El sindicalismo en el cual creemos

Las recientes manifestaciones de calle concretadas a partir de convocatorias estrictamente de carácter sindical (la del martes 25 de febrero y la del jueves 20 de marzo), nos permiten compartir con usted, respetabilísima persona lectora, los principales elementos inspiradores de la acción sindical en la cual creemos y practicamos; sin que por ello nos creamos dueños de la verdad, ni pretendamos imponer una visión totalitarista de la práctica organizacional en defensa de los derechos económico-sociales y político-ciudadanos de la clase trabajadora costarricense, especialmente. Somos una corriente sindical que ha venido construyéndose en el tiempo y que fijamos nuestra “fecha de nacimiento” luego de la caída del Muro de Berlín, pues impulsamos este tipo de sindicalismo desde el año 1990 a la fecha.

Una ciudadana trabajadora costarricense, Marielos Jiménez Araya, expresó este maravillo pensamiento inspirador: “El verdadero sindicalista es aquel hombre o mujer, cuya altura no está dada por su estatura física, sino por la dimensión de sus sueños; y sus horizontes no lo marcan las montañas sino la fe en sí mismos”. Era el año 1995 y ella laboraba en ese entonces para el Hospital Nacional Psiquiátrico. Desde que lo leímos por vez primera, siempre hemos tratado de tener presente este pensamiento en nuestra mente y corazón.

Nuestro ideal sindical fundamental está marcado por el contenido del artículo 23 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, misma que fue proclamada con ocasión de la fundación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 1948 y luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial. Tal artículo indica: “1) Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo. 2) Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual. 3) Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social. 4) Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses”.

Nuestro ideal sindical fundamental está marcado por pensamientos provenientes, de corte filosófico-político, del Socialismo Científico, del Humanismo Cristiano (la Doctrina Social de la Iglesia Católica), así como de la Socialdemocracia clásica.

Nuestro ideal sindical fundamental, hoy en día, está marcado por el impacto que en nosotros ha generado, “redescubrir” la figura, el pensamiento y la acción del más importante Presidente de la República que Costa Rica ha tenido en toda su historia independiente hasta la fecha: don Juan Rafael Mora Porras, “don Juanito”. Soñamos que muchos trabajadores y muchas trabajadoras, especialmente dirigentes sindicales, tuvieran la extraordinaria oportunidad de redimensionar la obra de este ilustre costarricense, fusilado en 1860 por el equivalente hoy de lo que denominamos como “derecha neoliberal”.

El pensamiento de “don Juanito”, centrado en tres elementos fundamentales: Soberanía, Justicia Social y Paz, representan un alimento vivificador para una acción sindical que quisiera renovarse, relanzarse, relegitimarse; abandonando la vagancia intelectual que implica refugiarse en la consigna panfletoide de “derribar el modelo neoliberal”, sin decir cómo.

Nuestro ideal sindical está marcado por las motivadoras y ejemplarizantes vidas de costarricenses de antaño que nos legaron una tradición de lucha en pro del bien común, por la justicia social, por la integración y la movilidad sociales. A riesgo de cometer graves e imperdonables omisiones, citamos los legados eternos aunque olvidados y empolvados por la ideológica sistémica de la hegemonía política dominante, de ticos y ticas presentes por siempre: Félix Arcadio Montero Monge, Jorge Volio Jiménez, Manuel Mora Valverde, Monseñor Sanabria Martínez, Vicente Sáenz Llorente, Joaquín García Monge, Carmen Lyra, Luisa González Gutiérrez, Omar Dengo Guerrero, Carlos Luis Fallas Sibaja, Rodrigo Facio Brenes, José Figueres Ferrer… y el más reciente de todos en esta honrosísima lista: el periodista y empresario mediático don William Gómez Vargas. Por supuesto que hay más patricios y patricias, costarricenses insignes de tal calibre que lo mejor de sus ideas nutren un sindicalismo de clase, autóctono, que pueda permitir atraer no alejar.

Nuestro ideal sindical fundamental está marcado por un modesto planteamiento nuestro denominado “Sindicalismo Ciudadano”, mismo que nos dice que es “el involucramiento comprometido y activo de las diferentes personas integrantes de la organización sindical que se insertan en la vida social activa de sus comunidades”; “…a lo interno de sus diversas expresiones organizativas ya creadas (o fomentando su creación)”; para “la construcción y el desarrollo de una corriente de pensamiento y de una práctica política que garantice el compromiso del Estado con la ciudadanía en cuanto a la provisión de la serie de servicios públicos imprescindibles para el bienestar colectivo”. A la vez, “incentivando, desde la perspectiva sindical, la acción ciudadana para mayores conquistas en cuanto a derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales”; y, finalmente, “aportando así para la construcción de la nueva hegemonía política restauradora de la promoción del bien común como norma fundamental de la convivencia social”.

Nuestro ideal sindical fundamental está marcado por unos 15 años de lucha sostenida de los problemas nacionales bajo una óptica sindical-laboral, apelando a aportes intelectuales y junto a sectores organizados no sindicales de gran sensibilidad social y de diferentes procedencias político-ideológicas, pero centrados todos en la búsqueda y en la promoción de la movilidad y la integración sociales. Hablamos de una acción sindical propositiva y nos inspiramos en esfuerzos como: “Costa Rica: Hacia la Tercera República. Frente a los desafíos nacionales del siglo XXI”; “Aportes para una nueva Costa Rica inclusiva y solidaria” (propuesta “Crisol”); “Diez medidas para enfrentar la crisis económica con inclusión social y productiva”; “Diez medidas para comenzar a ordenar la Caja”; además, nuestros planteamientos en torno a la tesis de una Transformación Tributaria Estructural y la Reforma Procesal Laboral (RPL).

Nuestro ideal sindical fundamental no nos lleva a alterar fotografías para fanfarronear con “manifestaciones multitudinarias” que nunca ocurrieron; nuestro ideal sindical fundamental no se genera en el “comité central” de partido político alguno; nuestro ideal sindical fundamental está nutrido de pensamiento latinoamericanista y no responde a “internacionales” de ninguna denominación, mucho menos a las sectario-dogmáticas que basan su accionar político-sindical en la injuria, en la calumnia y en la difamación; pretendiendo tener el “monopolio” de llamarse “sindicalismo clasista y combativo”, acartonado en una vieja “izquierda” de rancio corporativismo que le aleja de las mayorías ciudadanas.

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