José Merino del Río
Diputado
Partido Frente Amplio
El padre Vargas se ha ganado el respeto y el cariño de los limonenses por su permanente lucha en defensa de los pobres, de la clase trabajadora y del pueblo en general. Ese compromiso con los pobres le llevó a oponerse, con el firme apoyo de Monseñor Ulloa mientras fue obispo de esa diócesis, a los atropellos cometidos por las empresas transnacionales del banano y de la piña contra los derechos de los trabajadores y el ambiente. En esa misma línea de compromiso con el pueblo y con su patria, el padre Vargas se ha opuesto al TLC, por considerar que atenta contra el bien común y el Estado social de derecho construido por varias generaciones de costarricenses.
Esa actitud valiente en defensa de los pobres y del pueblo, molesta al gobierno de los ricos que hoy encarnan los hermanos Arias. Por eso, se denuncia que el ministro sin cartera y delegado presidencial de Arias en Limón, Marco Antonio Vargas, comenzó una campaña de presiones y descalificaciones para lograr la destitución del padre Vargas al frente de la Pastoral Social.
Muchas trabajadoras y trabajadores me pidieron hoy que denunciara esta situación y que me sumara a la protesta para exigir aclaraciones y que el padre Vargas, defensor de los pobres y de toda buena causal social, sea restituido a sus funciones. Los trabajadores aseguran que el delegado de Arias habría exigido al obispo de Limón destituir al padre Vargas, como condición para que el gobierno preste algunas ayudas a esa provincia.
Como ciudadano, diputado de la República, y conocedor de la labor social desplegada por el padre Vargas en Limón, me parece muy grave que el gobierno de los hermanos Arias intervenga hasta en los asuntos internos de la Iglesia, para perseguir a quienes se oponen al Tratado de Libre Comercio.
Esto es muy grave. Es necesario que el pueblo de Limón se levante en defensa del padre Vargas. No es posible que los hermanos Arias persigan a todo ciudadano que se oponga a sus políticas egoístas y contrarias a los intereses de las mayorías. Este es un asunto que compete también a todos los habitantes de la República. Hago un respetuoso y firme llamado a los más altos dignatarios de la Iglesia Católica, para que devuelvan al pueblo de Limón la confianza y la esperanza del compromiso de la iglesia con el pueblo trabajador de Limón, restituyendo al padre Vargas a sus funciones al frente la Pastoral, que con tanta dignidad y abnegación ha llevado a cabo durante los últimos años.