Guatemala, 15 may (PL) Si en aquel momento los pequeños empresarios no pudieron competir con el grupo mexicano, y de un plumazo se perdieron cuatro mil empleos, las consecuencias serán peores cuando haya que enfrentar a las transnacionales estadounidenses.
El TLC hará sentir su impacto avasallador sobre los sectores populares, pero también condenará a muerte a las pequeñas y medianas empresas guatemaltecas, que no soportarán la avalancha de productos norteamericanos.
La industria farmacéutica nacional, a pesar de ser la más fuerte de Centroamérica, también se verá amenazada, toda vez que el pacto beneficiará a los medicamentos de marca y retardará la disponibilidad de productos genéricos, que son mucho más baratos.
“Definitivamente sí afectará el acceso a medicamentos y por ende a la salud, el acceso a los agroquímicos, a insumos agrícolas, la seguridad alimentaria y la competitividad agrícola”, declaró a Prensa Latina el empresario farmacéutico Luis Velásquez.
Pero, quizás, donde el TLC tendrá las peores consecuencias es en el sector informal de la economía.
En Guatemala 800 mil personas sobreviven gracias a la venta callejera de discos, películas, ropa y calzado, los cuales son copias de marcas estadounidenses.
Una de las exigencias de Estados Unidos para la puesta en práctica del TLC es modificar la Ley de Propiedad Intelectual, de manera que se prohíba este tipo de trabajo y aquellos que incumplan la disposición sean condenados hasta con ocho años de cárcel.
En una reciente interpelación en el Parlamento, el ministro de Economía, Marcio Cuevas, estimó en 60 por ciento, es decir cerca de medio millón, la cantidad de trabajadores informales que quedarán sin una fuente de ingresos.
Según Cuevas, el TLC generará el primer año unos 10 mil empleos, lo cual fue considerado irrelevante por la diputada Alba Estela Maldonado al anteponerlo a la cifra de quienes perderán su precario trabajo.
A esto hay que añadir los cesantes en los sectores más dañados por el TLC los cuales según el propio ministro son la agricultura primaria, que comprende granos básicos, legumbres y hortalizas; la producción de lácteos y la carne bovina, de cerdo y de pollo.
Hasta en las tortillas, plato nacional de Guatemala e indispensable en la mesa de cualquier ciudadano, se harán sentir las consecuencias de dicho tratado, ya que las semillas naturales del maíz serán sustituidas con los transgénicos.
El gobierno argumenta que el TLC favorecerá las inversiones y se incrementarán las exportaciones, pero estos beneficios macroeconómicos no tendrán impacto directo en la calidad de vida de la población.
Por eso, más de 30 agrupaciones sindicales, indígenas y populares presentaron ante la Corte de Constitucionalidad un recurso contra el pacto comercial.
Las organizaciones objetan la forma secreta en la cual se negoció y exigen una consulta popular sobre un asunto de interés nacional y que puede implicar daños irreversibles a grandes sectores sociales.
El fallo de esa instancia se dará a conocer dentro de unos 15 días y los abogados querellantes esperan que la Corte emita un dictamen con total apego a la ley.
Con independencia de lo que decidan los magistrados, es bastante probable que el Congreso de la República de luz verde al TLC, en contra de los intereses de la mayoría de la población guatemalteca.
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