-La Presidenta Ejecutiva del PANI protege al Presidente Chaves en lugar de defender a la niñez, justificando expresiones que vulneran su dignidad
-La responsabilidad del cargo la ha superado; Doña Kennly Garza Sánchez debió renunciar al PANI hace mucho tiempo.
La Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP) rechaza de manera enérgica la postura asumida por la Presidenta Ejecutiva del Patronato Nacional de la Infancia (PANI), Kennly Garza Sánchez, que, en vez de condenar sin reservas una expresión pública que vulnera la dignidad de una persona menor de edad, optó por justificarla, amparando al Presidente y protegiendo su propio cargo.
La expresión cuestionada, que ha generado rechazo social, fue la siguiente:
“Regálemela y se la devuelvo cuando se gradúe de la universidad.”
Desde el 25 de julio de 2025, ANEP solicitó formalmente un pronunciamiento claro y contundente del PANI, para reafirmar su compromiso con la protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
No obstante, en una reciente conferencia de prensa, la Presidenta Ejecutiva sostuvo:
“A veces, para empatizar o incluso conectar, los costarricenses utilizamos expresiones coloquiales o populares que son absolutamente bien intencionadas, pero que, sin embargo, podrían ser sacadas de contexto.”
La afirmación de que estas expresiones son “absolutamente bien intencionadas” y que podrían ser “sacadas de contexto” no solo es una minimización inaceptable, sino que refleja un profundo desconocimiento del daño real que tales palabras pueden causar.
La dignidad de los niños, niñas y adolescentes no es negociable ni puede depender del contexto o de interpretaciones subjetivas.
El lenguaje que cosifica o menosprecia a las personas menores de edad contribuye a perpetuar una cultura de desprotección y vulneración de sus derechos fundamentales.
Al justificar estas expresiones, la Presidenta Ejecutiva del PANI ha abandonado el compromiso con la niñez para proteger a su superior jerárquico, el Presidente de la República, lo que constituye una grave omisión de su deber institucional.
La máxima autoridad encargada de la protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes debe emitir un mensaje claro, contundente y sin ambigüedades que condene cualquier expresión que les deshumanice, sin ofrecer excusas ni buscar pretextos.
El Patronato Nacional de la Infancia tiene la obligación constitucional y ética de garantizar, sin excepción ni atenuantes, el respeto, la protección y la dignidad de los niños, niñas y adolescentes.
Sin embargo, la defensa pública del Presidente por parte de la Presidenta Ejecutiva del PANI, junto con su justificación de expresiones que vulneran derechos fundamentales, demuestra una grave falta de compromiso institucional que representa un retroceso grave en la protección de la niñez y adolescencia en nuestro país.
La responsabilidad que conlleva este cargo la sobrepasa. Kennly Garza Sánchez tuvo que renunciar al PANI hace mucho tiempo.
El daño irreparable que su gestión sigue causando al Patronato Nacional de la Infancia, a sus funcionarios y, especialmente, a los niños, niñas y adolescentes de Costa Rica, es inadmisible y una vergüenza.
Su postura constituye un retroceso grave en la defensa de los derechos de la niñez y compromete la confianza —ya deteriorada ante la opinión pública— que la sociedad debe tener en esta institución vital.
Su permanencia al frente de la institución genera una creciente preocupación.
El impacto de su gestión ha debilitado el trabajo de los funcionarios, ha afectado la credibilidad del PANI y, sobre todo, ha dejado en entredicho la protección que merecen los niños, niñas y adolescentes del país.
Los derechos de las personas menores de edad no pueden estar subordinados a intereses políticos o personales.
La institucionalidad debe actuar con claridad, firmeza y valentía para garantizar la protección efectiva de la niñez y adolescencia costarricense.
San José, Costa Rica – 30 de julio de 2025 – ANEP