El señor Presidente electo, don Luis Guillermo Solís Rivera, anunciará el próximo lunes 28 de abril, los nombramientos estratégicos de su gobierno que le quedaron pendientes.
Entre ellos, las carteras ministeriales de Agricultura y Ganadería, de Justicia y Paz y de Vivienda.
Sin duda alguna, ámbitos estratégicos de política pública en el escenario del “cambio” ofrecido y multitudinariamente acogido en las urnas de la segunda ronda electoral.
Hay otro nombramiento de altísimo calibre y más que estratégico; es un nombramiento que tiene que ver con la vida directamente de quienes habitamos este país, especialmente la vida del pueblo trabajador que es el mayor segmento ciudadano.
Hablamos de la persona que ha de ser nombrada para la presidencia ejecutiva de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
En los últimos tiempos, un importante grupo de organizaciones de la sociedad civil, incluidos algunos sindicatos, se han dedicado a analizar el tema de la Caja con gran responsabilidad y contando con el aporte de personas especialistas en Seguridad Social y en temas de la desigualdad.
Fíjense ustedes que dentro de este conglomerado solidario de costarricenses preocupadísimos por estos temas, en tal experiencia de análisis y luego de aportes concretos, estuvieron el próximo presidente de Costa Rica y su Ministro de la Presidencia.
Por supuesto que ambos distinguidos ciudadanos todavía no estaban inmersos completamente en la política electoral ni creemos que pensaban estarlo, cuando estaba culminando lo mejor y más productivo del proceso de propuesta social denominado “Diez medidas para comenzar a ordenar la Caja”.
Con fecha 19 de febrero de 2013 se emitió un documento denominado “Manifiesto por la Seguridad Social”, como un ajuste a la denominada propuesto sin cambiar la esencia de la misma.
En tal sentido, conviene puntualizar lo que a juicio de tales grupos sociales constituye la base de la esencia de los graves problemas que afectan a nuestra querida CCSS.
No tenemos noción real de que desde esa fecha a hoy, se hayan dado cambios sustanciales, a raíz del hermetismo de la actual cúpula política de la institución y su renuencia a un diálogo abierto y transparente con la sociedad civil asegurada y representada en una gran diversidad organizacional.
Respetuosamente consideramos que la persona que se nombre a la cabeza de la Caja deberá tener absoluta claridad de los tres grandes conflictos de interés que la están carcomiendo por dentro; conflictos de interés sobre los cuales, tanto el señor Presidente electo como su ministro de la Presidencia tienen absoluta claridad de los mismos. De dicho manifiesto extractamos:
Primero: “El conflicto entre el interés público y los intereses político-partidarios. Este conflicto ha producido, por ejemplo, que la jerarquía institucional le perdone deudas al Estado, o no se utilicen todos los instrumentos legales para impedir la morosidad del Estado con la Caja; o que se haya contratado más de 10 mil personas, la mayoría en cargos administrativos a nivel central”.
Segundo: “El conflicto existente entre el interés público y los intereses mercantiles de quienes hacen jugoso negocio con la salud (o más bien, con la enfermedad) de las personas. Este conflicto ha producido, por ejemplo, que se siga contratando servicios privados a un altísimo costo, en lugar de realizar las inversiones que permitan a la Caja prestar esos servicios de forma directa a un menor costo”.
Tercero: “El conflicto existente entre el interés público y el interés gremial. Algunos de los gremios de la Caja están actualmente defendiendo situaciones desfavorables para la población asegurada. Por ejemplo, en lugar de buscar que la hora ordinaria se remunere bien para todos, defienden que una pequeña élite de profesionales en ciencias médicas gane más de 10 millones de colones al mes. Esto se hace mediante abultadas jornadas extraordinarias y disponibilidades… Estas jornadas extraordinarias devienen permanentes, con lo cual se bloquea la creación de segundos y terceros turnos. Este círculo vicioso impide que la mayoría de los centros de atención de la Caja abiertos las 24 horas logren un verdadero impacto en la efectividad, calidad y humanización de los servicios”.
Quien entre a dirigir la Caja debería tener presente esta conclusión que resume la grave situación de la institución en la actualidad, según los grupos sociales del proceso “Diez medidas para comenzar a ordenar la Caja”:
“Todos estos conflictos entre el interés público (de toda la población asegurada), y de unos pocos (políticos, vendedores de servicios y de algunos pocos especialistas inescrupulosos), que afectan directamente lo que hace y deja de hacer la Caja, tanto hacia adentro como en sus relaciones externas, deben ser abordados con transparencia y objetividad. De ello depende que sobreviva y se recupere el modelo de salud universal y solidario que hemos disfrutado”.
Desde nuestra visión sindical, entrarle a esta situación va a generar grandísimas resistencias internas de corte corporativo, especialmente gremial.
Por eso, si el nuevo presidente o la nueva presidenta de la Caja decide comerse semejante “bronca”, aparte del lógico apoyo presidencial al más alto nivel que de seguro tendrá; necesitará de un gran respaldo ciudadano, activo y militante y para lo cual, desde nuestra perspectiva del “Sindicalismo Ciudadano” ofrecemos nuestro aporte impulsando en el nivel local, una especie de comités de ciudadanía asegurada por la Caja que deben ser una base social activa a favor de las transformaciones que ocupa la Caja.
Ya lo habíamos indicado antes pero queremos recalcarlo, ante el inminente nombramiento que venimos comentando.
1) La Caja es la vida misma para la clase trabajadora que no puede pagar servicios de salud de carácter privado. La Caja es como el aire que respiramos o como el agua que tomamos, elementos imprescindibles para la existencia humana.
2) La Caja es del pueblo trabajador, no de los sindicatos.
3) La Caja debe ser liberada de la especie de secuestro a que la tienen sometida, poderos grupos corporativos, tanto internos como externos.
4) Falta mucho camino por recorrer y muchas cosas que destapar en el campo de la corrupción que hay en el seno de la institución.
5) Lo que denominamos “realeza médica” debe dejar de ser el poder real en la Caja.
6) Se debe democratizar la formación de especialistas, sacándola del “gueto élite” que tiene ahora su control.
7) Deben habilitarse tres turnos de servicio médicos, como lo hace ya el personal de Enfermería que labora 24 horas continuas.
Muchísimas más cosas, usted, ciudadano, ciudadana, persona asegurada de la Caja debe tener en mente a propósito del nombramiento que se va a anunciar en la Caja; una institución maravillosa, extraordinaria, excepcional en el mundo, genuinamente costarricense y parte esencial de nuestro ADN como sociedad; institución en la cual la mayoría abrumadora de su población trabajadora lo hace abnegadamente y con gran compromiso social, para fortuna de todos y de todas. Por eso, ¡hay grandes oportunidades de salvarla!