HIROSHIMA
Aun en tiempos de guerra Hiroshima enhebraba en verano espléndidas rosas a la vera del mar.
Cantaba al puerto y al verdor de sus boques.
Tejía la ilusión marinera, danzas e las geishas bajo el cielo oriental.
Vísperas del crimen, agosto bailaba pájaros y flores, mariposas, ronda de pescadores, sueños de los niños por la libertad.
Hiroshima, aun en tiempos de guerra, lucía el esplendor, la fuente y arroyos, los mantos de luz.
Ausente yacía el ave de luto, llama del infierno, átomo de uranio, calor devorante y lluvia mortuoria para el fresco pino, mensajero de paz.
Un ángel de rosa escribía su tristeza.
Mirad a las geishas danzando quemadas, narrando al monzón ramos de esperanza, gotas de dolor.
Ved la ciudad arrasada, moribunda, gimiente y su mar entre llamas.
Hiroshima sangrante, estampa del averno, fosos ululantes de Dante el poeta.
Contemplad la ciudad, exiliada de sus acuarelas, mundo transparente, viejas y maestras pinturas de Susiky Harunobu.
Urbe mutilada de aquel bello muelle, sus aguas con peces dorados al frente, jardines y parques, colmena de mieles, convertida ahora en inmenso erial, llagas de la tierra, rugiente volcán.
El ángel descarga su furia y tormento:
Qué culpa albergamos del ancestro guerrero para que los cuerpos ardan al filo del aire,
Hiervan huesos y coágulos, la sangre, terrones de hielo, los ojos, láminas de polvo, las mejillas rosáceas, cenizas y escamas, y el pájaro helado, fúnebre al viento.
Es cierto, el Japón viene de razas atroces, buenos constructores de murallas y puertos, pintores grandiosos, tal Onamo Kamada, jugares espléndidos del haikú y de la tanga, Tar Kamuro Tacaño, Oni Saishu, Oiwara Sesunsu, todos cantando al amor y a la primavera.
¿Dónde están los campos de la mandarina, la cebada, el loto y los crisantemos?
Acaso pensamos que por vivir el horror, el pesado fardo de la tradición,millones de bueyes sean sacrificados por el dios en la tierra, nuestro Emperador.
Qué crueldad la desatada en Pearl Harbor para que Harry Truman, hijo de Lamar, rostro de murciélago, nieto de Nerón, asesinara a Hiroshima, regando de luto a la humanidad.
Hiroshima llora por esta hecatombe su desgracia a la vera del mar.
Antonio Pérez Carmona
Del libro De la Guerra y la Ternura
Editorial El Perro y la Rana, 2005.
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“Sobre Hiroshima y Nagasaki”:http://es.wikipedia.org/wiki/Bombardeos_atómicos_sobre_Hiroshima_y_Nagasaki