La corrupción de la «piñata regalona» de la trocha paralela al Río San Juan

El exministro del MOPT debe explicar demasiadas cosas; y el exdirector del Conavi debe ser llamado a declarar con urgencia.

Empresas constructoras deben ser investigadas en cuanto a su situación jurídica, pago de impuestos, responsabilidad con la seguridad social, contribuciones a la campaña electoral, entre otros aspectos.

En ANEP estamos profundamente consternados con las revelaciones periodísticas que están apareciendo, acerca de la corrupción que se está constatando en el manejo del proceso de construcción de la trocha o ruta paralela al Río San Juan, llamada con dolorosa ironía con el nombre del insigne patriota, Héroe Nacional, Juanito Mora Porras. Se ha manchado su nombre y es como una especie de “segundo fusilamiento“ que la corrupción le hace; esta vez, en contra de su legado.

Este caso tiene las perspectivas de convertirse en el más grande escándalo de corrupción del presente Gobierno y está dañando seriamente la imagen del país en el plano internacional; específicamente en el marco de la controversia que Costa Rica sostiene con la hermana República de Nicaragua.

En ANEP pensamos que el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) debe ser intervenido con urgencia por medio de una junta de ciudadanos de reconocidísima solvencia moral (que los hay y de sobra), ajenos a vínculos con el partido oficialista, con otros partidos.

Por otra parte, la actual junta directiva del Conavi debe ser destituida pues es inadmisible que alegue ahora desconocimiento de lo que estaba ocurriendo, con esa especie de “piñata regalona“ de fondos públicos; tan escasos y que bien podrían haber servido en el fortalecimiento de programas sociales ahora debilitados y que son imprescindibles para hogares de familias de escasos recursos.

Profundas sospechas deja la actuación en todo esto del anterior Director Ejecutivo del Conavi, el señor Carlos Acosta Monge, quien, al parecer, tres días antes del destape de este escándalo habría abandonado su puesto como si se tratara de salir corriendo de un enredo mayúsculo sobre el cual él tiene mucho que aportar. Las autoridades competentes deben proceder a su detención inmediata para que, al menos, brinde claras y precisas explicaciones a la ciudadanía.

No basta con que el ahora exministro del MOPT, don Francisco Jiménez Reyes, haya sido destituido por este escándalo de corrupción. Si la Junta Directiva del Conavi fue invisibilizada, relegada, excluida, “ninguneada“ del manejo de todo el proyecto de la trocha y, particularmente, del manejo de la inmensísima cantidad de millones de colones destinados al mismo; cómo es que eso se delegó en una “comisión de alto nivel“: ¿quién tomó tal decisión?, ¿quiénes la componían?, ¿cómo fue su elección?, ¿cuáles eran sus atestados?, ¿cómo fue que funcionó?, etc., etc.

Sin duda alguna que el señor Jiménez Reyes debe saber mucho al respecto y obligado está a dar profundas explicaciones. Su destitución no le exime de rendir profundas cuentas.

Las empresas constructoras beneficiadas con esta especie de “piñata regalona“ de fondos públicos deben ser auscultadas profundamente: su situación legal, su situación tributaria, su registro en el campo específico de su actividad, sus responsabilidades con la Seguridad Social y, específicamente, con la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS); sus relaciones con el partido gobernante y, eventualmente, si dieron aportes a la campaña electoral de la señora Presidenta.

La señora Presidenta de la República, doña Laura Chinchilla Miranda, está, si se quiere, ante el mayor desafío ético y de honestidad de toda su gestión gubernativa. Por todo lo que ha venido sucediendo en el ámbito de la corrupción, su administración pudiera batir récords en este sucio campo del entramado de negocios entre la alta esfera pública y cierto empresariado del sector privado sumamente inescrupuloso.

Ante tal manejo de recursos públicos, con esa cantidad impresionante de millones manejados a la libre, comprueba que sobradas razones teníamos para objetar el ahora enterrado plan fiscal. Ha quedado constatado que en este país lo que sobra es plata.

Sentimos que el pueblo está perplejo, estupefacto, adolorido e indignado. En otras condiciones quizás hasta el mismo Gobierno ya habría caído.

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