Los derechos laborales ahora son “depredadores”

Visitando el sitio web de la Real Academia Española de la Lengua (www.rae.es), buscando el significado de la palabra “depredador”, nos encontramos con esta definición: “Robar, saquear con violencia y destrozo”. ¿Con qué propósito hablamos de esto? Veamos.

El empresario costarricense don Andrés Pozuelo, Presidente de Alimentos Jack’s, en entrevista concedida al periódico La República y al anunciar que su empresa “se va” del país (por lo menos la mitad de ella y “a plazos”, en 5 años); se dejó decir que “…, el tema de capital humano, los servicios laborales ya no nos benefician, más bien se convierten en depredadores. Se debe hacer una reingeniería para que estos pasen de ser una carga a servicios otra vez”.

También dijo lo siguiente: “El gobierno costarricense tiene que ver a la industria costarricense como prioritaria, y no como la caja chica que puede ir a sacar plata cuando quiera”.

Además apuntó que “El ambiente de inversión para el empresario nacional es más duro, aquí se toma en cuenta solo al empresario extranjero. La vida empresarial es más difícil para el costarricense…”.

Tres conclusiones nos surgen a partir del pensamiento de don Andrés Pozuelo. 1) Sería mejor que no hubiesen derechos laborales en la actividad empresarial. Es mejor el trabajo esclavo. El aguinaldo, las vacaciones, el aporte a la Seguridad Social, el salario mínimo (paupérrimo, por cierto), es sinónimo de robo, de saqueo; de depredación con violencia y con destrozo. 2) La mejor actividad empresarial es aquella que no debe pagar impuestos; honrar los tributos de ley es darle plata al Gobierno cuando este así lo quiere. Entonces, es mejor evadirlos. 3) La apertura de mercados y el libre comercio, el de los TLC’s neoliberales, han acabado con la industria nacional pues solamente ahora cuenta el empresario extranjero.

En el fondo, el señor Pozuelo tácitamente reconoce la perversidad de la globalización neoliberal y su catastrófico rumbo actual dirigido por el capital financiero-bancario: contra los derechos laborales fundamentales y a favor del trabajo precario y esclavo; contra la industria y la producción nacional y a favor de la producción corporativa centrada en las multinacionales; contra la distribución justa de la riqueza mediando sistemas tributarios progresivos y a favor de la concentración de la riqueza y de la exclusión social.

Si algo positivo se debe extractar de las lamentaciones del indicado empresario es la imperiosa necesidad de que en este país se construya un gran acuerdo nacional por la protección del empleo, a favor de la producción nacional para el mercado interno y por justicia tributaria real tanto para las personas trabajadoras como para las micro, pequeñas y medianas empresas.

Lamentablemente esa no parece ser la prioridad para la hegemonía política reinante todavía en nuestro país. Ésta centra todos sus esfuerzos en bloquear iniciativas que pongan en riesgo su poder y, especialmente, el que necesitan para seguir acumulando más plata en detrimento del bien común, por un lado.

Por otro, desde el Gobierno parece mostrarse una gran incapacidad para articular esfuerzos multisectoriales realmente efectivos en tal línea; toda vez que algunas de sus iniciativas en tal dirección muestran sesgos de “autosuficiencia política” que no alcanzan ni han de prosperar ante la falta de un músculo social consolidado para retos de inclusión social efectiva, como el del empleo o el de la transformación tributaria estructural, mismos que ameritan el desafío a esa hegemonía dominante de gran poder mediático, además.

Preocupa, duele, atormenta y angustia el drama del desempleo; pero no se puede aceptar que el derecho constitucional al trabajo se contraponga a los derechos laborales universalmente reconocidos; y que la tal “competitividad” que tanto preocupa al señor Pozuelo, deba tener como base el trabajo precario y, peor aún, el trabajo esclavo.

Finalmente, recordamos que con ocasión de la gran discusión nacional a propósito del TLC con los gringos, el Movimiento Patriótico del NO al TLC planteó los graves riesgos de este tipo de tratado con relación a las industrias y a la producción nacionales.

Ahora que el señor Pozuelo pega el grito al cielo porque “aquí se toma en cuenta solo al empresario extranjero”, sería bueno saber si el gremio corporativo-empresarial que le ha venido representando, está “arrepentido” de su apoyo a ese TLC.

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