Indica la prensa escrita del día sábado 5 de octubre de 2013, que la denominada Asociación Costarricense de Grandes Consumidores de Energía (Acograce), le ha pedido a la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep), que le cobre más por recibo de luz a las casas de la gente, especialmente las casas de las familias de la clase trabajadora (en todas las dimensiones de ésta), para que se le rebaje a esos grandes consorcios de negocios (muchos de ellos de carácter monopólico y trasnacional), lo que vienen pagando por sus respectivos consumos de electricidad.
Esta pretensión resulta ¡inadmisible! y expresamos nuestro más contundente y claro rechazo. Lamentablemente, dado el sesgo pro-empresarial de la Aresep, mucho nos tememos que la Acograce se “salga con la suya”.
Valga indicar que el Vicepresidente de la Acograce es el señor Jack Liberman Ginsburg, hermano del señor Luis Liberman Ginsburg, actual Segundo Vicepresidente de la República. Lamentablemente, no podemos dejar de mencionar esta circunstancia considerando el creciente sentimiento de desconfianza ciudadana en su clase gobernante.
Hemos venido insistiendo, una y otra vez, sin cansancio, que la sociedad costarricense de hoy sigue profundizando la brecha de la desigualdad. Es más, está reconocido por diversas entidades internacionales, entre ellas la Comisión Económica para la América Latina (Cepal), que Costa Rica es la nación latinoamericana que más ha experimentado el crecimiento de la desigualdad en los últimos años. Lo que pretende la Acograce (con el eventual respaldo de la Aresep), “le echa más leña a la hoguera” en esto de la desigualdad creciente que sufrimos.
También hemos venido insistiendo en que la clase trabajadora sufre un proceso sostenido de empobrecimiento salarial, dado que los reajustes por costa de vida, de carácter semestral, no son realmente compensatorios de las variaciones en los precios y en las tarifas de los artículos y de los servicios de consumo básico; y, por ende, no incrementan el poder de compra, el poder adquisitivo de los salarios.
Por eso hemos venido planteando, también de manera muy insistente, en que los salarios mínimos de aplicación en el sector privado de la economía, deben reajustarse estratégicamente, para elevar sus actuales niveles; y, a partir de esos nuevos niveles seguir aplicando esos reajustes salariales semestrales y rutinarios por costo de vida.
Téngase presente que (basados en datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos INEC), prácticamente, el 65% de la población trabajadora asalariada, con empleo formal y salario fijo, contabilizando ambos sectores (privado y público), reciben un salario igual o menor a los 310 mil colones mensuales. Si Aresep acoge lo que pide la Acograce, estas familias se empobrecerán aún más y estamos hablando de casi 1 millón de hogares, sin contar los del desempleo.
Desde este punto de partida, también hay que decir que lo pretendido por la Acograce (con el eventual respaldo de la Aresep), “le echa más leña a la hoguera” en esto de la desigualdad creciente que sufrimos.
Con absoluto respeto pero con contundencia, formulamos un vehemente emplazamiento público a los señores candidatos presidenciales “reales” (que no tienen doble postulación) para que se pronuncien al respecto. Los señores Johnny Araya Monge, José María Villalta Florez-Estrada y Luis Guillermo Solís Rivera (citados en orden alfabético por su nombre inicial), deben emitir declaraciones contundentes al respecto.
Por un lado, ellos vienen indicando, de una manera u otra, sus preocupaciones sobre el tema de la desigualdad; por otro, deben tener claro que el mayor número de votos posibles que puedan obtener, provendrá, precisamente, de esos hogares de la clase trabajadora que ya, de por sí, están pagando muy caro el recibo de la luz y que ahora pagarían más si la Aresep se “rinde” ante la Acograce.
Esta injusta y evidentemente provocadora gestión de los grandes consorcios empresariales y de negocios consumidores de electricidad, ¡no debe pasar!
Los hogares de la clase trabajadora asalariada y no asalariada; las familias que están sufriendo por el desempleo; la micro, la pequeña y la mediana empresa, no soportarán un alza de hasta un 11% en la tarifa actual de electricidad en los hogares de este segmento población del país, que es evidentemente mayoritario.
Pero hay más. La pretensión de la Acograce, cuyos integrantes deben ser parte del restringido grupo ganador del modelo neoliberal y que forma parte del 1% más rico de la población; podrían tener una intención más que perversa: sino quebrar del todo, golpear todavía más la estabilidad financiera tanto del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), como de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL).
Según los datos leídos, el rebajo pretendido por Acograce, generará impactos financieros negativos por el orden de los 35.600 millones de colones para el ICE y de 15.600 millones para Fuerza y Luz. Amén del golpe en las finanzas de los otros entes públicos y sociales distribuidores de servicios de electricidad.
Esperamos que en el momento clave en que la Aresep debe definir sobre la petición de Acograce, la impunidad por inmovilización social no triunfe y podamos enfrentar este desafío de manera abierta. ¡Movilicémonos!