Desde hace 39 años sintió el gusanillo del sindicalismo, de luchar por el país y los trabajadores, indica que hasta la fecha no ha bajado las revoluciones y que nadie lo ha frenado porque no pertenece a ningún partido político; no obstante, le han ofrecido tres veces una silla en la Asamblea Legislativa y dice que muchas personas le han expresado que opte por la Presidencia de la República, a la que si llegara, sería con el afán de subir los salarios y rescatar las deudas de los pobres.
Señala a la presidenta Chinchilla como “una ficha más del actual sistema político que está agotado… porque hoy el PLN es un partido de derecha”. Dice que la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) fue secuestrada por grupos corporativos, internos y externos, y que tanto a dicha institución como al Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y al Instituto Nacional de Seguros (INS) los ve con futuro incierto. Ese es Albino Vargas, el líder sindical de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), quien se considera muchas veces una persona ingenua, que si pegara el “Gordo Navideño” lo compartiría con los más necesitados y no saldría de su vivienda en Alajuelita. Viaja en bus y en taxi todos los días, es liguista de corazón y morirá con su peculiar bigote, porque simplemente le gusta. Vargas conversó ampliamente con LA PRENSA LIBRE en Entrevista, y esto fue lo que dijo.
¿Qué lo marcó para hacerse sindicalista?
Cuando hicimos Estudios Generales en la Universidad de Costa Rica en 1974, conocimos mucho de las ciencias políticas y sociales. Supimos de los horrores del capitalismo totalitario de corte neoliberal en las dictaduras de Sudamérica. Las primeras lecturas de temas sociales de autores costarricenses (Fabián Dobles, Carlos Luis Fallas, Joaquín García Monge), nos dieron a conocer un universo de explotación en nuestra propia Patria. Nos tocó ser el artífice de la histórica Huelga General de las cárceles de junio de 1984. La ANEP nos contrató como promotor para que generáramos un movimiento de modo tal que se aplicara a todo su personal la recién emitida ley de las anualidades, No. 6835. ¡Lo logramos! Por otra parte, habíamos pasado por nuestra pertenencia al Partido Liberación Nacional (PLN), cuando a éste le quedaba todavía un poquito de sus fuentes filosóficas originales: la Socialdemocracia. Luego nos sensibilizamos aún más con nuestra pertenencia siguiente al, en ese momento todavía legendario, Partido Vanguardia Popular (Partido Comunista), poco antes de que éste se dividiera.
Antes se veía a un Albino Vargas más participativo en manifestaciones y demandas sociales, ¿por qué ha dejado de hacerlo?
Es una percepción equivocada, lo que sucede ahora es que hoy hay más lucha social, sumamente diversa. Mucha demanda postergada ha venido generando movimientos de todo tipo. Seguimos en la calle en lo que a ANEP y a sus organizaciones amigas y fraternas concierne. Eso consta en la prensa nacional. Es más, estamos contentos con poder respaldar y promover movimientos nuevos como los motociclistas, los saloneros, grupos de personas con discapacidad, exoreros, choferes de bus, sin abandonar nuestras bases originales (por ejemplo, los trabajadores municipales, las Policías). El término “Democracia de la Calle” lo acuñamos nosotros, y su expresión más concreta, el “Referéndum de la Calle”, también. Ambos siguen plenamente vigentes y nos alegra que muchos grupos opten por la calle aunque nosotros no estemos directamente inmersos en ellos.
¿Tuvo o tiene alguna presión política que lo haya frenado?
No hay ningún freno, en lo absoluto. No pertenecemos a ningún partido político. Hemos luchado durísimo para que la ANEP no vuelva a ser infiltrada jamás. Levantamos esta bandera de independencia partidaria desde el mismo momento en que asumimos la responsabilidad de la Secretaría General de la ANEP, hace 22 años. Costa Rica no es de extremismos. Podemos ir al Parlamento y hablarle a, prácticamente, todas las fracciones. Con los anteriores Gobiernos ha habido confrontación cuando ha sido necesario y ha habido diálogo cuando se ha podido.
¿Ha tenido alguna intención de ser diputado, alcalde, ocupar un cargo de Gobierno o hasta ser Presidente de la República?
En tres oportunidades distintas hemos declinado candidaturas diputadiles. Ni regalada queremos una curul, sin irrespetar a quienes sí la han tenido o aspiran a llegar al Parlamento. Ese es nuestro criterio. Costa Rica ocupa un movimiento político-popular de amplia base y de nuevo tipo que provoque un “terremoto” de masas en la institucionalidad vigente, para pasar a ser una democracia realmente participativa con cambios estructurales de profunda raíz. En no pocas oportunidades, gente del pueblo trabajador nos han indicado que debemos pensar en ello desde una candidatura presidencial.
¿Qué lo motiva para continuar como Secretario de la ANEP?
Bueno, la lucha por la justicia social es, prácticamente, una lucha sin fin. Desde la ANEP hemos podido ayudar a mucha gente del pueblo trabajador. La ANEP es una trinchera de la democracia social. Es una especie de escuela obrera. Hemos tenido la confianza y el apoyo de la mayoría de sus bases durante todos estos años. Hemos conocido el odio, la mentira, la deslealtad, la envidia, la traición, pero al final ha imperado el amor y la hermandad de clase; la solidaridad y el desprendimiento hacia el otro. Ha imperado la ética sindical y la decencia políticas en el seno de nuestra organización. La ANEP es como un ser viviente que cada cierto tiempo tiene que desechar lo que ya no le funciona. Y sigue adelante, rumbo a sus 55 años.
¿Está de acuerdo con una reforma fiscal para el país? ¿Por qué?
Este ha sido uno de los principales ejes de la lucha de la ANEP por varios años. El país ocupa una Transformación Tributaria Estructural, así, con mayúsculas. En Costa Rica, proporcionalmente hablando, pagan más impuestos los que menos tienen. El sesgo excesivamente regresivo del sistema tributario nacional es perverso y es una de las principales fuentes del crecimiento de la desigualdad. ANEP tiene propuestas y las ha defendido en diferentes momentos y foros. Si no hay esa transformación vamos por el doloroso camino de países como Grecia. Aún tenemos tiempo pero sentimos que éste tema no genera mayor interés en los movimientos sociales. Hemos de seguir con esta bandera y nos preparamos para hacer un planteamiento de cara al nuevo proceso electoral nacional.
¿Por qué las bases sindicales del país están divididas?
Al sindicalismo tico le cuesta trabajar en diversidad y cuando se pretenden posiciones totalizantes que no encajan con esa cultura sindical heredada, entonces vienen los desencuentros. A veces las dirigencias somos víctimas de personalismos, cacicazgos, celos de protagonismo y la propia ANEP no escapa a ello. Las bases sindicales no están divididas, son los dirigentes los que no están lo suficientemente unidos. Pero aún así, vale la pena seguir haciendo esfuerzos de tolerancia para trabajar en conjunto en coyunturas importantes para el pueblo. Como por ejemplo, en el apoyo a los pueblos de Occidente en su lucha contra la asquerosa concesión de la vía San José-San Ramón.
¿Cuál ha sido el Presidente más sindicalista y el menos sindicalista que ha tenido Costa Rica?
Costa Rica ya tuvo un Presidente de origen sindicalista: Luis Alberto Monge, que gobernó entre 1982 y 1986. Él fue formado en la época de la Guerra Fría y se desarrolló en la corriente sindical afín al sindicalismo gringo. Después de ahí uno no puede decir que un Presidente haya sido “más sindicalista” o “menos sindicalista”. Antes de Monge deberíamos irnos a la época anterior a 1948 y hablar de la alianza del presidente Rafael Ángel Calderón Guardia y su alianza con el sindicalismo de la época orientado por el partido comunista de entonces; alianza que nos dejó legados relevantísimos como el Código de Trabajo y la Caja.
¿Cómo cataloga la labor de la mandataria Laura Chinchilla?
Ella es una ficha más del actual sistema político que está agotado. Quienes apostaron por el ajuste estructural a lo FMI y a lo Banco Mundial hoy escenifican los fracasos más grandes en la gestión gobernante. Ella es del PLN y el PLN apostó por la derecha neoliberal. Hoy el PLN es un partido de derecha. Ella viene de ahí y por eso, muchas de sus decisiones chocan con el interés del bien común que es el de las mayorías. Usted no puede ser un buen gobernante bajo los esquemas hegemónicos actuales y ningún Presidente de los tiempos del ajuste, incluida doña Laura, se ha decidido a romper con esos vínculos casi que genéticos que se tienen con la hegemonía del capital. La presidenta Chinchilla aún está a tiempo de darle un viraje a su Gobierno y salir mejor librada al término de su gestión. “Y la tiene puesta en el punto de penal”: anular la concesión San José-San Ramón, que tanto repudio popular ha generado. Obviamente como mujer, en una sociedad machista y en esa posición, tiene un sesgo de género en su evaluación. A nadie se le ocurriría decir que porque hubo un Presidente (hombre) malo, entonces que otro hombre no puede ser Presidente.
¿Si mañana despertara y fuera el Presidente del país, qué haría para mejorarlo?
¡Uy! Habría tanto que hacer… Impulsaría una legislación para una elevación generalizada del nivel actual de los salarios mínimos, de forma tal que abramos paso a otra política salarial conectada al impuso del mercado interno, para potenciarlo aún más, mediante la ampliación del poder de compra del salario. Impulsaría otra legislación para el salvamento, ayuda solidaria, a personas físicas altamente endeudadas; impulsaríamos otra ley para una regulación financiera diferenciada al Banco Popular. ¡Hay tanto que se puede hacer por el lado de la gente!
¿Cree en el modelo de concesión de obra pública?
El actual es un verdadero fracaso. La vulgaridad de la ruta San José-San Ramón es paradigmática de lo que no debe ser un modelo de concesión. Creo que ya se llegó al tope de tolerancia de la gente. Por ahí nos llegó informes de que ya están pensando en la ruta Florencio del Castillo. Imagínese usted. No se sacian. La lucha de los pueblos de Occidente “huele a combo”, es decir, una causa de apoyo popular generalizado con un potencial movilizador. Ahora, hay concesiones de concesiones. Nosotros preferimos que, si fuesen verdaderamente necesarias, que apostemos por soluciones nacionales, autóctonas: con los fondos de pensiones, apoyando la Economía Social, el microaccionariado.
¿Qué instituciones del Estado no deben privatizarse?
Ninguna. Creemos en una Reforma del Estado pero de otro tipo. No la neoliberal. Vea usted el fracaso del modelo desconcentrado del MOPT, o el hospitalario de la Caja. Se puede y se deben hacer fusiones institucionales en varios casos y sin arriesgar el empleo. Hay duplicidades ridículas y costosas, algunas solamente para sostener clientelismo electoral. ¿Qué tenemos hoy con la “moda privatizadora”?: más desigualdad, más corrupción, más concentración de la riqueza, más desmoralización, más antivalores. ¿Es ese el camino hacia la verdadera justicia social? No. La privatización es un fracaso y ya está más que probado.
¿Si pegara el “Gordo Navideño”, qué haría con el dinero?
El dinero es la perdición de mucha gente. Lo compartiría con mi familia, con mi sector solidario de la lucha cotidiana, con gente necesitada. No sé. En realidad, los que me conocen saben cómo vivo y saben que ya tengo lo necesario para terminar mis días. Saben que no somos ambiciosos ni codiciosos. Seguiría viviendo en Alajuelita.
¿Por qué la CCSS ha sufrido tanto en los últimos años?
La Caja fue secuestrada por grupos corporativos, internos y externos. Tres conflictos de interés la han venido estrangulando: el del interés público contra el de la intromisión partidaria; el del interés público vs. el de quienes hacen negocio con la salud (más bien, con la enfermedad de la gente); y el interés público en colisión con los fuertes intereses gremiales internos, particularmente los de la “realeza médica”. Los ticos no sabemos lo que es vivir sin la Caja y si no la salvamos, se nos va la vida misma, literalmente hablando; especialmente para el pueblo trabajador. La Caja le pertenece a éste, no a los sindicatos.
¿Cómo vislumbra el futuro del ICE, la CCSS y el INS?
Afortunadamente, hasta hoy, el neoliberalismo no las pudo arrasar, privatizarlas totalmente. Gran resistencia popular y social lo ha impedido y nosotros hemos puesto nuestra parte al respecto. Sin embargo, se ve incierto su futuro si seguimos dejando a la hegemonía dominante que las siga conduciendo, especialmente como en el caso del INS, donde su Presidente Ejecutivo piensa que es como si fuese su empresa familiar.
¿Quién manda en Costa Rica?
Sin duda segmentos determinados del gran empresariado: empresas constructoras, autobuseras, los banqueros, cierta prensa, bufetes de “renombre” con vínculos partidistas; los grandes comerciantes y de negocios de alto calibre agroempresarial, entre otros.
Si tuviera el poder para hacerlo, ¿cuál ley fortalecería y cuál derogaría?
Fortalecería las leyes tributarias para combatir más duramente todas las formas de evasión y establecería más justicia en materia impositiva de grandes rentas. Derogaríamos la ley de concesión de obra pública.
BREVES
¿A quién admira?
A Cristo Jesús, a mi santa madre Casilda Barrantes Román (q.d.D.g.) y a don Juan Rafael Mora Porras.
¿Pepe Figueres o Calderón Guardia?
Ambos son patricios que forjaron parte de nuestra nacionalidad.
¿Su virtud?
Adicto al trabajo.
¿Su defecto?
Excesiva ingenuidad.
¿Qué detesta?
La vagancia, la mediocridad.
¿Viaja en bus?
Sí, pero más que todo en taxi.
¿Va a misa?
Soy creyente en Dios, pero no suelo ir a misa.
¿Qué le gusta leer?
Lectura política alternativa, especialmente latinoamericana. Realidad nacional de hoy, noticias cotidianas e informaciones del exterior.
¿Está casado, tiene hijos?
No. Me casé con la lucha social y sindical, a ella le he dado más de la mitad de mi vida.
¿Le habría gustado ser médico?
No.
¿Cuál es su equipo del fútbol nacional?
Soy liguista.
¿En la escuela o colegio, tuvo algún apodo?
No.
¿Por qué usa bigote?
Cuestiones personales, gusto de apariencia.
Escríbale a César Blanco: cesar.blanco@prensalibre.co.cr.