Con ayuda de las tradicionales ecuaciones diferenciales de Navier Stokes y los cada día más rápidos supercomputadores, se han desarrollado soluciones numéricas a largo plazo que predicen diversos escenarios sobre los grandes cambios que se avecinan en la ecología global. En esta perspectiva resultan de interés las investigaciones de la Universidad de Columbia, donde se establece que bastan 10 años para que el día después de mañana llegue. Bajo la interrupción de la cálida corriente marina del golfo, acaecida súbitamente ya varias veces en la historia geológica del Planeta, quien más sufre es Europa del norte y Canadá, donde el invierno los someterá a condiciones climáticas propias de los bordes del casquete polar ártico.
La controversial África tropical será cálida, pero siempre se caracterizará por un ambiente político que no brinda seguridad. Asia tropical se haya superpoblada, los ambientes naturales degradados por la industria y la presión cada día mayor del hombre, sin mencionar los desastres naturales que atemorizan al europeo como el mega tsunami y los ciclones.
Por ello América Latina tropical es opción firme, pues los cambios ambientales no serán drásticos y el clima siempre benevolente, comparado con el suyo. Es en este contexto donde surge nuestro país como una opción atractiva. Y por ello los responsables de la planificación nacional y el pueblo mismo deben estar preparados para esta nueva migración; que si bien ha iniciado varios años atrás, se incrementará cada día.
La población migrante traerá dinero y tendrá capacidad para adquirir tierras, bienes y servicios, a un precio muy razonable para ellos, pero con serias consecuencias sociales para nos, pues el modelo de desarrollo guanacasteco podría generalizarse, dejando una mayor población sin tierra, empleos de bajo nivel manual, migración a las ciudades y una gran población sin acceso a servicios públicos de calidad; en suma extranjeros en nuestra propia tierra.
Urge una legislación nacional que se adelante al fenómeno y que limite la venta de Costa Rica bajo los parámetros que se realiza. En este ámbito ha resultado dolorosa la venta de playas, donde la paradisíaca Costa Rica lo es ahora solo para el extranjero, donde además de forma desordenada y ante la mirada cómplice de los municipios destruyen los ecosistemas costeros.
No hay mucho tiempo para soluciones de fondo. Requerimos de estadistas y no políticos del momento que solo ven su beneficio personal y la oportunidad de participar en la vida pública para allegar dineros a sus capitales. La Nación requiere trascender los tiempos con verdadera visión del futuro.
* Oceanógrafo