¿Por qué Estados Unidos abortó el TLC con Ecuador?

Francisco Hidalgo Flor (Rebanadas de Realidad) [1]

Se han expuesto varias hipótesis para explicar este desenlace, en este artículo compartimos la opinión de que se debe a la irrupción de una tendencia, que va cobrando fuerza en el continente, en el marco de la configuración de un nuevo escenario político regional, que rompe con la columna vertebral de los “tratados de libre comercio”, la tesis de la recuperación del control estatal sobre el manejo de los recursos naturales, especialmente los hidrocarburos. Esto deja atrás años de políticas de sumisión y entreguismo ante las transnacionales petroleras, expresada en privatizaciones, que se amplificaron en el marco de la ofensiva neoliberal de la década de los noventa y que auspició formas contractuales abiertamente perjudiciales a los intereses de los países latinoamericanos.

La consolidación de esta tendencia de soberanía nacional, expresada en la frase del presidente ecuatoriano: “aceptar una imposición petrolera, para que se abra un TLC, sería indigno y una falta a la historia” [2], obedeció a factores nacionales e internacionales. Por un lado, la presión de organizaciones populares, principalmente del sector campesino e indígena, que desde un inicio articularon las demandas de sanciones legales contra la Occidental Company con la oposición al TLC; y, por otro, tanto la confirmación de los escenarios de un precio del petróleo cada vez más alto, como la consolidación de posturas radicales, he ahí la reciente nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia.

Los verdaderos significados de la ruptura

Estados Unidos rompe las negociaciones como medida de presión, en defensa de las transnacionales petroleras privadas, ante la doble decisión del gobierno de Ecuador: I) demandar una renegociación de la participación del Estado en las rentas generadas por los nuevos precios del crudo, mediante la aplicación de reformas a la Ley de Hidrocarburos; y, II) la resolución de declarar la caducidad del contrato con la Occidental Petroleum (OXY) y la reversión de sus instalaciones a favor estado ecuatoriano.

Coincidieron en el tiempo la fase final de negociación del TLC Ecuador – Estados Unidos y los cambios en las políticas petroleras. Al momento en que el gobierno de Quito aprobó, a mediados de abril, las reformas a la Ley de Hidrocarburos, la delegación estadounidense se levantó de las mesas de negociación y el proceso quedó malamente herido, peor cuando en mayo se tomó la resolución de declarar la caducidad del contrato, los Estados Unidos se declararon “decepcionados” [3] y las negociaciones murieron.

La agenda oficial del TLC reflejaba solo parcialmente los intereses en juego, especialmente aquellos provenientes desde Washington, y en la práctica fueron rebasados ante la consolidación de tendencias denominadas de “nacionalistas”.

Este quiebre de las negociaciones entre Ecuador y Estados Unidos es evidencia de que la esencia de estos tratados es garantizar la rentabilidad de las grandes transnacionales, en perjuicio de los derechos e intereses nacionales, y de que están supeditados solo a las prioridades estratégicas, económicas y geopolíticas.

Desde hace treinta años las principales inversiones extranjeras han sido orientadas al sector petrolero y muy poco hacia otras ramas como las agroindustrias o las farmacéuticas, como lo evidencia el siguiente cuadro:

Cuadro No. 1: Inversiones Extranjeras Directas en el Ecuador
(en millones de dólares)
Año Inversión petrolera Inversión extranjera total
2002 1.057,5 1.275
2003 1.265,3 1.555
2004 919,8 1.160

Fuente: “Análisis de coyuntura económica – Ecuador 2005” Edic. Flacso – Ildis

TLC o suicidio del mercado nacional y andino

Desde el inicio de las negociaciones del llamado TLC Andino, a fines del 2004, la potencia del norte resolvió unilateralmente que quedaban excluidos Bolivia y Venezuela, y solo eran incorporados Perú, Colombia y Ecuador; esa sola decisión rompió por la raíz la Comunidad Andina de Naciones, que desde la década de los setenta viene intentando consolidar políticas regionales. Mas también desde el inicio, la postura oficial de Washington fue obligar a cada uno de estos países a desmontar las políticas proteccionistas de mercado regional, como por ejemplo, las franjas de precios que protegen a los productos alimenticios básicos frente a la agro exportación subsidiada de Estados Unidos y Europa.

La discusión sobre TLC se redujo a las agendas de veinte mesas, donde destacaban como las más polémicas las referidas a los temas agrícolas y de protección intelectual. Cada vez se evidenció más que la negociación de TLC era una línea de los Estados Unidos para quebrar el mercado regional andino, consolidar sus posiciones estratégicas y fracturar los mercados nacionales, sobre la base de sustituir políticas nacionales por políticas de protección a las transnacionales, como las de agro exportación, agroquímicos y de comercialización.

A partir del mes de noviembre del 2005, Washington privilegió cerrar los acuerdos de manera bilateral; con Perú lo hace en diciembre de ese año, y con Colombia en el primer trimestre del 2006. La negociación con Ecuador siempre fue compleja, en especial después del derrocamiento del ex – presidente Gutiérrez, pues la movilización social en medio de la cual asumió la presidencia Alfredo Palacio, obligó a ciertos compromisos, entre ellos, la de una postura crítica frente a las negociaciones de este tratado.

En Ecuador las posiciones a favor del TLC jamás alcanzaron un consenso social o por lo menos una opinión pública claramente favorable; siempre hubo un sector crítico al proceso, que se fue consolidando, más aún cuando organizaciones campesinas e indígenas, que desde hace más de una década lideran el campo popular, fueron afirmando una línea de resistencia y lucha directa contra el TLC, pues lo consideran un instrumento a favor de las transnacionales de la agro exportación.

Cada vez fue quedando mas en evidencia que el principal sector beneficiario de este Tratado es francamente minoritario, incluso dentro de los propios sectores de economía capitalista. Este sector beneficiario está constituido por los agro exportadores modernos y la industria articulada al mercado norteamericano, por un lado flores, brócoli, piñas, mangos, y por el otro textiles, enlatados de atún; pero no mucho más que eso. Incluso los grandes exportadores tradicionales de banano, cacao y café veían con ciertas reservas las implicaciones de este acuerdo.

Un informe de la CEPAL sobre probables impactos del TLC reconoció que “Los productos con potencialidades en un acuerdo con Estados Unidos son: flores, banano, piña, mango; mientras que los productos amenazados en ese acuerdo son: arroz, maíz, papa, soya, cárnicos” [4]. En el mismo estudio se establece que una confrontación de productores de alimentos y cereales nacionales con los productores de alimentos y cereales de Estados Unidos podía “afectar a la supervivencia del 57% de las unidades de producción agrícola y la vida de un millón y medio de campesinos”.

El Ecuador es un país que todavía tiene una importante población rural, el 35% de los habitantes todavía están en el campo; la canasta alimentaria (leche, arroz, carne, frutas, hortalizas), todavía se producen a nivel nacional, es un país que en estos niveles se autoabastece; el empleo y subempleo rural está muy ligado a la reproducción de las economías campesinas. El sector industrial empresarial no – tradicional, como los floricultores, es pequeño, genera poco empleo y explota mucho.

Luego de que Perú y Colombia cerraron sus negociaciones, quedó claro, para la población ecuatoriana, que los “márgenes de maniobra” del país eran pequeños y se volvía inminente un acuerdo que en aspectos sustanciales, como el agrícola, era perjudicial para la sobrevivencia de los sectores populares, especialmente los del campo. Entonces la percepción social de que la firma del TLC significa quebrar la reproducción social campesina fue ganando terreno.

Resistencia social frente al TLC y la OXY

En el caso ecuatoriano siempre estuvo ligado el asunto del Tratado de Libre Comercio con el tema del tratamiento a las transnacionales petroleras norteamericanas. Coincidió que a la par que las negociaciones del TLC se iniciaban a fines del 2004, al mismo tiempo se ventilaba la demanda de la empresa estatal Petroecuador contra la Occidental Petroleum, mas conocida como OXY, por alteraciones contractuales: sobreexplotación de pozos petroleros, cesión de derechos a la empresa canadiense “Encana” sin autorización de las autoridades nacionales respectivas. Las implicaciones políticas de este hecho supieron entenderlo las organizaciones populares y los sectores críticos.

Al igual que en otros países, en Ecuador las campañas contra el ALCA, desde el año 2000, y las campañas contra el TLC, desde mediados del 2004, fueron intensas. Sin embargo, a diferencia de otros países, en Ecuador se logró a inicios del 2006 generar una presión fuerte que determinó cambios en el comportamiento político gubernamental, cabe preguntarse ¿Dónde estuvo la diferencia?. La respuesta probablemente sea: la fuerza de las organizaciones campesinas e indígenas que ganaron hegemonía en el sector rural, y el origen del gobierno de Alfredo Palacios, que proviene de la presión de movilizaciones sociales que determinaron el derrocamiento de su antecesor Gutiérrez.

Desde inicios de los años noventa el movimiento indígena ha cobrado protagonismo, en especial la CONAIE, hasta el punto de convertirse en la organización que en determinadas condiciones jalona al resto del movimiento popular. Eso aconteció en este tema del TLC, pues la CONAIE logró rearticular sus fuerzas, y una de las banderas de lucha fue la oposición al Tratado. Las movilizaciones sociales, que arreciaron desde Febrero, con impacto en los sectores urbanos, y que tuvieron su punto culminante en el levantamiento indígena de Marzo del 2006, precisamente antes de la última ronda de negociaciones, fueron determinantes para generar una presión nacional.

A la contundencia de la movilización campesina, donde consignas como “el TLC significa muerte para la agricultura” se tornaron en sentido común, se sumó la movilización de las provincias donde la explotación petrolera es más grave, esto es la amazonía ecuatoriana, por la salida de la OXY.

Los sectores pro – TLC, las Cámaras de la Producción, quedaron en minoría y sin fuerza social para revertir la tendencia mayoritaria, tan es así que en su desesperación, cuando el gobierno anuncia las sanciones contra la empresa petrolera transnacional, “los empresarios declaran a Palacio enemigo del sector productivo” [5].

La caducidad del contrato con la Occidental Company (OXY)

El contrato suscrito contemplaba que en caso de la terminación del contrato la sanción era la reversión de la concesión y la obligación de entregar los campos y yacimientos, así como obras e inversiones realizadas; en definitiva, devuelve el derecho de concesión y lo que en ella se invirtió. Es lo que sucedió el 16 de mayo del 2006 cuando el Ministro de Energía se pronuncia por la caducidad y el estado tomo posesión de las instalaciones de la empresa.

Los Estados Unidos y las Cámaras de la Producción pretendían que el Estado no sancionara a la OXY y en su lugar que aceptara un proceso de negociación, lo que significaba ignorar las reiteradas faltas cometidas por la transnacional, pero sobretodo sentar un precedente de continuidad en las políticas petroleras, donde las transnacionales reinaban.

Notas:
[1] (1)Sociólogo, colaborador de la IGS, escribe para el portal de Internet “Gramsci e o Brasil. Director de la Revista Espacios, autor del libro: “Alternativas al neoliberalismo y bloque popular”. Ap. Postal: 17 – 10 – 7169 Quito – Ecuador. Rebanadas de Realidad publica a Francisco Hidalgo Flor por gentileza del autor. Ir arriba
[2] Declaraciones de Alfredo Palacio – El Comercio 20/05/2006. Ir arriba
[3]) “El subsecretario adjunto para el hemisferio occidental del departamento de estado de los Estados Unidos declaró que la resolución ecuatoriana es tomada como una confiscación de los bienes de una empresa estadounidense, y se declaró decepcionado, además expresó que los acuerdos se basan en el principio fundamental de que ambas partes respeten el régimen de derecho, en clara alusión a las negociaciones de TLC” – nota de prensa de El Universo 17 de mayo 2006. Ir arriba
[4] CEPAL: ““Los Impactos diferenciados del Tratado de Libre Comercio Ecuador – Estados Unidos sobre la agricultura” – Ecuador, 2005. Ir arriba
[5] El Universo 17/05/2006. Ir arriba

17/6/06

Dejar una respuesta