Solamente lo vimos publicado en Diario Extra, aunque “en pequeñito” y en la sección de Internacionales, por razones obvias (en la página 27 de la edición de este sábado 27 de setiembre): “Promulgan reforma de igualdad”. Veamos: “Santiago de Chile. (EFE) – La presidenta chilena, Michelle Bachelet, promulgó la ley que reforma el sistema impositivo del país, con lo que cumplió el primero de los ejes claves de su programa de gobierno… La reforma aumenta principalmente los impuestos a las grandes empresas, de forma gradual, de un 20% a un 27% con el objeto de recaudar unos $8.300 millones y asegurar la financiación de los gastos comprometidos en el programa de gobierno”.
¿Quién lo diría? Chile, el país “ejemplo” del modelo neoliberal en la América Latina; el país envidiado por los neoliberales criollos y sus centros de pensamiento, los sectores empresariales del gran capital y el gran latifundio mediático que les respalda, acaba de realizar una reforma tributaria por el lado correcto si lo vemos con la perspectiva de lo que está pasando en Costa Rica: el “de los de arriba”.
Por supuesto que esta noticia no será objeto de grandes comentarios ni artículos de análisis por toda esa caterva de amanuenses a sueldo del capital neoliberal y sus cuadros político-parlamentarios; ocupados como están en medio de una campaña de agresión psicológica a la población de que estamos ya “en el fin de los tiempos” por el déficit fiscal que habrá en el 2015; medición macroeconómica que, por cierto, no es necesariamente técnica sino que está impregnada de un gran contenido ideológico.
Al leer esta noticia se refuerza más nuestra reiterada tesis de que ocupamos en el país una Trasformación Tributaria Estructural, “a lo Chile”; de forma tal que le demos vuelta al sistema impositivo costarricense: que se vuelva progresivo y abandone su injusto carácter regresivo.
Por el contrario, en Costa Rica, la acumulación de riqueza es de tal calibre, dada la injusta estructura tributaria que tenemos, que ese gran capital neoliberal ni siquiera quiere que se endurezca la legislación para combatir el robo de impuestos en todas sus formas; legislación que vendría a ser como el primer paso hacia la progresividad tributaria.
Una de las vocerías más importantes del gran capital nacional, actual diputado Antonio Álvarez Desanti, figura destacada del ya casi extinto Partido Liberación Nacional (PLN), al menos en su exitosa concepción originaria socialdemócrata; anunció que no apoyarán ninguna ley antievasión; que no respaldarán ninguna iniciativa que tienda a evitar formas de elusión tributaria en cuanto al pago de renta de las sociedades de capital. Así lo indicó en el periódico de negocios La República, según entrevista que se publica también en la fecha mencionada arriba (pág. 8).
La campaña ideológica del gran capital neoliberal criollo, en contra del sector Público y a propósito de la tramitación del presupuesto de la República del 2015, tiene como objetivo claro y estratégico evitar que la ciudadanía, especialmente su sector más cívico y patriótico, asocie el problema del déficit fiscal con un injusto sistema tributario, el cual debe ser transformado para combatir ese problema.
No se trata de defender al Gobierno. Éste que se defienda solo. No se trata de defender lo indefendible: el despilfarro, el gasto superfluo, los salarios de lujo, el mal desempeño, la corrupción y la ineficiencia. A todo ello se le puede “entrar” y duro, con apoyo sindical incluso.
Se trata de defender los servicios públicos. Pero no seremos arrastrados a una histérica cruzada fundamentalista por el tema del déficit y mucho menos, cohonestando la perversa prédica de la “revolución violenta y radical contra el gasto”.