Como lo ha denunciado el movimiento sindical el mal llamado aumento salarial, es una nueva agresión al salario real de los y las trabajadoras, que ni siquiera alcanza para cubrir el costo de un casado diario.
El costo real de la vida, siempre galopando por delante del índice oficial de inflación, motivó que la representación sindical exigiera un aumento del 6.82 por ciento, y una nueva metodología para el cálculo del incremento salarial, incorporando otros factores como el incremento del Producto Interno Bruto y de la productividad, la relación salario mínimo-canasta básica de consumo, que permita que los salarios reales crezcan lo suficiente para vivir con dignidad.
Gobierno y patronal lo rechazaron, porque en realidad son la misma cosa: el bloque neoliberal en el poder, convertido en maquinaria de pobreza y desigualdad en contra de los derechos de las mayorías populares.
Al día siguiente de este insulto a la clase trabajadora, el gobierno presenta una nueva versión edulcorada de un proyecto tributario, que pretende cargar con más impuestos a las clases populares mientras rehuye cualquier posibilidad de gravar a las grandes fortunas y al sector financiero, que siguen haciendo clavos de oro con la crisis.
Para el Frente Amplio tan inaceptable es el miserable aumento salarial del 2.55 por ciento, como el intento de subir el impuesto sobre las ventas, que finalmente golpeará a los que menos tienen y hará más inequitativo el ya regresivo sistema tributario nacional.
Con una mano le quitan los salarios justos a los trabajadores, y con la otra quieren meter un nuevo impuestazo a los sectores populares, que ven cómo se deterioran sus condiciones de vida y de trabajo.
Lo más indignante es que mientras tanto seguimos desayunándonos con nuevos casos de corrupción diarios, con el deterioro de los servicios públicos y con el alza del costo de la vida.
Vergonzoso que mientras le quitan el derecho salarial a los que trabajan y no pueden llegar a fin de mes, aumente la lista de nuevos ricos y se multipliquen los ingresos de los altos ejecutivos y de la alta burocracia de algunas instituciones públicas.
Vergonzoso que quieran subir el impuesto de ventas que pagamos todos, sin considerar cuáles son los ingresos respectivos, mientras sigue adelante el fraude fiscal multimillonario y Costa Rica sigue en la lista de los paraisos fiscales para los supermillonarios y el crimen organizado.
Desde el Frente Amplio decimos de nuevo ¡basta! a estas políticas antipopulares y antidemocráticas. Somos conscientes de que no es suficiente con indignarse. Sabemos que es necesario comprometerse y organizar la necesaria protesta y movilización en las calles.
Es necesaria la articulación de la protesta y de la alternativa. Los que se consideran amos de Costa Rica seguirán en lo mismo, mientras no nos vean unidos y movilizados.
En defensa de los salarios, en contra del impuestazo, la unidad sindical y popular es posible y urgente.
Partido Frente Amplio