Con gran pompa, don Antonio Álvarez Desanti, candidato a la Presidencia de la República por el Partido Liberación Nacional (PLN), anunció que la actual diputada doña Natalia Díaz Quintana, actual vicepresidenta de la Asamblea Legislativa (la cual termina su mandato constitucional 2014-2018 el próximo 30 de abril), le dio su adhesión y votará ella por él en las próximas elecciones del domingo 4 de febrero.
No es un acontecimiento político cualquiera que pudiera dejarse pasar de manera desapercibida.
La señora Díaz Quintana acaba de participar en la contienda interna del Partido Movimiento Libertario para ver si le arrebataba la candidatura presidencial a la figura emblemática del mismo, don Otto Guevara Guth. Fue ella la hija política de él. Abrazó su ideario y su programa fundamentalista de todo mercado, nada Estado. Es la actual jefa de fracción parlamentaria de dicho partido. Y aunque ahora el señor Guevara diga que ella no representaba nada en su partido (pues según él sólo la siguen su padre y su madre y unos cuantos asesores), lo real es que hay aquí un significado simbólico que quienes se siguen considerando socialdemócratas verdes no pueden ignorar.
Digo socialdemócratas verdes porque luego de que los hermanos Arias Sánchez irrumpieron con sus ideas neoliberales en el histórico y clásico PLN, asumiendo la hegemonía dentro del mismo, empezó un éxodo político paulatino de verdaderos socialdemócratas, especialmente a partir del evento parteaguas que pulverizó al sistema bipartidista PLUSC, conocido como el combo ICE en el año 2000.
De alguna manera, el clásico ideario socialdemócrata (el de Don Pepe, el de don Rodrigo Facio, el de don Daniel Oduber), empezó a ser reivindicado a partir de la fundación del Partido Acción Ciudadana (PAC), básicamente; aunque contenidos muy relevantes de tal ideario fueron ahijados por el propio Partido Frente Amplio, mismo que hoy muestra una propuesta progresista de izquierda más cercana a una socialdemocracia radical, en el buen sentido del término.
La carga simbólica de la adhesión de la diputada Díaz Quintana a su excolega parlamentario y hoy candidato presidencial, señor Álvarez Desanti, es como el portazo que echa a la calle a los últimos y verdaderos socialdemócratas verdes que todavía han estado soñando con la “liberación” del PLN del secuestro neoliberal del que ha sido víctima.
No le queda otro camino a la socialdemocracia verde que buscar albergue, que irse para otras tiendas que están levantando las banderas del mejor ideario socialdemócrata clásico y/o fundar un nuevo movimiento que reivindique los principios doctrinarios originarios del proyecto socialdemócrata desarrollado en el país en la última mitad del siglo XX anterior.
Para esos socialdemócratas verdes (con algunos de los cuales hablamos en las últimas horas), la llegada de la señora Díaz Quintana a ser parte de eventual gobierno Arias Sánchez-Álvarez Desanti, no es más que la “libertarización” de la que fuera la colectividad emblemática de la socialdemocracia en Costa Rica: el PLN; expresando así la señal que faltaba para, de una vez por todas, emblematizar el más claro giro a la derecha, a la derecha del capital, del capital neoliberal-financiero del partido fundado por don José Figueres Ferrer, el legendario Don Pepe.
Cuando los hermanos Arias Sánchez se hicieron con la hegemonía político-ideológica del PLN, éste fue llevado a asumir políticas públicas acordes con la globalización neoliberal; destacándose (entre otras) tres señales clarísimas de su giro a la derecha: sus votos parlamentarios por el combo ICE, en el año 2000; el impulso al TLC con Estados Unidos (proceso culminado en el 2007 con el “frauduréndum” del 7 de octubre de ese año); y el bloqueo sistemático en el seno de los sucesivos periodos legislativos, a cualquier reforma tributaria (por el lado de la renta, por ejemplo), que ponga en peligro la acumulación de riqueza y el proceso de concentración de la misma que hoy defiende el PLN.
Y para “el que no quiere caldo, dos tazas”, esa socialdemocracia verde irremediablemente deberá buscar albergue, si se toma nota del equipo que gestionaría la política económico-fiscal y tributaria de un eventual gobierno Arias Sánchez-Álvarez Desanti, integrado por figuras más que responsables del desastre fiscal que nos espera a la vuelta de la esquina.
Entiendo que muchos socialdemócratas verdes pasarán la factura por estas megatraiciones en los comicios del domingo 4 de febrero.