Es momento de hacer una profunda revisión del modelo de atención del personal que brinda seguridad a la ciudadanía, de manera respetuosa, hemos venido señalando aspectos importantes según nuestra experiencia y la recopilación de sentimientos de nuestras compañeras y compañeros del gremio de la Fuerza Pública, representados por nuestra organización, (ANEP) e inclusive algunos otros, que igual nos confían sus “problemas”, por esto pensamos, que llego la hora de quitar el “Polarizado” en aras de la depuración, de esta institución, es hora de hacer uso de la estrategia de responsabilidad compartida, es tiempo de impregnar calidad humana.
Resulta una completa paradoja, que las personas encargadas de velar por la seguridad de sus bienes, los mismos que cuidan sus niñas y niños a la entrada de las escuelas, a quienes usted acude en casos de violencia intrafamiliar, quienes cuidan en razón de sus funciones a las familias costarricenses, estén perdiendo de manera desproporcional a sus propias familias, si señoras y señores, seguimos hablando del altísimo nivel de desintegración familiar que se está dando entre los trabajadores de la “ley”, al menos de un 70%.
Hablamos de problema psicosocial, que evidentemente tendrá repercusiones en la misma sociedad, y consecuentemente se refleja ya en algunas situaciones dentro de la Fuerza Pública, claro que también comprendemos que, de repente algunas de estas se motivan en actitudes y aspectos culturales, pero en su gran mayoría el “epicentro” está en los roles, las distancias (desarraigo) y las jornadas, aunado a los problemas de liquides financiera, de trabajadores que tienen su salario “embargado”, que lleva como producto implícito, rupturas en los hogares que no tiene si quiera como “suplir” los tiempos fuera de casa, con vacaciones familiares dignas, y tiempo de calidad en familia.
En ANEP, lamentamos mucho el fallecimiento de un compañero de la Fuerza Pública, en el sector de Puerto Jiménez de Puntarenas, Zona Sur. Manifestamos nuestro más sentido pésame a la familia de nuestro compañero. Este triste evento enluta a varias familias y, una vez más, a las y los uniformados de azul.
No se pueden considerar estos casos como hechos aislados. Recientemente hace apenas una semana fuimos enterados del deceso de un compañero que, en apariencia, se quitó la vida, existen otros casos no muy lejanos que enlutan a familias enteras, y nos llenan de pesar a todos y todas quienes actualmente o en algún momento vestimos el uniforme de la Fuerza Pública.
Hemos pedido a la Defensoría de los Habitantes de la República intervenir, alertándoles de situaciones como la que nos informan se dieron en las zonas de Puerto Jiménez y Guanacaste. Nos decían en esta dependencia que los Jerarcas del Ministerio de Seguridad Publica, solicitaron pruebas de nuestra preocupación, ¿serán necesarias más pruebas? es tiempo de cambiar el modelo que está “asfixiando” a nuestra Fuerza Pública, sumamente presionada en sus condiciones socio-laborales, con inmensa carga emocional por diferentes factores.
Se observa una ausencia de liderazgo y de calidad humana, que un día sí y otro también ponen a nuestras y nuestros trabajadores de azul, a prueba, en situaciones de angustia. Hemos señalado altos niveles de desintegración familiar, distanciamiento o desarraigo familiar, hostigamiento laboral, del cual no están exentos algunos jefes de puesto, que por su condición muchas veces se ven sometidos a una altísima presión, la cual trasladan en cadena a sus colaboradores, en procura de solventar las carencias de logística que mantiene la institución.
¡Qué pena que con la muerte de nuestros compañeros. Debamos decir, señores: les hemos venido advirtiendo, tenemos razón, por esto reiteramos nuestro compromiso de lucha por calidad humana que se debe brindar al personal de la Fuerza Pública.