El solidarismo un movimiento social que presenta un modelo organizativo que pretende modificar los términos de reivindicación laboral y, principalmente, a sustituir al sindicato como organización representativa de la clase trabajadora, por lo que representa una amenaza para la organización sindical.
Se trata de una elaborada maniobra patronal, que se constituye en una competencia al sindicalismo en el seno del movimiento de los trabajadores y trabajadoras.
Se trata de la supuesta alianza entre trabajadores/as y patronos, dentro de la institución, que pregonan ser fieles al principio de igualdad en la representación obrero-patronal de sus estructuras organizativas. A diferencia de la composición uniclasista del movimiento sindical, el solidarismo se presenta como un movimiento laboral, siendo patronal-obrero, al tiempo que pregona y defiende su condición de ser un movimiento de empresa o pro-empresarial.
En resumen, es una maniobra patronal, que se ofrece con perfil laboral, pero en esencia es un solidarismo patronal.
Este solidarismo patronal ofrece una fórmula de atención a las relaciones laborales, que se opone diametralmente al modelo sindical.
Qué propone una organización solidarista?
Pretende mermar las medidas de presión laboral o presentación de demandas obreras autónomas por medio de la negociación de acuerdo a las condiciones establecidas por el patrono.
Pretende acabar con las conquistas de los trabajadores, en especial al logro de las convenciones colectivas, por medio de concesiones del patrono de acuerdo al modelo de ahorro solidarista y a los arreglos directos en materia de solución de conflictos laborales.
Pretende eliminar la organización combativa, unitaria y propositiva por medio de la actitud pasiva, atomizada y sumisa.
Sus premisas ideológicas tienen como intención última hacer que los trabajadores/as acepten como suyos los valores patronales, provocando una paulatina transformación de la mentalidad sindical.
El efecto buscado es introducir en la mente del trabajador/a, el neoliberalismo, como concepción del mundo. Se trata de que los trabajadores/as cambien las conquistas por las concesiones, los métodos de presión y la fuerza colectiva por una actitud pasiva y sumisa, la huelga y el paro por promesa de negociación, la capacidad de lucha por la paz laboral sin justicia, las reivindicaciones laborales por el ahorro de los trabajadores y trabajadoras, la organización autónoma por otra, dependiente del patrón.
Este control patronal es obtenido mediante la introducción de empleados de confianza como dirigentes solidaristas. Aunado a esto existen fuertes prácticas antidemocráticas en el accionar de las asociaciones solidaristas. Los trabajadores de base no participan del funcionamiento de la asociación, pese a estar afiliados. Este corporativismo y “mutualismo”, bajo la forma de solidarismo, resulta ser una organización para los intereses del patrono, en tanto pretende lograr un efecto de desmovilización, atomización y desprotección del trabajador/a.
El solidarismo tiene la potencialidad de lograr crear un trabajador pasivo, sumiso, dócil e individualista, convencido además de que las reglas de productividad y la organización del trabajo impuesto por el patrono, son necesarias y aceptadas de consenso, en una época dominada por la competencia, el neoliberalismo y el mercado.
Puede funcionar, a veces como una cooperativa de servicios, y en otras ocasiones como una empresa financiera que invierte y capitaliza el dinero de los trabajadores/as. También como una cooperativa, que entrega excedentes y, cuantas veces desea el patrón, como una organización laboral blanda, que entabla negociación, supuestamente defendiendo los intereses de los trabajadores, pero ajustándose a los topes de negociación del patrón.