán al pie Monumento Nacional, al costado norte de la Asamblea Legislativa, e irán caminando a la Sala Constitucional donde harán un reconocimiento a los magistrados Cruz y Armijo y patentizarán la decisión de ir al referendo para derrotar el TLC.
“Es un reconocimiento a dos magistrados a los que no fue posible torcerles el brazo (…) nosotras seguimos convencidas que el gran valor de los magistrados Fernando Cruz y Gilbert Armijo nos demuestra que todavía hay una reserva moral importante en este país. Ellos si vieron los roces constitucionales como los estamos viendo nosotros, como los vieron los juristas de la Universidad de Costa Rica, como lo han señalado muchísimas personas con gran experiencia en materia constitucional”, enfatizó Fernández.
MOVIMIENTO PATRIOTICO CONTRA EL TLC
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Publicado desde el 4 de julio de 2007