La huelga bananera, fue la primera manifestación de protesta contra una empresa norteamericana, dedicada al cultivo y explotación del banano, en esta sub- región del continente.
La economía mundial, había sufrido el fuerte coletazo de la depresión económica y la fragmentación del distrito financiero “Wall Street “
En Costa Rica, ya para el año 1931, se había fundado el Partido Comunista. Mientras que en el ámbito institucional de la República, el Congreso Nacional, ungió como primer mandatario a don Ricardo Jiménez (en la contienda electoral, ninguno de los partidos había obtenido la mayoría necesaria).
Los trabajadores en el Valle del Atlántico, consideraron que no podían seguir soportando las condiciones , en extremo infrahumanas como lo narra Francisco Gamboa : “los salarios muy bajos, los pagos mensuales en vales o cupones, la explotación de los trabajadores por medio de los comisariatos o bodegones de las empresas, el maltrato físico , las jornadas muy largas, las viviendas de pésimas condiciones, la falta absoluta no solo de hospitales, sino del más insignificante botiquín, a pesar de que a los obreros se les rebajaba la parte de su sueldo para atención médica, y la cizaña sembrada por los jefes de la compañía entre ticos y centroamericanos, y entre blancos y negros, para impedir que se unieran en la lucha, no son sino una pequeña muestra de lo que era aquel infierno “ .
La avaricia y la concentración de riqueza, fue la constante de las empresas transnacionales, que pulularon a lo largo y ancho de la región. Para los trabajadores, hombres y mujeres fue su destino empobrecerse y morir en la miseria, para regalar a la empresa su sudor y su carne.
Carlos Luis Fallas Sibaja, obrero, y dirigente comunista había sido nombrado como Secretario General del Comité de Huelga en una asamblea de trabajadores de todas las fincas en producción.
En nota enviada al Administrador general de la UFCO; H.C Cittenden, le informa: ”…que ningún trabajador a partir de hoy , volverá a su trabajo, mientras no hayan sido aceptadas todas y cada una de las cláusulas del pliego de condiciones, que ya no queremos soportar ni un día más esa vida de esclavos a que nos han sometido los bananeros y en particular la rapaz compañía que usted representa : “ ( firma , 9 de agosto de 1934). A partir de esa fecha los obreros se levantaron en huelga.
El enclave bananero depredador de la riqueza, también expolio a los trabajadores… “ en las inmensas bananeras del Atlántico, en aquel tiempo no existía un solo dispensario, ni se conocían servicios médicos de ninguna clase … el trabajador tenía que comprar de su propia bolsa hasta las ínfimas pastilla de quinina que necesitaba. Vivíamos en pocilgas, no se conocían servicios higiénicos… (Fallas).
Los trabajadores exigieron, entre otros aspectos, salario mínimo de seis colones diarios, jornada de trabajo de seis horas, prohibición del pago por medios de cupones, establecimiento de dispensarios médicos, control de precios en los comisariatos.
La huelga tuvo dos etapas, la primera finalizó el 28 de agosto, la Compañía se niega a reconocer al Comité de Huelga, y el acento de la lucha es puesto en la firma de una base de arreglo que finalmente es alcanzado. La huelga transcurrió relativamente pacífica en esta fase; sin embargo el incumplimiento por parte de la Compañía de los acuerdos a que se había llegado provocó la segunda parte de la huelga. En esta ocasión, la represión brutal por parte de la policía no tardó en hacerse sentir. El l de setiembre el Comité de huelga es detenido por la policía y la huelga llega a su fin (Badilla, l984).
En este mes de agosto, se cumplen 75 años del histórico movimiento. Vivencias que recapitula magistralmente el Calufa, ahora, literato y escritor en su obra “Mamita Yunai.