Vivimos tiempos de acelerada concentración de la riqueza y de crecimiento de la desigualdad. Muy pocos acumulan ya demasiado y demasiada gente (la gran mayoría de la población), tiene muy poco, poco o nada para sobrevivir. Ahora es cuando el BPDC acrecienta su papel posibilitando, a través del crédito y otros mecanismos financieros, que esa gran mayoría de la población tenga alguna esperanza de que no sucumbirá del todo ante la concentración que amenaza con excluirla del sistema económico.
En tal circunstancia se agiganta hoy la visión legisladora que le dio origen al Banco Popular, como el banco de la clase trabajadora; banco que se dirige a través de las representaciones de los diez sectores sociales que forman su autogobierno: la Asamblea de Trabajadores y de Trabajadoras (ATTBP), compuesta por 290 personas provenientes de esos diez sectores (el solidarismo, el cooperativismo, el sindicalismo, el magisterio, el profesional, el comunal y otros).
A su vez, estas 290 personas eligen 4 para la Junta Directiva del BPDC, poniendo el Gobierno 3, para un total de 7, las cuales, por un período de cuatro años dirigen este banco, con los mandatos que emite la indicada asamblea. Es decir, el Gobierno de la República es minoría en el Banco Popular.
El BPDC es un modelo único, muy costarricense, que hace negocio bancario con sentido social, pese a que se le impone el mismo juego de reglas financieras que a los otros bancos que lucran para hacer más plata en el sentido estricto del término. Por ese sentido social, hemos defendido, sin éxito alguno hasta ahora, la tesis de una regulación diferenciada para este banco.
Se avecinan las elecciones internas del BPDC: primero de su asamblea y luego de ésta, de su junta directiva. Sin que estuviera así previsto, este proceso tiene relación con la llegada de un nuevo gobierno, el año entrante. Las fichas de la elección presidencial de febrero del 2010, de un modo u otro, ya empezaron a moverse a lo interno del BPDC.
Nosotros pensamos que el BPDC no puede ser visto como botín electoral. Este banco tiene autonomía por ley, así indicado por la propia Sala Cuarta y refrendado por la propia Contraloría General de la República.
Por eso hemos querido, muy respetuosamente y de manera pública, preguntarle al señor Ministro de la Presidencia, don Rodrigo Arias, ¿para qué quieren meterse en el Banco Popular?; pretendida intromisión que, por cierto, será férreamente resistida.
El BPDC es un banco exitoso, pese a esa esencia tan peculiar que lo hace diferente a los demás bancos. Como tiene tanta plata, pensamos que el Gobierno quiere meterse en él para financiar proyectos que no podría hacer desde la administración central del Estado, ahora que hay un “_hueco fiscal_” gigantesco y que le será heredado al nuevo gobierno que asuma en mayo del 2010.
Pero si eso fuera cierto y si esos proyectos son para el bien común y no para clientelismo electoral, entonces, ¿por qué no discutir con la representación legítima que tiene en estos momentos el BPDC y, a lo mejor, llegar a acuerdos que beneficien a miles de costarricenses que, en condiciones difíciles, necesitan, por ejemplo, abrir microempresas como ya se viene haciendo en el BPDC?…
Nos parece que lo más urgente en estos momentos es que usted, don Rodrigo, reciba a las diferentes representaciones sectoriales que son las voceras legítimas de las personas verdaderamente dueñas del BPDC; y que se expresan a través del actual directorio de la ATTPB. Entendemos que se le ha pedido una audiencia que usted todavía no ha concedido. ¿Hay miedo al diálogo?… No lo creemos.
Usted bien sabe, don Rodrigo, que muchos de los sectores sociales representados en el BPDC, han elaborado propuestas serias, responsables, viables, para estos momentos difíciles. El grupo de las “_Diez medidas para enfrentar la crisis económica con inclusión social y productiva_”, ha formulado importantes planteamientos que usted conoce.
¿No le parece que sería muy productivo e inteligente abrir un diálogo al respecto y poderle demostrar cuán importante es que el BPDC siga autónomo, aunque coordinando con el gobierno aquellos proyectos inspirados en el bien común que sean compartidos por las partes, sin contaminación electoral de por medio?
Este esfuerzo se puede hacer ahora que se avecinan “_cambios en el pensamiento económico_”, como el que se impulsará, por ejemplo, desde la Universidad de Cambrigde, en Inglaterra, ante el estrepitoso fracaso del neoliberalismo. Usted sabe de qué hablamos cuando decimos esto.
Afortunadamente, al BPDC no se lo tragó del todo ese neoliberalismo perverso y de ahí que su autonomía todavía prevalezca. El Banco Popular merece ser defendido por toda la clase trabajadora y sus diferentes componentes organizativos… y por toda la sociedad.