Al explicar la posición de su gobierno con relación al proyecto de presupuesto de la República para el 2015, el señor Presidente, don Luis Guillermo Solís Rivera, en cadena de radio y televisión de este domingo 21 de setiembre, indicó lo siguiente: “…tuvimos que incluir el pago de 1,7 billones de colones para pagar amortizaciones de deudas que fueron adquiridas por los 4 gobiernos anteriores”.
Semejante cantidad de plata (que en números se escribe así: 1.700.000.000.000), genera cualquier cantidad de preguntas e inquietudes, especialmente en este escenario de fuerte polarización político-ideológica por el tema del presupuesto de la República para el 2015; que, por cierto, es parcialmente presupuesto de la República, pues sólo abarca el 40% de toda la estructura financiera del Estado, dado que el otro 60% no pasa por el parlamento.
Si estos son tiempos de total transparencia en la cosa pública y si esto sigue siendo bandera estratégica de la colectividad partidaria que está en el Gobierno en estos momentos, nada mejor que nos contaran cómo fue que llegamos a semejante nivel de endeudamiento; y, además, cuál ha sido la responsabilidad en ello de los últimos 4 gobiernos, según lo planteado en el mensaje presidencial comentado. Es decir, dos gobiernos del PUSC (Rodríguez Echeverría y Pacheco de la Espriella); y dos del PLN (Arias Sánchez y Chinchilla Miranda).
Esa gigantesca suma, equivalente a unos 5 – 6 puntos porcentuales de Producto Interno Bruto (PIB), nos hace formular, públicamente, preguntas como las siguientes: 1) ¿Cuál es la totalidad de la deuda pública del país, del Estado costarricense? 2) ¿Cuáles personas y/o cuáles entidades son las acreedoras de Costa Rica? 3) ¿Cuál es la nacionalidad en el primer caso, si se trata de personas físicas? 4) Si son entidades, ¿cuáles son?; ¿su nacionalidad? Sin son de carácter financiero-multilateral, ¿cuáles son? ¿Cuáles son los montos adeudados en cada caso? ¿Cuánto hay que pagar por año, de intereses y de principal?
Si en el presupuesto del 2015 se “tuvo” que incluir el pago de ese billón setecientos mil millones de colones por amortizaciones de deuda del país, ¿qué pasó con los presupuestos anteriores? ¿No honraron nada esos 4 gobiernos? ¿Habrá que pagar una suma igual o parecida en el 2016?, ¿en el 2017?, ¿en el 2018?… Sería bueno que el señor Ministro de Hacienda nos contara más al respecto, pues afirma él que este gigantesco pago es “atípico” y que corresponde a “vencimiento de compromisos adquiridos por distintos gobiernos a lo largo de los últimos 15 años”.
Si en realidad se trata de una verdadera “atipicidad” para el caso del presupuesto del 2015, entonces se va a debilitar la gritería histérica, para el 2016, por lo del déficit fiscal, que están “pegando” ahorita los sectores neoliberales del mismo partido gobiernista, del sector mediático-hegemónico y de la cúpula empresarial clásica (la que deshonra su firma).
La verdad es que pareciera que no hay ya más posibilidades de seguir “pateando la bola para adelante” en esto de la cuestión fiscal y del déficit. El asunto es grave. Desde nuestra perspectiva, lo que compete es acometer la histórica y estratégica tarea de la Transformación Tributaria Estructural, con una profunda auscultación de las necesidades y de los cambios perentorios en materia de fortalecimiento de los servicios públicos necesarios para atacar y revertir el crecimiento de la desigualdad; amén de establecer nuevos paradigmas en materia de evaluación del gasto público y del desempeño de quienes lo deben ejecutar. Y, por supuesto, dentro de todo este conjunto integral, el tema que comentamos, el de la deuda pública, ocupa un lugar fundamental.