Este 15 de setiembre conmemoramos los 70 años de entrada en vigencia de la ley laboral más importante de toda la historia nacional: nuestro Código de Trabajo; pilar fundamental de una institucionalidad democrática y de una paz social que, muy a pesar nuestro, cada vez se ven más amenazadas.
Esta celebración nos lleva a pensar en el reto pendiente: la aprobación final de la Reforma Procesal Laboral (RPL).
Rendimos homenaje a aquellos ilustres costarricenses, líderes del proceso sociopolítico que permitió la promulgación, en 1943, del Código de Trabajo: El Presidente de la República, Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia; monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez, Arzobispo de Costa Rica; y Lic. Manuel Mora Valverde, Secretario General del Partido Vanguardia Popular (Partido Comunista).
Pero, también, rendimos homenaje a los líderes anónimos, a los hombres y a las mujeres de la clase trabajadora de entonces que, en la calle y convocados por los sindicatos de entonces, desfilaron por las calles capitalinas del San José de los primeros años de la década de los 40 del siglo pasado, para que se promulgara el Código de Trabajo.
En la celebración del 70 aniversario del Código de Trabajo, la Asamblea Legislativa debe aprobar, definitivamente, la Reforma Procesal Laboral (RPL), que viene a ser la más grande transformación del Código de Trabajo desde 1943; modernizándole y actualizándole a la realidad sociolaboral y productiva de hoy, en correspondencia con los compromisos asumidos por el país ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Debemos recordarle a la Presidenta Chinchilla que sus objeciones a la RPL, expuestas mediante su veto presidencial, ya fueron subsanadas y han desaparecido del todo sus “preocupaciones” sobre la cuestión de las huelgas en los servicios públicos.
Este asunto, para la “tranquilidad” presidencial, quedó como siempre ha estado desde que nació a la vida jurídica el Código de Trabajo, en 1943. ¡Nada cambió!
A la vez, la mandataria debe tener presente que la RPL recibió, antes de su veto, los dos debates de ley constitucionalmente exigidos y en ambos casos, se obtuvo abrumadora mayoría parlamentaria interpartidista.
La RPL se emite luego de un largo proceso (15 años, específicamente), de negociación intersectorial y pluri-institucional. Se trata de uno de esos grandes acuerdos nacionales tan necesarios para una sociedad viviendo en alta tensión, como la Costa Rica de hoy.
Al igual que en el año 1943, cuando hubo algunos sectores empresariales recalcitrantemente opuestos al Código de Trabajo; hoy sucede lo mismo con la RPL. En ambas circunstancias resulta falso estimar que la explotación obrera inmisericorde equivale a paz social.
Todo lo contrario. La paz social que se ocupa para un “buen ambiente” de negocios, solamente es posible con Justicia Social y Laboral. La RPL apunta en esa dirección, tal y como lo reconocen los más amplios y diversos sectores. Se agotó el debate y se acabaron las excusas: la RPL debe aprobarse definitivamente.